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Verso libre: Julieta Cingolani

Por Ramiro García Morete

“Te no nombro/no tenés nombre/nadie te conoce/sin embargo /desplegás una cadena/tan larga e inesperada/que termino hablándote /casi siempre dormida/chocando los dientes/o en un monólogo interno/cuando charlo con alguien/y me llamás para adentro” . Aunque tenga nombre, quizá la poesía sea como ese llamado interno o esa voz de dientes galopantes que se filtra en el resto de las palabras  y los restos del día…¿quién sabe? Definirla siempre es injusto, asegura la autora de las palabras que abren esta nota y que acepta el convite a este pequeño juego: Julieta Cingolani.

1-¿Podrías definir la poesía?

No. Definirla es siempre injusto, insuficiente, hay algo en la poesía que siempre se escapa.Y eso opera tanto en la escritura como en la lectura; ningún otro tipo de texto admite tal misterio. Las cosas que me atraen tienen esta característica. Intentar definirla es hacer en su contra. La poesía ilumina por un momento -y en cierto momento- algo que estaba ahí y no habíamos podido nombrar. Pero si aún queremos referirnos a ella, la mejor manera que encuentro es hacerlo con sus reglas: aproximaciones que estallen en imágenes, sin pretender abarcarla, presentar la poesía con más poesía.

2- ¿Recordás un evento, libro o sensación que remita a tu primer encuentro con ella?

Un poema de Federico García Lorca que mi mamá recordaba de memoria y esa memoria también la tenía mi abuelo. Quizás no sea mi primera impresión, es la que ahora recuerdo. Me fascinaba que compartieran la memoria de estos versos subversivos: “Antonio, ¿quién eres tú?/ Si te llamaras Camborio,/ hubieras hecho una fuente/ de sangre con cinco chorros./ Ni tú eres hijo de nadie,/ ni legítimo Camborio.” El poeta reprocha a su personaje haberse dejado llevar por la policía. Esta escena, este reproche, esta vivencia, esta manera de ponerlo en palabras configuraron en mí una manera de leer la vida y la literatura.

3- Verso o versos propios:

“Lo que duerme es olvidado/ hasta que despierta/ una fuerza feroz debajo de un escombro/ que levanté sin saber”.

Epígrafe de mi última publicación, Páramo para mí, editado por entoncesediciones.                                                                                                                                                                       

4- Verso o versos ajenos:

“una poesía en realidad para ser un animal herido entre la gente/para irse a un rincón y tratar de no molestar/si digo esa poesía ya no me interesa/es porque he empezado a sentir gusto por la vida en serio.” (Juana Bignozzi)

“Uno lee poesía con los nervios” (Wallace Stevens)

5- Tres poetas para recomendar

Una tarea muy difícil. En cada momento de la vida llegan versos que nos hacen estallar la cabeza, y eso es dinámico, es la conjunción entre los versos y el momento vital del lector. Sólo voy a recomendar seguir leyendo.

6- Una palabra que te guste

La palabra que molesta, que sacude la indiferencia.

7-Una palabra que no

La palabra políticamente correcta. La palabra que no dice.

8- La rima

Es parte de la musicalidad, no necesariamente en finales de versos. De hecho, es menos habitual encontrarla en esa posición en el verso libre que hoy muchos usamos. La rima juega más en las canciones y en la improvisación como apoyatura para continuar una tirada de versos. Amo encontrarla en lugares menos habituales, más escondida, cuando nadie la espera. Cuando es fórmula, en mí pierde efecto. Admiro la capacidad de rima de algunxs autores. No es mi especialidad (¿acaso tendré una?).

9- El silencio

El silencio es una pieza de lujo. El silencio puede estructurar el ritmo. En la poesía puede ser el momento en que el poeta abre espacio para que el lector respire y se sumerja: permite pensar y permite que una sensación nos recorra y nos sacuda. Es absolutamente necesario para la percepción.

10- Verso libre (algo para decir que no hayamos preguntado)

El lugar donde más vivo la poesía como experiencia real es en clase con alumnos de secundario. Los adolescentes son lectores casi ideales para la poesía: su aún no bloqueada apertura a conmoverse les permite una llegada que se ve de inmediato en sus expresiones -en amplio sentido-, y como docente me destroza de amor. Leer poesía grupalmente con ellxs es sentirla completamente viva, mucho más que publicada en cualquier formato.

Nacida en la ciudad de la Plata (1975), graduada en Letras (UNLP), docente en Literatura en secundario desde el año 2000 hasta hoy. En cuanto a la producción artística, en el camino de la independencia y autogestión desde el principio. En la música, compositora, bajista y cantante en distintas formaciones musicales, vinculadas al rock, desde el año 2002. En la escritura, publicó tres libros de poesía hasta la actualidad: Como techo, un río (2014), publicación conjunta de cuatro poetas platenses, Gancho (2018), publicado de manera artesanal e independiente, y Páramo para mí (2021), libro que inaugura la editorial artesanal y anarquista entonces ediciones, fundada ese año con Rocío Bergé y que hasta la fecha produjo la colección
Poesía de garage.