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Pablo Gentili: “Tenemos que construir poder desde abajo”

Contexto tuvo una extensa charla con Pablo Gentili, secretario de Cooperación Educativa y Acciones Prioritarias de Argentina, ex secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), con un extenso y reconocido recorrido académico.

El reconocido intelectual habló sobre el lawfare en Brasil, la libertad de Lula, el golpe en Bolivia y la detención de los golpistas, el rol de los medios hegemónicos, la necesidad de profundizar la democracia y la importancia de que los procesos populares no abandonen el trabajo en el territorio.

A continuación el link con la entrevista completa y algunas de las fases más destacadas de la charla con Pablo Gentili:

La Justica y los golpes

“Por supuesto que necesitamos una Justicia fuerte para defender la democracia y precisamos una Justicia fuerte para evitar que se sigan produciendo atropellos a la democracia o golpes de Estado como el que hemos vivido, no solo hace unas décadas atrás en toda la región sino, también, en los casos de Bolivia y de Brasil”.

“Por ello es absolutamente necesaria la condena a la ex presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, porque promovió un acto de destitución de la soberanía popular en Bolivia mediante un golpe de Estado”.

Lawfare

“En determinado momento la derecha observó que este enorme poder (el poder Judicial), que tiene un gran prestigio y un gran reconocimiento, puede ser utilizado como una herramienta para la persecución política. Esto es lo que se inicia con el denominado ‘Lawfare’, que es una operación muy compleja, un proceso muy complejo mediante el cual la derecha, las oligarquías, las élites de nuestros países se apoderan del poder Judicial, porque comienzan a percibir que es mucho más eficaz intervenir en el juego democrático mediante la judicialización de la política”.

Los progresismos “han sido los movimientos del orden”

“La derecha, en todo el mundo, se ha vuelto mucho más autoritaria. Hoy tiene ribetes neofascistas, xenófobos, racistas, machistas, violentos. En este sentido, la derecha no tiene ningún problema en arrasar con las instituciones. La derecha tiene un enorme poder destituyente de la democracia”.

“Aunque siempre nos condenen –porque ellos tienen el poder de la palabra a través de los grandes medios de comunicación– , los progresismos, en América Latina, siempre han sido los movimientos del orden, los movimientos de la institucionalidad, de la modernización democrática de los estados”.

“Aun cuando tenemos muchísimas cosas por mejorar, el camino que el progresismo tiene que defender es el de la institucionalidad democrática. La principal amenaza a la institucionalidad democrática son los partidos de derecha, son las organizaciones del gran poder económico y, lamentablemente, también muchos de los grandes medios de comunicación que funcionan como verdaderos partidos, que se organizan de forma absolutamente poderosa para destituir a la democracia del poder que la sustenta, que es la soberanía popular”.

“Cualquier persona medianamente honesta que se ponga a analizar y a estudiar lo que ha ocurrido en Argentina, lo que ha ocurrido en Bolivia, lo que ha ocurrido en Ecuador o lo que ha ocurrido en Brasil, puede perfectamente reconocer que, con todos los límites y todos los problemas que pueden haber existido, el progresismo ha sido en nuestros países el movimiento del orden democrático”.

Los medios y la democracia

“El problema del progresismo, de la izquierda, de los movimientos populares en América Latina no es, solamente, que no tienen grandes medios de comunicación, porque, además, nunca podrían tenerlos. Soñar que un día la Rede Globo va a defender la democracia cuando al segundo día de uno de los golpes más largos de América Latina, en 1964, la Rede Globo de televisión decía ‘Vuelve la democracia’ y se iniciaba un golpe de décadas en Brasil que acabó con la democracia, es aspirar a, también, que un día la concentración de la riqueza genere poder popular. No, la concentración de riqueza es lo contrario al poder popular, como la concentración de la información y del conocimiento es lo contrario a la democracia”.

“El problema es cómo instalar los relatos, cómo contar la historia. El progresismo no puede perder de vista un elemento central, que es la única garantía que tiene para sobrevivir, que es la territorialidad, el estar cerca de la gente”.

“Tenemos que aspirar a tener buenos y mejores medios de comunicación de los que tenemos. Tenemos que aspirar a que la comunicación se democratice y tenemos que tener leyes para que esto ocurra, para que la mentira no se imponga como una norma que está asociada al poder económico para decir lo que se quiera contra los dirigentes políticos democráticos. Lo tenemos que seguir haciendo. No niego eso. Pero, cuidado, con eso no alcanza. No podemos aspirar a tener un Magnetto de izquierda, o un Magnetto popular. Nosotros tenemos que aspirar a llegar a la gente con nuestro discurso, a transformar nuestras acciones en discursos que puedan ser apropiados por los sectores populares. Porque si no logramos esto, el trabajo que nosotros hacemos, que es muy diferente al que hacen ellos, no llega. Y el gran desafío que tenemos, en esta segunda etapa de gobiernos populares y progresistas en nuestra región, es no perder el territorio, seguir junto a la gente, escucharlos. Porque en cuanto nos alejamos, seguimos soñando, imaginando, que nuestra falta de movilización y participación popular va a ser sustituida por un medio que, por fin, alguna vez en la vida, diga la vedad. Y esto no va a ocurrir”.

Profundizar la democracia

“Estamos en un momento de crisis, de inflexión, en la pos-pandemia, en donde vamos a ver a una derecha con una gran capacidad de adaptación, y si el progresismo, si los movimientos populares, si el movimiento nacional no empieza a entender qué cosas han cambiado y cómo nosotros tenemos que cambiar frente a ello –sin perder nuestros valores  y principios–, vamos a estar en serias dificultades”.

“Tenemos una estructura de representación política muy diferente a nuestra sociedad, con pocas mujeres, con pocos representantes de los movimientos populares, con pocas personas de origen popular”.

“Necesitamos trabajar desde el gobierno con más competencia, con más capacidad, con más audacia, sin lugar a dudas, pero también tenemos que construir poder desde abajo. No podemos dejar de apostar, de trabajar para que se generen más y mejores niveles de participación y de movilización popular”.

“Tenemos que escuchar más a los movimientos sociales y populares. Tenemos que tener canales mucho más directos de comunicación con esos movimientos, pero también tenemos que apostar al fortalecimiento de esos movimientos. La Justicia se va a transformar, no solamente cuando haya una ley que desregule esas prácticas corporativas, oligárquicas. Los medios se van a controlar, no solo cuando tengamos una ley de medios. El poder se va a democratizar, no solo cuando tengamos una mejor institucionalidad. Todo ello va a ocurrir cuando haya más movilización, cuando haya más participación, cuando haya más voces, cuando haya más organizaciones, cuando nosotros dejemos de jugar a la política como juega a la política la derecha, dejemos de pensar que lo más importante es ver cómo medimos en las encuestas o qué es lo que dicen las encuestas de nosotros”.

“Tenemos un gran desafío y el gobierno de Alberto Fernández está en ese rumbo. En el rumbo de construir una reingeniería democrática del Estado argentino destituyendo el privilegio de las minorías y garantizando los derechos para las grandes mayorías. Pero también tenemos que saber que nuestro futuro no depende solo de la eficacia de las políticas que desarrollemos desde el Estado, sino de la capacidad que tengamos de multiplicar procesos de participación y movilización popular que haga que la gente sea la que le ponga un límite a las arbitrariedades”.

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