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VENCEJOS | El verso que se esconde, el barrio iluminado

Por Ramiro García Morete

“Siempre pateando al costado el dolor y desafiando al de arriba” (Siembra el ocaso).  Maxi dirá sobre sus canciones y esa en particular: “Tratar de encontrar una resolución a las cosas que te pasan”. Como cuando Juli ponía el pedal sobre una pared (más bien una división) de madera y la golpeaba como bombo, mientras él improvisaba con una criolla desafinada algún tema de Sumo. Casi con la misma inocencia que a los ocho, cuando su padre se iba al trabajo y ponía en el Kenwood un cd de Toto para agarrar la escoba e imaginar que era una guitarra.

La criolla no llegaría hasta una navidad con ya casi quince años, poco antes de que primo Agustín  le prestara la stratocaster. La misma que sigue hasta hoy, igual que su sociedad con Juli. Si desde el primer día en el Albert Thomas hubo chispa. “Eramos dos malditos”, recordará Maximiliano Marino (voz) sobre Julián Virgilio (batería). Uno de Berisso y el Lobo, otro San Carlos y del León, comenzaron mostrándose los dientes y terminaron amigos, párando diariamente en los su amigo Simón. Por esto concluido el secundario y haciendo la segunda en la banda de covers a su primo, lo llamaron y después de unas primeras reticencias, no hubo dudas de que sería el baterista.

Tras algunos cambios en la formación darían con el momento exacto para empezar a trabajar en su primer disco.  Guitarras estridentes, riffs ideales para corear, baterías saturadas con platos brillantes y vocales desgarradas (“el recuerdo quiebra tanto mi voz)  para inyectar potencia a canciones esencialmente melódicas.  Y sentidas, con el tiempo como tema y la calle como perspectiva: “No me importa lo que digan de los pibes y mi esquina/acá va a morir mi andar/no me importe lo que miren, vos sabés lo que transmite, sangre en barro y el barrio va”.  “Pieles y resto” es el disco de una banda que prepara nuevo material y que sin negar cierto linaje ricotero y de bandas locales, busca su propio vuelo: Vencejos.

El disco arrancó en su preproducción el 2017 y no recurrieron a ningún productor: “En ese momento de la banda estábamos buscando el sonido que finalmente encontramos – introduce Marino-. Había sufrido algunas alteraciones la formación y dimos con lo que buscábamos desde el principio.  Fuimos trabajando la cuestión  técnica del sonido y a la hora de grabar contamos ayuda de amigos otras bandas aportando instrumentos. Gente de la Smith, de  Sueño de Pescado”. Con las violas de Momo Sampler de referencia y riffs presentes, la banda sin embargo se reconoce cancionera: “Son canciones a las cuales ser las rockeó. Temas que arrancaron con criolla y acústica”.

Respecto a las líricas, el cantante dice que “son más que nada vivencias o preguntas que uno hace y tratar de encontrar respuesta. Tratar de encontrarle una resolución a las cosas que te pasan”.

Si bien sus temas son ideales para agitar, asegura que no tienen “presente como va reaccionar el resto, sino como nos sale nosotros. Por ahí por ser público de bandas, sin querer queriendo nos sale que sea coreable un riff o un estribo. Pero no tenemos muy presente si va a gustar o no”.

Mientras trata de cerrar algunas fechas, la banda pretende producir canciones  y sacar un par de singles. La formación actual incluye a Mario Zorrozua (bajo) e Isidro Villanueva (guitarra) .“Al cambiar de integrantes cambias sin querer un poco el estilo por su manera de tocar. Pero no se diferencia mucho de lo que fue. Por ahí está más dinámica, más cuestión de polentas”.

Respecto al lugar actual del rock, postergado un poco por sonidos urbanos, reflexiona. “Veo un montón de artistas nuevos que revolucionaron  y hacen cosas que dentro del ámbito rockeros se dejaron de ver. Vinieron a patear el tablero y se terminaron pegando. Como Wos, que es un artista de la puta madre, es una cosa de locas”. Y agrega: “Si el rock se está cayendo es porque los mismo rockeros no le estamos dando una mano. Lo importante es adaptarse. Sin ir más lejos, Rage Against The Machin era una banda donde se rapeaba sobre una base rockera.Hay que escuchar y deja ser a la gente. Lo importante es que se le dé espacio a al bandas de abajo”.