Por Pablo Pellegrino
«Hay una voluntad firme de pagar la deuda, el problema es que no hay capacidad para hacerlo. Para poder pagar la deuda, Argentina tiene que crecer, y para poder crecer se tiene que sacar de encima el peso de una deuda que asfixia», dijo este miércoles el ministro de Economía, Martín Guzmán, en su primera visita al Congreso de la Nación, a dos meses de asumir la función.
En su exposición el ministro respondió algunas de las preguntas de los legisladores y prometió enviar información más detallada por escrito. Durante la sesión, que se extendió por más de dos horas, los representantes de Juntos por el Cambio decidieron no hacer comentarios ni preguntas.
Guzmán agradeció en primer lugar el apoyo «casi unánime» que tuvo el proyecto que el Ejecutivo envió al Congreso para la restructuración de la deuda bajo legislación extranjera, y señaló que es precisamente el Parlamento donde se debe discutir la cuestión de la deuda. Asimismo, ante la consulta del diputado por el bloque Consenso Federal, Jorge Sarghini, el ministro sostuvo que por instrucción del presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, se constituirá a partir del comienzo de las sesiones ordinarias (el 1º de marzo) la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Deuda.
«Hoy Argentina vive una profunda crisis económica y social, padece una carga de deuda insostenible que de no resolverse profundizará el descalabro macroeconómico», comenzó Guzmán, que hizo un raconto de los principales indicadores socioeconómicos del país en el que destacó el aumento de la pobreza, la indigencia, la desocupación y la caída de la productividad.
En esa línea, resaltó el «brutal crecimiento de la deuda pública» sin que haya «un crecimiento concomitante de la capacidad productiva del país».
«Esto es la consecuencia de que hubo un esquema económico que en cierto momento generó optimismo en los mercados internacionales pero resultó estar muy lejos de ser exitoso para darle consecuencia a un programa de desarrollo», completó.
En ese optimismo, recordó la promesa de la «lluvia de inversiones» que había hecho el gobierno de Mauricio Macri en el comienzo del nuevo ciclo de endeudamiento, y señaló: «Se tomó deuda, ingresó capital de portafolio, pero lo que nunca entró fue la inversión productiva. Así que hoy el país se encuentra sin más producción, sin capacidad de producción de divisa para enfrentar la deuda y con mucha más deuda».
«La propuesta y el enfoque de la reestructuración no son ni amigables ni agresivos: el enfoque es sostenible», manifestó Guzmán sobre la negociación.
En este aspecto, central en su exposición, señaló la responsabilidad tanto del Estado argentino como del Fondo Monetario Internacional y los bonistas en la actual crisis de la deuda. «El FMI realizó un préstamo, el más grande en su historia, que no se utilizó en absoluto para aumentar la capacidad productiva del país; por el contrario, se usó para pagar deuda y facilitar la salida de capitales internacionales», dijo sobre el organismo internacional, y expresó que los recientes cambios en la conducción del Fondo son «en cierta medida, refrescantes».
«El programa anterior no cumplió los objetivos, no fue un proyecto que ayudara a estabilizar, pero interesante es que sí se cumplieron las premisas: hizo austeridad fiscal y contracción monetaria en un contexto de recesión bajo el cual se recuperaría la confianza. Eso no pasó, pasó exactamente lo contrario: se socavó la confianza», sostuvo sobre el acuerdo firmado con el FMI por la Administración Macri.
En ese sentido, enfatizó: «Hay una premisa que tiene que quedar bien clara: no hay peor opción que la austeridad fiscal en una recesión. Cualquier otra alternativa es menos mala».
«Hay tenedores de deuda pública que están jugando de forma cooperativa entendiendo que es necesario una resolución sostenible, pero hay gente que está jugando otro juego. Es un proceso que hay que encaminar. Todos vamos a tener que definir de qué lado estamos; nosotros ya lo tenemos muy definido: estamos del lado de la gente», afirmó Guzmán, y concluyó con un pedido para «dar vuelta la página y generar las condiciones para que haya un Nunca Más a los ciclos de endeudamiento».