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Sr. Tomate: “La banda es nuestra escuela de rock para grandes”

Como un púber que fue acomodando sus rasgos y morigerando el acné, Sr. Tomate fue creciendo, conflictuado, eufórico y depresivo, a través de dos EP’s –La fruta desquiciada (2004), Júbilo y sorpresa (2005)-, un split con Shaman y Los Hombres en Llamas y Prietto viaja al cosmos con Mariano –Elesplit (2010)- y dos álbumes –Ritmo de vida (2008) y Allá en la Tierra (2012)- que definieron su identidad. Folk psicótico, canciones liberadoras, estribillos esperanzadores y tristezas exorcizadas fueron convocando a un numeroso público propio, algo de lo que pocas bandas locales pueden jactarse.

Después de un silencio prolongado, durante el cual la banda tocó espaciadamente y posibilitó el desarrollo de Shaman y Los Pilares de la Creación –proyecto que incumbe a tres de sus integrantes-, las nuevas canciones fueron emergiendo en ensayos y quedaron plasmadas en demos registrados por Joaquín Castillo, de Güacho, en su estudio de Tolosa. Con esa materia prima, Natalia «Poli» Politano (voz y guitarra acústica), Shaman Herrera (guitarra y coros), Edu Morote (batería y percusión), Piter Milenaar (armónica y coros), Ale Bértora (trompeta, teclados y coros) y Hernán Montaño (bajo) grabaron en los estudios ION junto a Pablo Barros, que también mezcló el disco. La masterización estuvo a cargo de Drew Cappotto, que trabajó con Barros en Días nuestros, de Los Reyes del Falsete, y que prestó servicios a los Beastie Boys, Red Hot Chili Peppers y Metallica, entre otros. El disco, que Sr. Tomate edita junto a Concepto Cero, será presentado el próximo 14 de agosto en Lucamba.

«Nosotros la zafamos tocando en el under del under», dice Shaman Herrera

¿Qué momento de la banda refleja Augurio?

Shaman: Sr. Tomate es una banda que está en constante evolución. Es nuestra escuela de rock para grandes. En estos 12 años hemos ido registrando esas mutaciones. Augurio nos muestra más consolidados en algunos aspectos que ya se insinuaban en Allá en la Tierra, pero también presenta pequeños detalles que lo diferencian de todo lo anterior. Es un disco poderoso.

Hernán: La banda está en un momento de cierta introspección musical. Hay una composición más madura, más elaborada en los ensayos, donde todos aportamos nuestra particularidad. Muestra que hemos escuchado música diversa; y si bien los temas nuevos conservan la identidad Tomate, tienen otro clima, un poco más oscuro.

Campanas, el primer adelanto del disco, mostró un cariz climático, espacial, que si bien eran elementos que ya existían en Sr. Tomate parecen tomar más protagonismo ¿La búsqueda va en esa dirección? 

Ale: No somos de definir demasiado lo que vamos a hacer. Podría pasar cualquier cosa en el futuro. De todos modos, en este disco se nota la inclusión de sonidos de tipo pads, un trabajo más acabado de las guitarras eléctricas y el bajo. Diría que, de a poco, vamos encontrando mejor los roles.

Las letras de Sr. Tomate siempre fueron a corazón abierto. ¿Cómo trabajan esa visceralidad desde el sonido y la orquestación de las canciones?

Poli: Cuando escribo algo lo hago desde mi lado más solitario, como un pedido de atención hacia los demás. Luego le voy buscando la forma de canción o poesía, acompañando esas palabras con melodías. La música hace que esas frases tomen un envión más creativo y fabuloso que la queja en sí. Me gusta usar palabras musicalizadas para darle forma a sensaciones y pensamientos no tan agradables.

Ése es uno de los fuertes de las primeras canciones de Sr. Tomate y una de las razones por las que sus shows son tan intensos, desde lo musical y desde lo emocional. ¿Les resultó difícil llevar esas sensaciones al estudio? ¿Cómo evalúan sus discos anteriores? 

Ale: No nos costó porque respetamos lo que veníamos trabajando en el ensayo. No hubo mucho manoseo de los temas, aunque lo que sumó Pablo Barros fue absolutamente genial, fino y respetuoso. Los discos son la cristalización de un momento, no creo que sea bueno hablar de defectos. En todo caso hay épocas de mayor frescura e investigación y otras que demuestran cierta experiencia. El desafío siempre es mantener todas esas cosas. Por suerte no nos achanchamos y seguimos haciendo música joven, o sea rock. Música libre, llena de esperanza. Obviamente para uno lo mejor es lo que está haciendo ahora, si no componer y grabar sería un ejercicio vacío.

Poli: Tenemos presente que tocar en vivo y grabar un disco son dos cosas diferentes. Grabar las canciones que se fueron componiendo y pensando hace que tomen una forma especial, que quedará por siempre. Y cuando hacemos esa canción en vivo no me parece que deba ser el fiel reflejo de la grabación, sino que es un momento único e irrepetible, que formará parte del clima de ese instante, con las personas que estemos compartiendo ese viaje.

Pasaron más de diez años desde que Sr. Tomate, junto a otras bandas, emergió dentro de una escena con un caudal artístico muy grande. ¿Cómo ven aquello desde ahora?

Shaman: Lo vemos hermoso. Aquello y esto. El camino recorrido y lo que viene. El post Cromañón fue el auge de las bandas pagando para tocar. Nosotros la zafamos tocando en el under del under: la Galería del Champiñón, fiestas de cumpleaños y en la ducha. Todo sigue más o menos igual, los que cambiamos somos nosotros: somos diez años más viejos, más sabios, pero aún ignotos con mucho más por hacer.

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