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A Milagro la vamos a liberar todos los compañeros

Por Ana Negrete y Pablo Bilyk

¿Qué ocurre en Jujuy? ¿Qué representa Milagro Sala? ¿Qué objetivos persigue la política de Gerardo Morales? En San Salvador de Jujuy, el sábado 11 de junio se llevó a cabo el Congreso Nacional de la organización barrial Tupac Amaru y el Encuentro Nacional de Comités por la Libertad de Milagro Sala.

Como no podría ser de otro modo, el encuentro estuvo marcado por una consigna central y urgente: libertad a Milagro y a los siete compañeros de la organización, presos políticos del macrismo y de la UCR representada por Gerardo Morales. El encuentro contó con delegaciones de provincias de todo el país en representación de múltiples movimientos sociales y organizaciones políticas que participan del Comité.

¿Qué ocurre en Jujuy?

Podríamos decir que Jujuy es un laboratorio de la restauración conservadora que la alianza Cambiemos impone en el mapa político de nuestro país, en consonancia con los sectores concentrados del poder en toda América Latina.

Milagro lleva, al momento de publicación de esta nota, 148 días presa sin ninguna prueba que justifique tamaña decisión para una diputada del Parlasur recientemente electa. Las insostenibles e inconsistentes causas, la obscenidad y la discrecionalidad del gobierno de Morales dejan bien claro que Milagro y los siete compañeros detenidos son presos políticos. Por ende, la libertad sólo se conseguirá a través de la acción política, la única herramienta de justicia para las causas populares.

¿Por qué?

“Milagro es dignidad. Para nosotros Milagro es la mamá de todos los jujeños”, nos dijo Hugo Valderrama, militante tupaquero.

Conocer la magnitud de la obra de la Tupac permite entender por qué Milagro está presa, por qué Gerardo Morales la quiere presa. La increíble paradoja es que en esa gran obra de la dignidad y los derechos que es la prueba palpable del destino de los fondos del Estado para paliar tanta injusticia resulta la razón política de su persecución.

Milagro no es sólo Milagro, tanto como la Tupac no es sólo la Tupac. Criminalizar, estigmatizar, generar sospecha contra ellos es una potente operación de adoctrinamiento, silenciamiento y disciplinamiento de la militancia y la organización popular.

Una compañera jujeña que actualmente vive en Córdoba y viajó nuevamente a su ciudad nos contó que su madre no la aceptaba en su casa por venir a bancar a Milagro. “Ustedes la apoyan porque no la conocen”, dicen algunos vecinos por la calle. Vecinos que replican y reproducen los argumentos machacados de los medios de comunicación hegemónicos provinciales y nacionales que se manejan en tándem, reproduciendo al infinito el odio y la mentira. Enunciados que también ponen de manifiesto el racismo de algunos argumentos, que no le perdonan a la Tupac su inclaudicable lucha para que los pobres tengan los mismos derechos que los otros.

Esta organización barrial, nacida al calor de la resistencia y la rebelión popular contra el neoliberalismo, permitió a miles de jujeños pensar que los horizontes de su propia vida no estaban atados a la sumisión y la pobreza; la obra de la Tupac es la posibilidad para muchos, por primera vez en su vida, de palpar sus propios derechos, corriendo el horizonte que lo que cultural y los poderes fácticos les tienen asignados a los sectores populares. Eso es el corazón de la revolución tupaquera. Eso es lo que intentan acallar con la prisión de Milagro y la voluntad manifiesta de romper todo lo hecho.

Miedo

En Jujuy se respira impunidad. Cada minuto de Milagro presa es una ratificación de la vulnerabilidad con la que todas las organizaciones sociales y políticas se ven amenazadas. Resulta mucho menos riesgoso apoyar la causa de la libertad desde fuera de los límites de Jujuy.

