Por Ramiro García Morete
La investigadora y docente Josefina Cingolani edita “Trayectoria, itinerarios y disputas en el rock”, un estudio sobre la “construcción juvenil de la cultura” en nuestra ciudad.
Antes de que la marcara- como a un par de generación- esa irreparable herida que fue Cromagnon, Josefina Cingolani ya tenía una férrea relación con la música. No solo por esa guitarra que solo aprendió a tocar como hobby o por su afinidad a bandas como Callejeros, Don Lunfardo o Guasones. También por la colección de rock nacional de “Revista Noticias” que sonaba en su casa o alguna de las casas, pero siempre en el sur de la ciudad. Lo mismo, la referencia de su hermana mayor estudiando en Bellas Artes o la costumbre de subir al auto del padre con el dial clavado en FM Universidad 107.5. Es decir que antes de ingresar a Sociología con la imagen del recinto rockero de Once latiendo en su mente para luego acabar haciendo una tesis al respecto, había un recorrido. O itinerario, en sus términos. Una trayectoria vital pero también geográfica configurando su propia percepción de la ciudad y de la identidad. “En su obra La imagen de la ciudad, Lynch (2008) afirma que todos los habitantes de una ciudad tienen una imagen mental sobre la misma”, citará en esta investigación que tomó casi cinco años y numerosas entrevistas. En ella no solo se interpelará el impacto real que tienen esas trayectorias y cartografías personales a la hora de constituir una identidad artística individual sino como se constituye una identidad local. O mucho más: ¿existe una idea exacta de lo que es el rock platense? O el “escudo del rock platense”, como lo llamarán. En ese proceso entonces se advertirán los elementos más interesantes y transversales a otros campos y geografías, pero siempre presentes: cuestiones de clase, de pertenencia, de legitimación. Con mayor profundidad y adaptando lo que sería la tesis a un recorte en clave de divulgación, la becaria del CONICET y docente en la Facultad de Trabajo Social (UNLP) edita “Trayectoria, itinerarios y disputas en el rock”. El libro se puede conseguir en Librería La Campana (7 e/58 y 59) o entrando en la página Grupo Editor Universitario para comprar la versión física o digital
“Este libro es una parte de lo que fue mi tesis de doctorado en Ciencias Sociales en donde realicé un trabajo de campo entre 2013 y 2018 tratando de analizar la configuración de circuito de rock de La Plata- introduce Cingolani-. Luego Me propusieron hacer un recorte para el libro. Así que trate de elegir dos de las cuestiones que más me interesaban para reescribirla en un lenguaje de divulgación. Por un lado cómo se producen juventudes situadas y en vinculo a las prácticas artistas, particularmente el rock. Por otro lado una línea que tiene que ver con la producción cultural. Como las prácticas artísticas contribuyen a producir la ciudad desde el sentido y su imaginario a la cuestión material, así mismo cómo los itinerarios contribuyen a condicionar esa ciudad y habilitan reconfiguraciones en sus biografías”.
Durante años Cingolani entrevistó a distintos actores y actrices del rock local (cuyas identidades están modificadas para que el centro no se enfoque en polémica inocuas), acompañando también su vida cotidiana y seleccionando aquellos casos más representativos. “Cada una está vinculada a algo en particular que me interesaba mostrar. Algunas tienen que ver con el mundo universitario y la amistad, el padrinazgo, la prensa o cómo intervienen los distintos capitales, ya sean económicos o de tiempo a la hora de poder desarrollar una banda”.
Suele hablarse de la ciudad de La Plata como un campo muy fértil para la producción cultural y con una gran autonomía que a veces roza la endogamia: “Cuando arranqué la investigación quería ver cuán real era ese imaginario. Y realmente fue así. Hay una circularidad de saberes y una superposición (por ejemplo, que la misma persona te enseñe guitarra tiene un conocido en la radio o es periodista) que te va llevando por trayectos específicos”. Pero a la vez “yo quería discutir una idea el rock platense muy anclada en el casco urbano. Como que es un rock universitario, clase media profesional. Y ahí me permitió discutir que si bien gran parte de la actividad lo es, también existen experiencias urbanas por fuera del cuadrado. También incluye esos actores que mantienen toda esa experiencia y que también tiene contactos con otros afueras”.
Casi como una antinomia tácita o no tanto, el rock post Cromañón parece haber acuñado ciertos enfrentamientos y rencores gestando dos grandes grupos cuyos nombres llevan inmensas comillas: rock indie y rock barrial. “Me hice de todos esos discursos para ver de qué se trataba. Hay algo interesante con cómo se van activando distintas disputas, que tienen que ver con debates históricos. Atrás de estos enojos o esta cuestión, una que tiene que ver con la escala de convocatoria en torno a los públicos. Y también estaban los que hablaban de llevar “el escudo del rock platenses”. Es loco escuchar músicos hablando en esos términos. Yo intenté tratar de comprender y de interpretar. Para algunos se trataba de llenar un estadio, yo estoy acá desde los ´90 y estos son unos oportunistas que me vienen a barrer”. La referencia es las bandas que ante las fortuitas consecuencias post Cromañón ocuparon un lugar y capturaron público y sobre todo prensa con una estética distinta. “Es súper interesante como para algunas personas puede ser chiquito pero tiene que ver con una legitimación. El rock nacional tiene una disputa con el reconocimiento la esfera estatal y la prensa. En la plata hay diferencias…Acá aparecer en “De Garage” ( NdR: diario gratuito especializado de gran cobertura durante años) , ser escuchado o pasado en radio universidad, poder acceder a tocar en Pura Vida, es algo común para algunos pero para otros aparece como un logro. Tiene que ver con otra cosa, donde la prensa tiene mucho peso desde la facultad hasta radio y es un recurso muy valioso para poder ingresar a lugares y determinados públicos. Y arman explicaciones”.
Respecto al indie, Cingolani expresa: “En un momento determinado había un vacío, estaba este post Cromañón. Era la novedad y hacia anclaje con otros momentos del rock. Pero en general esas bandas no es que se hacen cargo o desconocen esas preferencias. Pero hilando más fino, cada tanto salta un: “Son medio cabeza, ¿por qué les darían una nota?”. Más allá de estas rencillas lo que más llamó la atención a Cingolani es como posteriormente a Cromañón “En La Plata quedó una escena teñida por mucho dolor y una escena musical bastante desorientada.. Bandas que decidieron guardarse porque se llamaron a la reconversión. Ahí aparecen bandas que convocaban a otro tipo de recitales, bandas más pequeñas que pudieron acomodarse a nuevas reglas, otro tipo de prácticas de sus públicos, conciertos en casas culturales, etc. Pero para ciertas bandas no solo empezó una gran estigmatización sino que se le dificultó el acceso a lugares grandes donde solían tocar. Hubo una fuerte estigmatización de determinada música, determinadas práctica. Si escuchas eso, prendes bengalas, no pensás lo que hacés”.
El dato del período abordado no es menor ante los cambios que la sociedad y la cultura musical tuvo en los últimos años. Por un lado el libro oficia de retrato de época y por otro puede que algunas cuestiones hayan sido postergadas por otras discusiones: “Es totalmente valido y comparto la sensación. El circuito es dinámico y se reconfigura constantemente. Yo me estaba yendo del campo de estudio cuando la cosa empieza a cambiar. Un debate con el trap, con otros géneros y desde el 2017 aparece el conflicto con la violencia de género y discusiones de género al interior del mundo del rock. Pero hay algunos debates que son transversales al tiempo. Leía notas sobre “Rompan todo”, y veía cómo se vuelve a activar un debate sobre los orígenes del rock. Eso del escudo del rock platense lo leí mucho en gente que escribe cosas sobre el documental… William habla de la selectividad de la tradición. Qué elegimos mostrar, qué elegimos contar. El modo en que se cuenta la historia activa disputas en cuanto a la clase y el tiempo. Vuelve a aparecer en torno al rock y al trap. Trasladados a otros géneros hay debates que están latentes”.