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Antiprincesas: libros infantiles que discuten los estereotipos

Por Lucía García Itzigsohn y Florencia Abelleira

Ante una cultura infantil importada, donde las nenas se identifican con las princesas hermosas y perfectas que esperan en un castillo a que un príncipe las salve y les dé una familia, se impone la colección de literatura para chicos y chicas “Antiprincesas”, editada por Chirimbote y Sudestada. Cada cuento se centra en una mujer latinoamericana, como Frida Kahlo y Violeta Parra –los dos libros publicados hasta el momento–, y no habla de cuerpos perfectos o de la sangre de la realeza, sino que resalta personalidades femeninas independientes, luchadoras y que rompieron los moldes de época.

Los cuentos son escritos por Nadia Fink, redactora y editora de la revista Sudestada, e ilustrados por Pitu Sosa. El próximo será sobre Juana Azurduy y se publicará a principios de octubre. Nadia contó cómo y por qué surgió la idea de lanzar estos cuentos de mujeres latinoamericanas.

-¿Cómo se te ocurrió la serie de cuentos “Antiprincesas”?

-Fue una idea medio conjunta que veníamos pensando desde hace un tiempo. Desde revista Sudestada veníamos haciendo historias de mujeres pero para grandes, y la idea de empezar a hacerlo para chicas y chicos nos trajo estas mujeres con las que ya habíamos trabajado. En principio Frida Kahlo y Violeta Parra, y de ahí se nos ocurrió que esto podía ser perfectamente una colección que fuera en contra de las princesas, que nos traen hace tantos años en los cuentos tradicionales las princesas de las películas de Disney.

-¿Cómo fue la experiencia de contarles estos cuentos a chicos y chicas?

-Fue muy buena la recepción. La experiencia donde trabajamos con más cantidad de chicos fue en el Club El Dari, que queda en el asentamiento 1-11-14. Ahí trabajamos con dos turnos de chicos y chicas de diferentes edades que se engancharon con el cuento e hicieron dibujos a partir de la historia con Pitu Sáez, el ilustrador de los cuentos que complementa las palabras de cada historia.

«Uno cree que las historias de Frida o Violeta son trágicas, pero creo que en nuestras vidas cotidianas nos cruzamos con millones de mujeres que no son famosas y tienen vidas mucho más parecidas a las de ellas que a las de una princesa». Nadia Fink.

-Son dos mujeres con historias trágicas y eso está muy bien trabajado, porque no se niega, pero tampoco se pone el foco. ¿Cómo hiciste para transformar la trama en historias contables para niños?

Nadia Fink-Este trabajo empezó ya con historias muy conocidas. Tanto a Frida como a Violeta las habíamos investigado mucho cuando trabajamos con notas de tapa para Sudestada. Entonces, empezar por lo conocido hizo que pudiéramos trabajar otras cosas, en este caso, el lenguaje infantil. Y también el foco está puesto en lo que nosotros queríamos rescatar de la vida de estas mujeres, porque, por un lado, en Frida tenemos desde lo más icónico –que es la Frida de moda, la que está por todos lados y no se conoce su historia–, y por otro lado está la Frida que se la transmite como una artista sufrida, lisiada, y también deja de lado toda esa parte tan luminosa, creativa y transformadora de ella.

Con Violeta nos pasó lo mismo, pero decidimos hacer saltos en el tiempo y trabajar con la parte de su vida que más nos interesaba rescatar, que es, por un lado, ese trabajo antropológico de recopilar canciones y, por otro, su faceta de la interpretación musical y su trabajo con los instrumentos.

-¿Cuál te parece la importancia de estos libros y de otra literatura que circula proponiendo otros modelos? En particular, pienso en las niñas que son las que están más interpeladas por ciertos discursos del “princecismo”.

-El “princecismo” que cuando son grandes se divide en modelos o botineras. Este rol pasivo de que se las llevan a Europa a tratarlas como reinas. Nos parece que sí, es parte de un montón de otros cuentos que han surgido y están surgiendo que hablan por un lado de la diversidad, que está cada vez más prendida en la infancia, y, por otro lado, es importante cuando uno ve cómo a las nenas se las rodea de spa para niñas, o en los cumpleaños se juntan a hacerse las uñas, o en las fiestas de disfraces ocho de cada diez se disfrazan de princesas. Nos parecía que es una cuestión vinculada a una cultura muy impuesta, porque nuestro continente es mucho más rico y diverso que eso que viene impuesto de lejos. Las nenas se acomodan a lo que se les ofrece, pero tienen muchas otras inquietudes y me parece que esto de uniformarlas desde chicas hace que después les cueste proponer otras cosas. Así que es nuestro humilde granito de arena para que estas cosas al menos empiecen a discutirse.

-Está todavía la industria de Disney muy presente en el consumo infantil, desde la televisión hasta las películas y el merchandising, y es un poco discutir con eso…

-Nosotros, a pesar de que le pusimos “Antiprincesas”, nuestra idea no es hacer desaparecer a las princesas. Todo el mundo las conoce, las quiere y son hermosas. Hay que empezar a crear nuevos paradigmas, nuevos espejos más reales, de una vida más cotidiana. Uno cree que las historias de Frida o Violeta son trágicas, pero creo que en nuestras vidas cotidianas nos cruzamos con millones de mujeres que no son famosas y tienen vidas mucho más parecidas a las de ellas que a las de una princesa. La belleza que Frida demostró no tenía que ver con una perfección física, sino con un desarrollo mucho más profundo. Ese modelo de belleza es el que estamos tratando de mostrarle a las nenas para que se sientan más identificadas. Sólo con mirar en un jardín, ¿cuántas rubias y flacas hay?

«La belleza que Frida demostró no tenía que ver con una perfección física, sino con un desarrollo mucho más profundo. Ese modelo de belleza es el que estamos tratando de mostrarle a las nenas para que se sientan más identificadas.»

-Lo interesante también es que son mujeres que hacen…

-Hacen, a diferencia de la princesa, que está en un castillo esperando al príncipe azul que le resuelva su vida, que el final feliz sea pertenecer a la realeza y estar con un príncipe tranquila para formar una familia. No sólo es un ideal estructurado, sino también individualista. Contra eso también mostramos a estas mujeres que han siempre pensado y hecho de manera colectiva.

-En términos generales, ¿cómo es la circulación y la respuesta que tienen a partir de la venta de los libros?

-Hay mucha circulación. Me llama la atención que –con Facebook, que facilita la información– hay muchos comentarios desde otros países de latinoamérica. Como nosotros somos autogesivos, nos vamos organizando en la medida que podemos y repensando lo que vamos haciendo en el camino. Para nosotros también es un aprendizaje y un descubrimiento.


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