Por Observatorio de Jóvenes, Comunicación y Medios*
Desde el momento en que se dio a conocer la noticia de su nombramiento, todo el arco mediático opositor salió a cuestionar la capacidad de la economista Delfina Rossi para conducir el Banco Nación. Los distintos tonos del destemplado reclamo adultocéntrico en épocas en que la juventud no deja de ponerse en marcha.
“Tiene 26 años y la nombraron directora del Banco Nación”, “el Boletín Oficial reprodujo ayer el decreto con su designación y de inmediato estalló una polémica”, “el sueldo de la hija del ministro Agustín Rossi sería de al menos 70 mil pesos mensuales”. La Nación, Clarín y Perfil, entre otros medios, criticaron la designación de Delfina Rossi como integrante del Directorio del Banco Nación, haciendo hincapié en que a su edad no estaría preparada para la tarea a la cual fue convocada, e insinuando que su parentesco con un ministro estaría justificando su elección en lugar de la experiencia.
Nuestra jungla mediática opositora tiene una renombrada capacidad para inventar con transparente performatividad esta clase de polémicas y rumores. Las bases de esas operaciones suelen ser los prejuicios y las desinformaciones sedimentadas en los castillos sobre el aire que constituyen la abrumadora mayoría de sus productos. En este caso, el desprestigio, la invisibilización de su militancia y su historial académico, la desvalorización de su capacidad y experiencia, dan cuenta del accionar de las usinas mediáticas que ven en la juventud el principal enemigo de los viejos sistemas políticos y económicos.
el desprestigio, la invisibilización de su militancia y su historial académico, la desvalorización de su capacidad y experiencia, dan cuenta del accionar de las usinas mediáticas que ven en la juventud el principal enemigo de los viejos sistemas políticos y económicos.
“Llegué al Banco por mi trayectoria académica y profesional”, señaló la funcionaria, remarcando que “algunos miraron más los datos de mi DNI que mis antecedentes”. Lejos de tomar el asunto como un problema personal, Delfina comentó que este ataque obedece a la “estigmatización constante que se hace contra la juventud, la discriminación sobre las mujeres y el afán de algunos medios por cuestionar cualquier decisión o medida de nuestro gobierno”.
La juventud y el éxito: no es oro todo lo que brilla
En contraposición con esta mirada que carga de sospechas la condición juvenil, para esos mismos actores mediáticos hay otros sujetos a los cuales integrar dicho grupo no les resta mérito, e inclusive les suma. Son esos casos en que se describen unas subjetividades como inocentes, precoces, desinteresadas. Desde que existen las juventudes en Argentina, la derecha mediática ha propuesto sus jóvenes exitosos: lo podemos ver, por ejemplo, en Bárbara Bonelli, que para Clarín es una “vecina del barrio de Caballito” a quien “la desvelan los temas sociales”, a Marcos Peña, definido por La Nación en 2011 como “un joven con canas, estrella en ascenso del firmamento Pro”.
La forma tendenciosa con que informaron la mayoría de los medios hegemónicos también esconde que Delfina formará parte del Directorio como una integrante más del cuerpo.
La forma tendenciosa con que informaron la mayoría de los medios hegemónicos también esconde que Delfina formará parte del Directorio como una integrante más del cuerpo que conforman el presidente, dos vicepresidentes, cuatro directoras (ella será la quinta), entre otros integrantes. Según ella mismo explicó en una entrevista con Víctor Hugo Morales, “yo soy una más de un equipo que cuenta con la formación técnica y la experiencia de los funcionarios que día a día trabajan en el Banco Nación”. Proponiendo una mirada menos individualista sobre su nombramiento que la esgrimida por los medios, señaló que “hay un trabajo colectivo en el que yo vengo a aportar una mirada y una experiencia propia, a intentar que las cosas funcionen y que las políticas del gobierno nacional lleguen a todos los puntos de nuestro país”.
El futuro llegó hace rato
Las destacadas políticas de juventud que ha impulsado el kirchnerismo en los últimos años tornan anacrónicas esas posturas adultocéntricas, que han llegado incluso a proponer que se revoque la designación. Durante estos últimos doce años, las políticas de juventud claramente consideraron a sus destinatarios como sujetos de derechos, pero la propuesta no fue solamente otorgar derechos, sino que ellos y ellas fueron convocados a construir la patria bajo banderas de transformación y justicia social. Ya en 2005, el ex presidente Néstor Kirchner decía que su gestión pretendía garantizar a los y las jóvenes “el espacio que les corresponde dentro de la sociedad, participando activamente en la construcción institucional del país”.
En el mismo sentido, creemos que al advertir que “cuando la juventud se pone en marcha, el cambio es inevitable”, Cristina no habla de cualquier tipo de cambio. Por el contrario, claramente lo que ha hecho el proceso político kirchnerista es proponer un horizonte de expectativas y de sentido posible y deseable para la militancia juvenil. Que se opone, en la mayoría de sus puntos, al modelo de joven exitoso que proponen los discursos mediáticos conservadores. Si para la derecha y el liberalismo vernáculo el joven exitoso fue y es aquel que encuentra su éxito en el mercado, que se distingue por su integridad, que es niño prodigio, casi ángel, que paradójicamente no se parece en nada a ese lóbrego mundo que ellos identifican con la política, el kirchnerismo ha convocado a las juventudes desde una consigna indudablemente política: la Patria es el Otro.
Si para la derecha y el liberalismo vernáculo el joven exitoso fue y es aquel que encuentra su éxito en el mercado, el kirchnerismo ha convocado a las juventudes desde una consigna indudablemente política: la Patria es el Otro.
Esta proclama, profunda y densa en el mejor de los sentidos, supone en palabras del director de Juventud de la Nación, Joaquín Cortés, generar condiciones para que los jóvenes “aporten a procesos solidarios en su propio territorio, abonando a un cambio cultural […] hace poco el subsecretario (de Juventud, Facundo Tignanelli) decía ‘yo no resistí en los noventa’, si la política no era mi camino, si yo iba a ver a Callejeros, a los Redondos, no iba a ver a un político. Me tatuaba ‘si no hay amor que no haya nada’, y no ‘el amor es nuestro’, que es una frase de Cristina, no ‘la Patria es el Otro’. Hoy todo eso se transformó y nosotros tenemos que profundizar en el cambio cultural y trabajamos en él”. Para muchos como ellos, es claro que la juventud llegó hace rato, y que con ella el futuro se pone en marcha todos los días desde la militancia. Mientras tanto, quienes no pueden o no quieren verlo, nuestros viejos medios vinagre, seguirán desgañitándose en sus cada vez más abandonados castillos etéreos.
* Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP