Alejandro «Peluca» Gramajo es el nuevo líder de los movimientos sociales nucleados en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), tras los comicios internos desarrollados el pasado 29 de noviembre que culminaron con su nombramiento en el edificio de la CGT de Azopardo, lo que significó una gran muestra de unidad de esto sector con las centrales sindicales del país.
Con el desafío de velar por los derechos de las y los trabajadores más postergados en tiempos de Javier Milei, Gramajo analiza el triunfo del líder libertario, advierte sobre el ajuste y pide una mayor autocrítica al peronismo «para reconstruir una salida política que vuelva a enamorar al pueblo» en esta nota con Contexto.
Vimos en tu nombramiento una gran foto de unidad con las centrales sindicales. ¿Cómo dialogó la economía popular con estos espacios?
La foto del lunes en el Salón Felipe Vallese reafirma algo que venimos haciendo hace mucho tiempo desde la UTEP, que es trabajar sobre la necesidad de construir una alianza estratégica entre el conjunto de los trabajadores y las trabajadoras de la Argentina, porque por lo menos en nuestro sector estamos absolutamente convencidos que un proyecto político de carácter nacional y popular tiene que ser protagonista, tenemos que ser protagonistas centrales de cualquier proyecto político nacional y popular, y bueno, creo que lo del lunes va en la misma dirección y por supuesto termina de alguna manera poniéndonos en un lugar importante después de haber hecho todo el proceso de construcción de la UTEP durante casi doce años, allá por el 2011, cuando arrancamos con la UTEP y en el 2019 sustituimos a la UTEP con una unidad mucho más amplia, con el conjunto de los movimientos populares.
Estos últimos meses logramos constituir una lista de unidad con el conjunto de los movimientos populares que integramos la UTEP, que habla de la maduración, de la comprensión histórica y de la comprensión del rol que tiene que cumplir nuestra herramienta sindical. Hicimos el proceso electoral el día 29, organizamos 500 puntos de votación, se acercaron masivamente a votar nuestros afiliados y afiliadas, 265.350 votos. Es rarísimo porque en general cuando sucede eso, que hay lista de unidad, la participación es mucho menor, llegamos al 60 % de la participación según nuestros afiliados, y terminamos haciendo la asunción formal el día lunes en el Felipe Vallese, que también trae encadenado la formalización de nuestra herramienta sindical en el Ministerio del Trabajo, porque hicimos todo el proceso administrativo legal que requería para avanzar en la formalización, que era uno de los objetivos que teníamos hace muchísimo tiempo desde la CTEP y después desde la UTEP.
Creo que en la Argentina hemos dado un paso muy importante en términos de formalizar una herramienta, de construir la unidad con el conjunto de los trabajadores y trabajadoras de la Argentina, que va más allá de una foto coyuntural, digamos.
¿Cuáles son los desafíos de la economía popular en este contexto?
Es difícil si efectivamente avanzan en lo que han planteado en campaña, que ha sido intentar construir o desarrollar un modelo de ajuste, de shock importante, no sólo sobre los sectores más populares, sino también sobre el conjunto del pueblo argentino. Porque creo que puede afectar mucho a varios resortes que tienen que ver con el bolsillo del pueblo, de los sectores medios, los trabajadores, de todos los sectores de la sociedad, porque hablaron de tarifas, hablaron de luz, hablaron de gas, hablaron de energía, hablaron de varios aspectos importantes que hacen a la vida cotidiana de la sociedad en su conjunto.