Jujuy es un ejemplo paradigmático de cómo operan las estructuras del poder concentrado en nuestra región. Carlos Pedro Blaquier, empresario azucarero, millonario, partícipe responsable de desapariciones de obreros en la última dictadura militar, verdadero jefe de las élites de este país, opera desde el poder político de la mano de Gerardo Morales. La Justicia y la Policía como brazos ejecutores son las principales fuentes del temor que tiene como fin último la desmovilización, la reclusión individual; la ejecución de una condena presente y futura que signifique el abandono de la política por parte de los tupaqueros. Se multiplican los testimonios de amenazas y aprietes.

Un claro ejemplo es el de Santiago Hamud, “el turco», un joven militante perteneciente a la red de organizaciones que el día de nuestro arribo nos contó cómo un auto lo seguía a todas partes. En un control policial advirtió sobre esta situación y le ratificaron todas las sospechas: eran lo mismo la Policía y los perseguidores. Lo amenazaron de muerte, le confirmaron que lo seguían por pedido de Morales y que su vida estaba atada a su voluntad: «si quiero te meto tres balazos en la cabeza acá mismo», le dijeron. Mientras tanto, al periodismo hegemónico sólo le importa ocultar estas pruebas.

Un representante del pueblo mocoví que viajó desde Chaco –en la ceremonia de inicio donde se pidió permiso a la Pachamama– sostuvo que los grandes sueños y proyectos sólo son posibles si estamos juntos. Juntos podemos soñar las cosas grandes, y las cosas grandes son las grandes obras que transforman la vida del pueblo.

Una de las conclusiones de la reunión de los comités fue ratificar que son ellos los que nos tienen miedo. Nosotros no tenemos que tenerles miedo. Emerenciano Sena, dirigente de pueblos originarios de Chaco, sostuvo: «Ahora es cuando hay que corcovear más alto. Hay que hacer todo, porque la tienen a Milagro, a nuestra compañera».

Comunicación

El comité discutió las estrategias de intervención para lograr la libertad. Sabemos que los medios hegemónicos son más que cómplices, son artífices de gran parte de los argumentos de odio y desprecio clasista y racial que sostiene un encarcelamiento insostenible. Pero sabemos que la comunicación no son los medios; la comunicación es la cultura y la eterna lucha por los sentidos. La comunicación es la arena de la lucha política que tenemos que dar.

Por esto, nuestra Facultad participa activamente poniendo al servicio de la causa todas las herramientas e iniciativas. Aprendimos con Walsh que la verdad se milita, y es por eso que el comité despliega una multiplicidad de iniciativas que buscan impactar en el espacio público para dar a conocer la verdad.

Milagro es una presa política del macrismo, en ella se condensa el revanchismo fascista que se inició el 10 de diciembre cuando Macri bailó en el balcón.

Sabemos que la disputa actual por el sentido de la educación pública nos pone ante una pelea: ¿para qué producir conocimiento desde la Universidad pública? Que más que la Universidad esté en la calle, interpelada, siendo parte de los movimientos populares. Sin dudas, aprenderemos mucho de comunicación en el fragor de esta lucha, que nutrirá nuestras aulas y nos hará mejores comunicadores.

Alegría

El sábado por la tarde, luego de una caravana de autos hasta Alto Comedero, en las afueras del penal los curas de opción por los pobres realizaron una misa por la libertad de Milagro. La misa comenzó citando a Jauretche “El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”.

La música, los cánticos, las risas mientras se inventan cantos referidos a Morales, circulan. También el llanto de bronca, de impotencia, de dolor por la injusticia que no se puede tragar. Hay risas y hay llanto porque hay amor. Desde el camión donde se hizo la misa, las y los tupaqueros tomaban el micrófono para gritarle a Milagro cuánto la quieren y la extrañan. “Te amamos, Milagro”, repetían.

El miedo y la tristeza en el encuentro colectivo se convierten en potencia y fortaleza. Encontrarse, darse aliento, discutir, son acciones que desafían el cerco del silenciamiento impuesto. Multiplicaremos la apuesta porque, como bien decía Rodolfo Walsh, “El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror”.