El intercambio comercial argentino alcanzó en mayo un superávit de 356 millones de dólares, que implicó una desaceleración frente al mes anterior. En el quinto mes el año, las exportaciones alcanzaron los 8.226 millones de dólares, pero el dato saliente fue el salto de las importaciones, que alcanzaron su récord histórico con 7.870 millones de dólares.
El dato se conoce en medio de las críticas que realizó el lunes la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner durante un acto en la CTA, donde cuestionó el «festival de importaciones» que vivía el país y pidió mayor coordinación entre el Ministerio de Desarrollo Productivo, el Banco Central y la AFIP para controlar las importaciones especulativas.
El Gobierno enfrenta un desafiante escenario en el frente externo con la suba de los precios internacionales y el aumento exponencial y obligado de importaciones de energía, que son las de mayor crecimiento e explican una parte central del total importado.
El martes, tras las críticas de la vicepresidenta, Alberto Fernández se reunió con el ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli; el de Economía, Martín Guzmán; y el presidente del Banco Central para coordinar políticas que permitan reencauzar el rumbo y evitar una sangría de dólares mayor.
El informe que difundió el miércoles el INDEC muestra un salto del 53,1 % interanual de las importaciones (récord para un registro mensual), mientras que las exportaciones crecieron un 20,7 %. La desaceleración del superávit comercial preocupa además por el cumplimiento del objetivo de acumulación de reservas pactado con el FMI.
El encarecimiento de los productos energéticos y el necesario incremento de las cantidades importadas por Argentina explicaron unos 1.600 millones de dólares del total importado. El rubro combustibles y lubricantes, según el INDEC, representó el 20,3 % de las importaciones. Contra mayo de 2021, la importación de energía tuvo un crecimiento del 226,7 %.
Los bienes intermedios representaron el 36,5 % de las importaciones, con 2.874 millones de dólares; las piezas y accesorios de bienes de capital, con 1.392 millones de dólares, representaron el 17,7 %; y los bienes de capital, el 13,3 %, con 1.043 millones. Los bienes de consumo, por su parte, tuvieron una baja participación en total, con 725 millones de dólares, representando un 9,2 %.
Las exportaciones, por otro lado, con un crecimiento del 20,7 %, estuvieron explicadas en un 44 % por manufacturas de origen agropecuaria, un 25 % de productos primarios y un 23,7 % de manufacturas de origen industrial. A diferencia de las importaciones, que crecieron tanto en precios como en cantidades, las exportaciones estuvieron apuntaladas por la mejora en los precios, pero tuvieron una baja del 1 % en cantidades.
En este marco, el Gobierno afronta el denominado dilema de la sábana corta, ya que sin la posibilidad de recortar las importaciones por el lado de la energía o los bienes de consumo, regular la importación de bienes de capital o bienes intermedios podría afectar el crecimiento industrial.