Por Florencia Abelleira
«Tendrían que empezar a cambiar los controles, la revisión de antecedentes, las pericias psiquiátricas de los policías, porque no se le puede dar un arma a cualquiera”, opina poco después de dejar la sala de terapia intensiva Rafael Cobo, el joven que el viernes 28 de agosto estaba en una fiesta en el centro cultural En eso estamos de La Plata, cuando recibió un disparo de un policía local. En diálogo con Contexto, el trabajador y estudiante de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) recordó el día en que fue herido.
“Estaba con amigos, bailando, y a eso de las cinco y media empecé a ver mucho tumulto pero no entendía qué pasaba. Después empecé a sentir los disparos, que pensé que eran petardos, y cuando me quise acordar, uno me había impactado por la espalda”, contó Rafael.
El policía Julián Gabriel Cabañas y su mujer empezaron a discutir en el medio de la fiesta. Entonces, desde el centro cultural les pidieron que se retiraran, pero Cabañas sacó su arma y comenzó a disparar al aire. Una de las tanta balas impactó en el cuerpo de Rafael, a la altura del hígado.
“La gente empezó a ocuparse de mí, me apoyaron en el piso y llamaron a una ambulancia. Como se estaba demorando mucho, llegó justo un patrullero y el agente que estaba ahí dijo que me llevaran al hospital, sino me iba a desangrar”.
Rafael fue internado inmediatamente en la sala de shock del Hospital San Martín y lo operaron de urgencia para frenar la hemorragia. A los días, estando en terapia intensiva, volvieron a hacerle una intervención quirúrgica. “La segunda operación fue para verificar que hubiera frenado la hemorragia, y además me tuvieron que coser el hígado”.
“En el momento no tenía noción de lo que estaba pasando. Una enfermera me contó, cuando ya estaba internado, que el agresor era un policía local”, contó.
“En el momento no tenía noción de lo que estaba pasando. Una enfermera me contó, cuando ya estaba internado, que el agresor era un policía local.”
Rafael Cobo tiene 26 años y nació en Tandil. En 2007, cuando terminó la escuela, decidió estudiar Psicología en La Plata. Dice que la agenda la tiene completa entre el estudio y el trabajo. Todos los días viaja hasta el peaje de Houdson, trabaja allí ocho horas y cuando termina su jornada va directo a cursar a la Facultad. Fanático de River, dijo que está “un poco triste por el clásico de ayer, pero por suerte le está yendo bien al equipo en el año”.
Ahora tiene que hacer reposo y hacerse controles periódicos en el hospital para controlar la herida. Cuando se recupere, tiene que ir a declarar a la Fiscalía. Mientras tanto, el policía comunal Julián Gabriel Cabañas sigue detenido hasta que comience el juicio. Para Rafael, “esa noche podría haber pasado cualquier cosa. Ahora estoy en mi casa y me pone contento no tener demasiadas secuelas”.
(In)Seguridad exprés
Rafael Cobo fue una víctima de gatillo fácil producto de una fuerza policial mal formada. Sólo dos días antes, Juan Martín Yalet había sido asesinado en un patrullero luego de haber intentado robar en una casa ubicada en 2 entre 66 y 67. Al respecto, Rafael opinó que “son hechos que no tendrían que ocurrir, y me parece que desde los organismos de seguridad tendrían que empezar a cambiar los controles, la revisión de antecedentes, las pericias psiquiátricas, porque no se le puede dar un arma a cualquiera”.
La Policía Local, implementada a partir de marzo de este año en la ciudad de La Plata, es foco de discusión constante. La principal crítica que se le hace es la formación exprés de sus efectivos, que, luego de una preparación de seis meses, salen armados a la calle.
«Hay que preparar a los efectivos. Como se estudia para tener otras profesiones, esta gente tiene que estar preparada para poder salir a la calle a cuidarnos y en serio.” Ramiro Cobo, padre del joven.
El jueves pasado, la Comisión Provincial por la Memoria organizó una conferencia de prensa para pedirle una audiencia pública al intendente Pablo Bruera en la que se discuta la formación, la integración y los fines de la Policía Local. Allí estuvo Ramiro Cobo, el padre de Rafael. “Hace un tiempo yo escuchaba sobre este tipo de casos y decía ‘pobre gente’, y ahora lo estoy viviendo en carne propia”, dijo.
Y cuestionó: “¿Cómo puede pasar esto con los agentes policiales?, ¿quién nos cuida? Tenemos que ponernos seriamente firmes en la preparación de la Policía, ya sea local o provincial, porque no es un chiste estar en la calle con un arma. La cuestión no es poner 20 mil, 30 mil o 50 mil policías porque hay inseguridad. Hay que preparar a los efectivos. Como se estudia para tener otras profesiones, esta gente tiene que estar preparada para poder salir a la calle a cuidarnos y en serio”.
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