El presidente de la nación, Alberto Fernández, celebró esta tarde el acuerdo alcanzado entre el Estado argentino y los acreedores externos en el marco de la reestructuración de la deuda que, con el plazo vencido el martes, se extenderá hasta el 24 de agosto para definir los últimos detalles y también permitir el acceso de más bonistas al acuerdo.
En un día marcado por el anuncio que el Ministerio de Economía realizó a través de un comunicado publicado a las 3 de la madrugada del martes, el mandatario realizó un acto de relanzamiento del programa de créditos blandos para la construcción de viviendas Pro.Cre.Ar., junto a la ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, María Eugenia Bielsa.
«Mi mayor satisfacción es que el acuerdo logrado con los bonistas, y el lanzamiento del maravilloso programa que Cristina creó, es un formidable símbolo de lo que Argentina debe hacer en el futuro», sostuvo el jefe de Estado en el relanzamiento del plan.
«No sabíamos si seríamos capaces de encontrar una respuesta, aunque estábamos seguros de los límites que nos habíamos impuestos para cubrir esa deuda», expresó Fernández, y destacó la figura del ministro de Economía en el proceso de recomponer la estabilidad de la deuda: «Martín interpretó mejor que nadie ese objetivo».
El presidente consideró que «el objetivo que nos fijamos lo hemos cumplido», y manifestó que el acuerdo alcanzado le da al país «autonomía de decisión». «Son 37.000 millones de dólares menos que debemos pagar en los próximos diez años. Pero además, si tenemos en cuenta lo que Argentina se había comprometido a pagar en cinco años, ese ahorro significan 42.000 millones de dólares», explicó.
El ministro Guzmán, por su parte, ofreció una conferencia de prensa en el Palacio de Hacienda, donde calificó la negociación como «un paso muy importante en el proceso de tranquilizar a la economía argentina». «El alivio que esto provee le va a generar condiciones de alivio a las finanzas públicas, de certidumbre al sector privado, y le va a dar a Argentina otra plataforma para despegar cuando la pandemia nos dé tregua», indicó el funcionario.
Guzmán estuvo hasta última hora del lunes, y entrada la madrugada del martes, negociando con los bonistas que acordaron finalmente un punto intermedio entre la última oferta que realizó el país y lo que ellos buscaban.
«El alivio consiste en que, mientras antes, de cada 100 dólares de deuda Argentina pagaba 7 dólares de intereses, ahora va a pagar 3 dólares; también implica reducir la tasa de interés promedio de 7 a 3,07 y sumar a ello una reducción del capital adeudado del 1,9 %», indicó el ministro.
Por otro lado, realizó un análisis sobre la crisis de deuda que atraviesa el país desde 2018 y responsabilizó al gobierno de Mauricio Macri, pero también a los acreedores, de tomar una apuesta que ninguno sabía si se podría cumplir. «En el año 2016 Argentina recupera el acceso a los mercados de crédito internacional y el país, que tenía en ese momento una situación de deuda sostenible, un sendero de pagos a los que podía hacer frente, empieza a tomar deuda externa a unas tasas promedio del 7% que mostraban un riesgo de que el país tal vez no pudiera cumplir sus compromisos», explicó el funcionario, y agregó: «Va creciendo el nivel de endeudamiento y en abril de 2018 cambian de un momento a otro las expectativas: luego de solo dos años de haber accedido al crédito internacional lo pierde; pide un préstamo al FMI que no resulta efectivo y el país sufre tres crisis cambiarias en dos años con un deterioro de la situación económica y social».
También sostuvo que las condiciones de default ya estaban dadas desde la llegada de la crisis cambiaria en abril de 2018, y destacó que era «fundamental quitarle al sector público esta situación de asfixia que venía enfrentando».
«Vamos a tener un horizonte despejado especialmente en el corto plazo. Solamente 4.500 millones de dólares entre 2020 y 2024, incluyendo tanto la deuda bajo legislación de Nueva York como la de legislación local», detalló Guzmán, y en ese marco también destacó la decisión del gobierno de darle un trato igualitario a los bonistas que tomaron deuda bajo legislación local. «Muchos pensaron que se trataría de manera ventajosa a la deuda emitida bajo legislación extranjera que a la emitida bajo ley local, y la decisión del gobierno fue la de no hacer eso. Porque esto es muy importante para poder tener condiciones positivas para el desarrollo de un mercado de capitales local que genere mejores condiciones de ahorro e inversión en nuestra propia moneda», señaló.