En medio del debate nacional por el retorno a clases presenciales en los colegios, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se muestra decidido a concretar su esquema de retorno a las aulas, incluso a pesar de las críticas de los gremios docentes por el apresuramiento y la falta de planificación. La intervención del juez Roberto Gallardo, al presentar un amparo para exigir información, y la recusación en su contra impulsada por el gobierno porteño aumentó aún más la polémica sobre el plan del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Frente a ese escenario, desde el Frente de Todos reanudan los pedidos de diálogo al macrismo para lograr una planificación conjunta con los docentes para el regreso a clases presenciales, y así evitar que el conflicto se amplíe.
«Estamos a favor y creemos en la necesidad del retorno presencial a las clases, pero no puede darse de cualquier manera, tiene que haber una presencialidad cuidada. El gobierno de Larreta es el que tiene que garantizar esas condiciones. Esto se vincula no solo con elementos de sanidad y prevención y protocolos, sino también con infraestructura escolar, la cantidad de elementos de sanidad y cantidad de cargos docentes», fueron las palabras de la diputada nacional del Frente de Todos por CABA, Paula Penacca, quien compartió una conferencia de prensa junto al legislador porteño Leandro Santoro.
Ambos referentes se pronunciaron sobre las principales preocupaciones que gravitan en la órbita porteña, donde señalan no solo la falta de un plan integral para garantizar un retorno a las aulas seguro, sino también la intención de la gestión del PRO de polarizar con los gremios docentes a nivel público.
«El gobierno de Larreta busca establecer una línea divisoria entre padres y docentes para ubicar como enemigo a los gremios. Es momento de convocar al diálogo, y quienes representan a los docentes son sus delegados gremiales. Se necesita actitud de respeto y diálogo. Creo que es momento de poner de lado la actitud de confrontación electoral y especulación política», dijo Santoro.
«Entendemos que el gobierno enfrenta una presión social muy fuerte. Las familias sufren mucho estrés y esfuerzo sobrehumano, tanto de los chicos como de los docentes también, quienes sienten que no se les reconoce su trabajo. Por eso se necesita diálogo. Pero de manera participativa, de abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo. Hay que ser prácticos para resolver un problema, para eso hay que tener mucho diálogo y comprensión», agregó el legislador.
Al ser consultada por el mentado protocolo del gobierno de CABA para la puesta en marcha de las clases presenciales, Penacca señaló que era apenas un «borrador» que dejaba más «incertidumbres que certezas» a la comunidad. «Es muy pobre y hay muchas faltas de certeza. No todos los edificios permiten el distanciamiento de metro y medio que se necesita. Hay cuestionamientos sobre que los docentes compartan una misma burbuja. Hay planteos vinculados al aumento de cargos docentes o al ingreso de las escuelas sobre los que tampoco hay demasiadas explicaciones», dijo la diputada.
Otro de los puntos señalados por Penacca fue la reticencia demostrada por la gestión de Larreta hacia el ámbito de la educación pública, en especial tras las diversas expresiones públicas manifestadas por la titular de Educación porteña, Soledad Acuña.
«Buscan desprestigiar la educación pública en la ciudad de Buenos Aires. Lo hicieron en la discusión de la ‘secundaria del futuro’, lo hicieron luego con los padres y madres de esos pibes. Lo hicieron con los terciarios. En todas esas discusiones encontraban un enemigo, casualmente de la comunidad educativa del sistema público. Hay un objetivo de vaciar la educación pública», expresó Penacca.
«Lo que hace el Gobierno de la Ciudad es sobreactuar una posición de dureza para hablarle a su electorado. Polarizan para caricaturizar a los gremios. El gobierno se va a tener que sentar a consensuar tarde o temprano con los docentes y quienes trabajan a diario. Finalmente, se va a tener que dar así. Hay que ahorrar angustia a las familias. Se está generado un estrés innecesario a las familias de CABA», agregó Santoro.