Creo que va a ser una situación dificultosa si eso sucede, muy crítica en todos los sectores. Creo que nosotros tenemos la responsabilidad, por un lado, de abrazarnos a nuestro pueblo, de estar muy cerca de nuestro pueblo, de ser solidarios, absolutamente solidarios con los que vayan sufriendo el ajuste que quieren aplicar. Y por otro lado esperar a que se formalice la constitución del Gobierno, que se designen las nuevas autoridades, y como siempre lo hemos hecho en cada uno de los gobiernos llevaremos institucionalmente cuáles son nuestros planteos, nuestros reclamos, nuestras demandas como sector para ver cuáles son los planteos de ellos, porque no nos tenemos claro. Esperaremos formalmente a que hagan los anuncios y cuenten a todo el pueblo argentino cuál va a ser su definitivo plan de gobierno y a partir de eso, como siempre lo hemos hecho, pediremos las reuniones correspondientes con los funcionarios que estén designados para las áreas que tienen que ver con lo que le hacemos nosotros de la economía popular.
¿Cómo analizas el triunfo de Milei?
Si uno lo mira en el corto plazo podríamos decir que tuvimos una elección en el 2019 que generamos muchas expectativas sobre el pueblo argentino y no pudimos resolver las expectativas que le hemos generado a parte de nuestro electorado en el 2019. Yo creo que ese es un elemento importante a la hora de pensar la derrota electoral.
Pero creo que también hay un problema más estructural, más de fondo. Yo soy uno de los que cree que el campo nacional y popular tiene que entrar en una etapa de debate, de reflexión, de revisión y de reconfiguración de algunos aspectos porque nosotros hemos transitado momentos importantes de gobiernos populares en América Latina que fueron un piso de derechos, de organización, de conciencia en el conjunto de nuestro pueblo, pero que no hemos tenido la capacidad a partir de ahí de empezar a construir nuevos derechos, resolver problemas que tienen que ver con la vida cotidiana de nuestro pueblo en términos de salud, en términos de educación, en términos de derechos sobre lo que hacen. Por ejemplo, en nuestro sector de la economía popular, que son trabajadores que trabajan, que se autoinventan su trabajo en diferentes ramas de la economía popular, pero que no hemos tenido la fuerza, la capacidad, la determinación para crear nuevos derechos. Entonces creo que hay un problema más estructural porque ha sido como algo que ha pasado no sólo en la Argentina sino en toda América Latina, de idas y vueltas de gobiernos populares que han quedado, que no han tenido la capacidad de pensarse cómo trascender en el tiempo y yo creo que el problema principal tiene que ver con los problemas no resueltos.
A mí cuando voy a una asamblea, a una reunión o a compartir un mate, una charla, una discusión con compañeros en una unidad productiva, en una asamblea, en un comedor, en cualquier lugar del territorio donde generalmente charlamos y discutimos con los compañeros y compañeras, me pregunto, por qué un pibe, una piba de un barrio popular de 25 años, de 20 años, votó a Milei. Y encuentro rápidamente las respuestas. Primero no me enojo, lo abrazo, lo discuto, y por supuesto le doy mi punto de vista en lo que puede significar lo que quiera hacer Milei en el país. Pero por sobre todas las cosas lo entiendo. Entiendo que haya generaciones enojadas con la política, con la democracia, porque en lo concreto hay problemas no resueltos hace muchísimos años y que nosotros tenemos la obligación de repensar eso. Los que venimos de la militancia popular, desde muy chiquitos nos organizamos en los territorios, militamos para cambiar de la vida a nuestro pueblo, y si nosotros tenemos una deuda pendiente con nuestro pueblo tenemos que reconocerla y creo que hay que revisar eso para hacer las autocríticas necesarias, no para buscar culpables, no para señalar a nadie, ni personalizar las discusiones, sino porque tenemos la responsabilidad de reconstruir una salida política que vuelva a enamorar al pueblo. Y creo que no tiene que ver con ingenierías electorales, sino reconocer cosas que hemos hecho mal, cosas que tenemos que resolver, que son muy concretas. Yo no creo que las discusiones sean súper elevadas, sino que tienen que ver con mucho con la materialidad de un sector de nuestro pueblo que hace muchísimo tiempo vive en situaciones muy difíciles. No es casual que hoy estemos con un 45 % de pobres de nuestro país. Tenemos que reconocer esa realidad y tenemos que hacer todos los esfuerzos para construir la síntesis necesaria dentro del campo nacional y popular para resolver esos problemas, porque nosotros y nosotras que venimos, de la militancia popular, militamos para eso y no nos vamos a resignar a intentar y a seguir soñando, y que es posible dar vuelta a esa situación en nuestro pueblo.
