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OEA: la traición se reelige

El uruguayo Luis Almagro fue reelegido como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) para el periodo 2020-2025. En la votación, realizada ayer, obtuvo veintitrés votos; la ex canciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa obtuvo diez.

Almagro fue parte del Frente Amplio de Uruguay y desempeñó varios cargos políticos durante los gobiernos de Tabaré Vázquez y José «Pepe» Mujica. Entre 2010 y 2015 fue canciller. En 2015 fue elegido secretario general de la OEA. En cuanto asumió la conducción de ese organismo, dio un giro de 180 grados y se alineó por completo con los intereses de Estados Unidos. Dilapidó la poca credibilidad que le quedaba a la OEA y la volvió a transformar en un «Ministerio de Colonias de Estados Unidos» (como en algún momento definió al organismo el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro).

En ese marco, se dedicó a atacar a Cuba, Nicaragua, Venezuela y a todos los gobiernos progresistas de la región, fomentó y avaló el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia y en reiteradas ocasiones impulsó el intento de intervención militar contra Venezuela.

En 2016, mediante una carta pública, el ex presidente uruguayo Mujica afirmó: «Luis, sabés que siempre te apoyé y promoví. Sabés que tácitamente respaldé tu candidatura para la OEA. Lamento que los hechos reiteradamente me demuestren que estaba equivocado […] Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido».

A fines de 2018, en una votación unánime, el Frente Amplio decidió expulsarlo de sus filas.

La reelección de Almagro como secretario general de la OEA profundiza el camino de decadencia de ese organismo. Tras la votación, la embajadora de México en la OEA, Luz Elena Baños, señaló: «Inicia usted, señor secretario, un segundo periodo no solo con la falta de apoyo, sino con el rechazo de un grupo importante de Estados. Su elección es una patética expresión de lo que cualquiera observaría como malas prácticas. Expresa la profundización de las diferencias y de las fracturas en el hemisferio. Es muestra del triunfo de la conducción parcial de la OEA. De un secretario general que actúa como otro Estado miembro y no como un facilitador. Un secretario general que ‘no cree en la reelección’ e hizo todo lo posible por reelegirse usando nuestros recursos para lograrlo», concluyó: «Es muy lamentable su reelección, señor secretario general».

En la misma línea, en diálogo con Contexto, el embajador argentino en la OEA, Carlos Raimundi, remarcó: «La reelección de Almagro representa la continuidad de sesgo político predominante en la región, que prioriza los intereses más conservadores por sobre los derechos y el clamor de los pueblos de la región por mayor justicia y mayor igualdad».

«No me sorprende el margen amplio a favor de Almagro, teniendo en cuenta que la región está gobernada por presidentes como Bolsonaro, Piñera, Duque, Lenín Moreno y el gobierno de facto de Bolivia. Todos obedientes a las decisiones del presidente más poderoso, que es Donald Trump. Una región con estas expresiones gubernamentales difícilmente podía inclinarse por un cambio de actitud de la OEA», sostuvo.

Raimundi aseguró que «a esto hay que sumarle que los países del Caribe, que en otro momento actuaban de manera más monolítica, en especial cuando era mayor la incidencia de las inversiones de Venezuela con Petrocaribe, ahora se mostraron como un bloque menos compacto».

«Lamentablemente, este mapa político impidió forjar una candidatura lo suficientemente fuerte como para oponerse a una figura tan sesgada como es Almagro», concluyó.