Por Héctor Bernardo
El fiscal general de Brasil, Rodrigo Janot, pidió al Supremo Tribunal Federal (STF) que investigue al ex presidente Luiz Inacio “Lula” Da Silva, por el caso conocido como “Lava Jato”. Esta nueva arremetida contra los referentes del Gobierno de Brasil, dada en el marco del avance del juicio político contra Dilma Rousseff, representa una avanzada sobre todo el Partido de los Trabajadores (PT).
Sectores vinculados al ex presidente emitieron un comunicado repudiando el accionar del fiscal. En el texto se señala que “la denuncia de Janot se sustenta sólo en suposiciones e hipótesis, sin ningún valor probatorio”.
El comunicado también recuerda que “Lula no tuvo participación alguna, directa o indirectamente, en los hechos investigados por el Lava Jato”.
El dirigente social y analista político, Oscar Laborde, aseguró que “la resolución del fiscal tiene que ver con la operación general para denigrar, desgastar y finalmente destituir al PT. La destitución de Dilma va acompañada, necesariamente, del intento de arrestar a Lula. Ellos necesitan terminar con la experiencia del PT. A Lula lo acusan de algo totalmente secundario. Por su parte, Dilma no está acusada de corrupción, sin embargo, lo más factible es que el Senado apruebe la destitución momentánea y en seis meses la definitiva. Es evidente que necesitan sacarlos del poder”.
Sin dudas, el ataque contra el PT se enmarca dentro del avance de la derecha en la región. El eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires está casi desintegrado. El triunfo de Cambiemos en Argentina fue el primer golpe para esa triangulación, que fue el basamento de los procesos populares de la región. El golpe contra Dilma y la desarticulación del PT con el arresto de Lula implicaría quitar a la sexta potencia económica mundial de esa construcción. Mientras tanto, en Venezuela avanza el intento de la oposición agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) de concretar el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro.
La participación del gobierno de Estados Unidos como articulador de este ataque contra los procesos populares de la región fue denunciada por la ex presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y por el actual presidente venezolano, Nicolás Maduro.
En ese sentido, Laborde aseguró: “Al otro día que se le dijo ‘No al Alca’, el imperio empezó a planificar cómo derrotarnos. No se quedó sufriendo por su derrota, sino que hizo un plan sistemático. Primero vinieron los Tratados de Libre Comercio (TLC) con algunos países. Luego se gestó una opción de integración diferente, que fue la Alianza del Pacífico. Posteriormente, se creó una nueva derecha a la que alimentó, sustentó, asistió y promovió. Después se hicieron ataques descarados contra los Gobiernos de Argentina, Brasil y Venezuela. La venida de Obama a Argentina tiene que ver con ese ‘legado’ que los presidentes norteamericanos dejan en su último año de gobierno. En este caso, el ‘legado’ dice que, para ellos, el ciclo del populismo ha llegó a su fin”.
“El golpe a Zelaya, el golpe a Lugo, los intentos de secesión en Bolivia, el intento de golpe contra Correa, el hostigamiento hacia Cristina, las acciones descaradas contra Venezuela, todo eso son antecedentes de este ataque contra el PT en Brasil. No me queda ninguna duda de que son acciones coordinadas por Estados Unidos y que tienen un objetivo: intentar terminar con un proceso de Gobiernos populares”, agregó.
El rol que el brazo mediático-judicial cumple en el ataque a los líderes de la región ha sido más que evidente. En Argentina, Brasil y Venezuela, los grupos mediáticos fueron la punta de lanza contra estos procesos. En el caso de Venezuela, los medios llegaron a ser los principales gestores del golpe de abril de 2002.
En referencia a rol de los medios como una herramienta clave en este ataque de la derecha, Laborde afirmó: “El trabajo de desgaste, difamación, distorsión de la realidad, ocultamiento, el ensalzamiento de algunos dirigentes políticos y la demonización de otros, ha tenido en los medios de comunicación una acción cotidiana, sostenida permanentemente. El imperio planifica y organiza, los medios difunden y hacen el trabajo sobre el sentido común, y luego la nueva derecha viene a coronar todo ese proyecto”.
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