En ese sentido, cuál es tu posición respecto a los dichos de Alberto Fernández, sobre que los números de la pobreza están mal medidos.
Yo no personalizo las discusiones porque no me interesa, porque creo que tenemos que tener la responsabilidad de no caer en eso, porque las discusiones que hemos tenido en el último tiempo nos han hecho mucho daño en términos de espacio político, personalizar las discusiones no es sano. Lo que hay que reconocer son los problemas, y creo que en este caso no asumir que el instrumento que siempre se utilizó para medir la pobreza, no puedo criticarlo según lo que me convenga a mí. La realidad es la realidad, y si hoy existe un 45 % de pobreza, es así, esa es la realidad. Y lo que tenemos que pensar, discutir, ver y construir es cómo resolvemos los problemas de nuestro pueblo, que vive en un 45 % de pobreza. Creo que esa es la preocupación que tenemos que tener y no hacernos los distraídos con cuál es la realidad en la que estamos parados, porque creo que nosotros tenemos la responsabilidad de pensar esas cosas.
Somos militantes populares, tenemos ideas de cómo resolverlo y creo que las propuestas más avanzadas que han surgido en los últimos años de cómo intentar por lo menos resolver un problema de este sector han salido de los movimientos populares. Hemos avanzado en crear leyes que han intentado resolver los problemas, como son la Ley de Emergencia Social que se creó a partir de la iniciativa de los movimientos populares y que se aprobó por amplia mayoría en el Congreso de la Nación. Eso ha sido producto de la capacidad de articulación que tenemos los movimientos populares de dialogar porque ponemos en el centro los problemas de nuestro pueblo. Y la otra, es el Registro Nacional de Barrios Populares que también se transformó en ley y que ha sido una iniciativa de los movimientos populares. Nos organizamos y pensamos políticas específicas para cambiarle la vida, hoy viven en esos 5.500 barrios populares 5 millones de compatriotas.
Creo que la discusión central tiene que estar ahí y después por supuesto hacer una autocrítica profunda, una revisión profunda de lo que hemos hecho mal para tratar de repensar, reconstruir, construir la síntesis necesaria para volver a tener una alternativa política que enamore al pueblo y creo que la forma de volver a enamorar al pueblo, a los trabajadores y trabajadoras, a cada uno de los sectores sociales, estudiantiles, a las mujeres, al movimiento de mujeres, es si efectivamente tenemos la convicción y la madurez de abrir los cauces necesarios para que cada sector sea protagonista en la resolución de los problemas y en la reconstrucción de esa alternativa política.
Hablas de los derechos conquistados. ¿Qué queda ahora por lograr para la economía popular?
Creo que hay mucho por hacer. La discusión muchas veces falsamente se reduce a planes sí, planes no. Nosotros hemos visibilizado una realidad que abarca a casi 12 millones de hombres y mujeres, que atrás de esos hombres y mujeres hay una vida, hay una realidad, hay una familia. Por supuesto que en un Gobierno que pretende recortar derechos va a ser dificultoso poder pensar en conquistar nuevos derechos, pero no bajaremos los brazos bajo ningún punto de vista en tratar de construir la fuerza necesaria para que esta realidad en algún momento cambie, porque tenemos la obligación de hacerlo y seguiremos levantando la voz, organizándonos, visibilizando la realidad de este sector para tratar de que en algún momento pueda cambiar, porque a nosotros nos duele mucho la injusticia y nos motiva militar, organizarnos, porque queremos terminar definitivamente con eso, porque nosotros militamos desde muy chiquitos para eso.