Como un germen directo de los Latin Lovers, aquella banda de esencia punk cargada de testosterona que irrumpió en la escena universitaria local a finales de la década pasada, Palmera Club vuelve sobre los mismos pasos aunque con una versión aumentada y menos fiestera. Retomando la línea de Collage –el simple de dos canciones que aquel grupo llegó a lanzar por la web en 2011-, la banda encabezada por Guilmar Baldoni conserva aquel espíritu revoltoso y desalineado, aunque ahora suma sintetizadores y coros pulcramente trabajados (por Juan Irio, ex Thes Siniestros y actual integrante de El Estrellero) que le aportan más texturas a este pelotón de canciones pop bamboleantes y playeras de espíritu punk-rock.
Guiadas por la voz de Baldoni -que suena aparatosa, sensible o burlona por igual-, las canciones de Palmera Club arrastran historias de amor y desencuentro con buen desarrollo; son pequeñas aventuras en donde el cantante lanza líneas que caen con gracia, absurdo y encanto sobre guitarras que suenan chillonas. «Soy nocturno como vos, pero prefiero el mar cuando se trata de las penas ahogar / Vivo en una canción con final abierto, por favor no lo quieran cerrar», ruega en «Cerveza con jengibre», una canción que suena a mitad de camino entre Turf y Libertines. En otras como «NTMM» o «Rococó», en cambio, el quinteto encarna una versión más sucia y garagera de Babasónicos, con Baldoni surfeando las tempestades de una banda que muestra una interesante personalidad compositiva, aunque por momentos le cueste amalgamar todos los elementos que la componen.
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