Por Ramiro García Morete
El cantante y guitarrista de Esa Extraña Forma indaga en nuevos terreno y un camino solista que se abre con “Erre Ce” (Foto: Brian Apa)
“Deja de esconderte/ activa de una vez/ el fuego de adentro te lleva a soltarlo…”Amigo invisible. Algo así era la consigna en el taller de canciones brindado por Pablo Matías Vidal. Hacía no tanto había cambiado en él ese ejercicio de escribir-y pensar-canciones. Fue un amigo visible y cercano- Javier, bajista de Esa Extraña Forma- quien lo había instado: “Dejate de joder. Estamos encerrados, no podemos hacer nada. Instálate el Reaper”. Hasta marzo de 2020, certificará, jamás había tenido un multipista en su computadora ya que los temas surgían de zapadas la sala de Julián, el baterista. En el power trío, él no solo tocaba las Parker Fly la Jackson (sí, como Cerati) si no que cantaba.
Igual que en Cinemática, la banda que armaría tras recibirse de médico y en la que –como siempre- asistía como guitarrista y le ponían un micrófono adelante. Si bien compondría desde que sacó los primeros acordes con la criolla que le obsequió su tío a eso de los 14, sin embargo nunca se había considerado cantante. Precisamente de Cinemática era “A quién te escribe”, canción que rescataría en sus primeras experiencias con el home-studio. Algo similar ocurriría con cinco o seis temas de sus bandas anteriores. “Un Frankenstein de varias etapas”, figurará.
Pero en el 2020 no solo el mundo estaba cambiando sino también algunos gustos. “Awaken my love” de Childish Gambino le “explotaría la cabeza”. Casi como Queen, el gran amor de su vida. O Soda. O los discos de rock progresivo que el padre ponía en el enorme modular de la casa natal de Ensenada. En ese living y con esos fascinantes auriculares plateados, sabía pasar las horas escuchando y leyendo “los libritos”. Posiblemente allí fue que haciendo “air guitar” con La Renga-la primera banda activa que lo maravilló- su padre lo desafió más o menos con estas palabras: “Si te copa tanto debería aprender”. Desde allí se largaría al punto de escribir en el 2002 “Caída libre”, la primera canción propia que no le sonaría a plagio poco antes de formar Antítesis.
Lo cierto es que casi dos décadas después, constataría que siempre se está en aprendizaje. A fines del 2019 tendría una presentación solitaria en Prisma. En el 2020 la pandemia y el taller reforzarían búsquedas, como ese flow nuevo que había aparecido en otra canción nacida de consignas:“Misshai Sharem”. Y a la hora de escoger un compañero para el “amigo invisible”, sería un talentoso y muy apuesto baterista cuya identidad no revelaremos. Otro músico que estaba redefiniéndose desde la composición. De allí saldrían versos cuyo destinatario podría ser él mismo: “Nunca lo habías hecho/nadie lo podia creer/sos vos”.
Ya afianzado con el Ableton y la compañía de Matías Olmedo en producción encararía su primer trabajo solista donde experimenta con elementos del R&B y el sonido digital sin perder de vista la canción. De hecho algunos temas acústicos saldrán en “Desnudo”, futuro Ep que complemente el inminente “Vestido”. Y a este pertenece “Erre Ce”, primer single de un músico que a veces necesita un empujoncito para convencerse de que su mejor amigo es él mismo: Agustín Dettbarn.
“Es una canción de agradecimiento, para empezar- cuenta Dettbarn sobre “Erre Ce”-. Hice el taller de La Trama Panal y una de las últimas cosas fue una canción a uno de los compañeros. Fue un poco el que me acompañó durante el proceso empujándome a largar estas cosas que estuve laburando. Me salió un forma de experimenta y una forma de cantar que nunca había usado”. Por ejemplo “un rapeo o charlar la canción, no sé qué definición usar. Eso es algo nuevo. Era una pequeña duda que venía arrastrando y que en algún momento tenía que probarlo”.
Pero los cambios también se dieron en la producción. “Trabajé con Matías Olmedo en su estudio estudio. En ´Erre Ce´ hay unos unos claps, una voces recortaditas, un poco de percusión corporal. Me emociona porque está bueno escucharse en formatos nuevos”.
“El plan son dos EP-anuncia. Me empezó a pasar que tenía algunas que había producido con estos elementos nuevos: rapear, unas cositas electrónicas. Y tenía un puñado en un plan más acústico. Se me armó el concepto de ´Vestido´ y ´Desnudo´”.
Sobre el final, reconoce que al igual que en su canción suele requerir de algún empujoncito o aliento. Pero luego redobla la puesta. “Sí, totalmente. Hay una cuestión de indecisión crónica. Que alguno me banque, que me haga segunda. Y Ahí me pong enlodo manija. Y ahora componiendo para ver que saco el año que viene.