«Fede Balcaza en el bajo y el Topo Espíndola en la bata ya es un clásico platense», dice Federico Pesci sobra la base rítmica de Cenote, el power trío local que acaba de editar su primer álbum, Parte del silencio. El tándem Balcaza-Espíndola, que ya venía de dos proyectos truncos (Impulso, junto a José Tedesco, y Cráter, con Gabriel Soulé) encontró hace poco más de dos años la estabilidad que necesitaba con Pesci, en voz y guitarra.
Con las ocho canciones compuestas que conforman el debut, el trío rápidamente se largó a tocar, coordinando entre los compromisos laborales del Topo -baterista de Skay Beilinson desde hace ya varios años- y demás proyectos paralelos. «Tocar en vivo fue una necesidad que teníamos todos, queríamos probar la banda en vivo y por suerte funcionó de diez», explica Pesci. «Aparte nos hizo muy bien, ya tocamos como 25 veces en menos de un año.»
A diferencia de Impulso y Cráter, en esta banda el Topo y el Flaco Balcaza tienen más participación en la cuestión compositiva.
El germen de las primeras canciones de la banda eran ideas mías. Me acuerdo que «Mi voz» la compuse una semana antes de juntarme a tocar por primera vez con el Topo y el Flaco. Pero ellos desde el principio tuvieron una participación esencial en el armado de los temas. Incluso el Topo metió una letra entera, cosa que yo en otro momento no me hubiese imaginado que podía pasar, y eso está buenísimo. Los temas terminan de definirse en la sala. Las melodías, los arreglos, las letras, todo se termina de cocinar ahí. Por eso en SADAIC figuramos como compositores los tres.
El disco se llama «Parte del silencio», pero son una banda bastante estridente
Cuando empezamos a componer jugamos mucho con eso de los climas. No todo tiene que estar siempre al palo, ni todo tiene que ser ruido. Y un día llegamos a una frase de Miles Davies que dice «el silencio es el ruido más fuerte, quizá el más fuerte de todos» y nos gustó mucho esa idea. Paralelamente yo estaba haciendo una canción que tiene que ver con una historia personal y trata sobre poner a una persona en un lugar de indiferencia, dejarla de lado, ignorarla, silenciarla. Y además «parte del silencio» es la última frase del álbum, jugamos un poco con esa idea.
En el disco están de invitados Marilina Bertoldi y Nico Sorín
Sí. Lo de Marilina fue una idea que surgió charlando con el Flaco y con Pablo Migliore que es nuestro manager y amigo. Al Topo mucho no le convenció, porque es el primer disco y por ahí uno se ceba e invita a gente por el solo hecho de invitar a alguien. Pero en esos días el Topo tocaba con Skay en Cosquín, que fue esa fecha que diluvió y se inundó todo en Córdoba, y Marilina estaba de invitada para tocar con Catupecu Machu. Y se conocieron ahí, charlando bajo la lluvia, así que se terminó de convencer y nos mandó una foto con Marilina que decía «che, ya tenemos cantante». Después a Nico lo invitamos cuando estaba en el estudio ensayando con Octafonic. Nosotros no sabíamos cómo empezar el tema «Parte del silencio», y le pedimos que le meta unos sintetizadores. El tipo tenía 15 minutos, así que paramos todo, le dijimos más o menos cómo era el tema y se mandó una intro espectacular. Ahí en el estudio nos cruzamos a Pedro Aznar, Nito Mestre, Edu Giardina, ese lugar está plagado de grosos.