Por Héctor Bernardo
El 31 de diciembre, desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, la ministra Carolina Stanley difundió una tarjeta de saludo de “Feliz 2017” con un mapa de Argentina en el que no estaban ni las islas Malvinas ni la Antártida.
La ausencia, que luego intentó justificarse como “un simple error”, se da en el contexto en el que el Gobierno de Mauricio Macri acaba de firmar un acuerdo con el Reino Unido que plasma por completo las pretensiones británicas.
La ex embajadora argentina en el Reino Unido, Alicia Castro, charló con Contexto sobre las implicancias concretas y simbólicas de este hecho y sobre la política de desmalvinazación que está llevando adelante el Gobierno de Macri.
– ¿Cómo interpreta el hecho de que un organismo estatal argentino haya difundido una tarjeta con un mapa de nuestro país en el que no están las Malvinas ni la Antártida?
– Esa representación que eligió el Gobierno nacional para darle la bienvenida al año 2017 y comunicarles feliz año nuevo a los ciudadanos es justamente la representación simbólica que le da el Gobierno de Macri a la defensa de la soberanía argentina en Malvinas y en el Atlántico Sur.
Esto no se presenta como un hecho aislado. Por lo tanto, no es creíble que se haya tratado de un error, y tampoco sería aceptable que un Ministerio de la Nación pudiera cometer ese error. Es como si nos hubieran saludado con un mapa de Argentina donde no estuviera el litoral, sin Cuyo o sin cualquier otra parte del país.
– ¿Esto adquiere otro nivel de gravedad por tratarse de Malvinas?
-Por supuesto. Esto tiene el agravante de que se trata de un territorio en disputa. Hay instrucciones editoriales de las Naciones Unidas sobre cómo deben aparecer las Malvinas y, además, hay una ley por la cual Argentina tiene una representación bicontinental que incluye el continente Antártico.
Por eso, creo que la desaparición de las islas Malvinas del mapa con el que nos saludó el Gobierno de Macri es un símbolo de cómo están tratando la cuestión Malvinas.
– ¿Usted vincula este hecho con el acuerdo que firmaron el Gobierno de Macri y el del Reino Unido el 13 de septiembre pasado?
– El acuerdo del 13 de septiembre plasma textualmente la pretensión británica sobre lo que Argentina tiene que hacer respecto de Malvinas. Esto lo digo con toda seguridad, dado que fui embajadora durante cuatro años en el Reino Unido y el texto del acuerdo, en el capítulo referido al Atlántico Sur, toma textualmente la pretensión británica de “remover todos los obstáculos” que hacen al crecimiento económico y al desarrollo sustentable de las islas en lo referente a hidrocarburos, pesca y navegación.
«Esto no se presenta como un hecho aislado. Por lo tanto, no es creíble que se haya tratado de un error, y tampoco sería aceptable que un Ministerio de la Nación pudiera cometer ese error.»
Esto quiere decir que el Gobierno se comprometió a desmantelar las medidas jurídicas, legislativas y administrativas que ha tomado Argentina para proteger los recursos naturales renovables y no renovables en las islas Malvinas.
– De manera personal y también desde el Observatorio de Malvinas, ustedes han denunciado este acuerdo. ¿Cuál ha sido la respuesta del Gobierno?
– Cuando el Gobierno se vio frente a la gran reacción adversa que hubo en la opinión pública, resolvieron que su respuesta sería mentir. Hay que recordar que este es un acuerdo que pensaron que iba a pasar entre «gallos y medianoche», y que dieron a conocer en un comunicado conjunto a la medianoche del martes 13 de septiembre.
Ante la reacción pública, tanto la canciller Susana Malcorra, como el firmante del acuerdo, el ex vicecanciller, Carlos Foradori, y el nuevo vicecanciller, Pedro Villagra, afirmaron que no se trata de un acuerdo. Esto es un intento de burlar la inteligencia de los legisladores y del pueblo argentino. Es un comunicado que dice trece veces “las partes acuerdan” y que en derecho internacional tiene validez como un acuerdo.
– ¿En qué instancia se encuentran hoy esas negociaciones?
– El acuerdo está avanzando en otorgar vuelos que salgan y vuelvan a Chile y a Brasil, de compañías que no sean argentinas y que no tengan como origen ni como destino nuestro país. Ese acuerdo ya está en marcha, específicamente con la parte que se refiere a los vuelos desde las islas. Los que no conocen el tema o no lo estudian, como la doctora Carrió, dicen que los vuelos no tienen nada de malo, pero tienen mucho de malo porque también plasman la pretensión británica de tener mayores beneficios provistos por Argentina, sin que nuestro país reciba ningún beneficio a cambio. Es decir, es algo que el Gobierno de Macri consiente a cambio de nada.
– También se supo que habitantes de las islas fueron parte de la mesa de negociación. ¿Qué implica esto?
– Los habitantes de las islas Malvinas tienen muchos derechos, pero no pueden resolver sobre la controversia de soberanía. No pueden hacerlo, no son una tercera parte.
En las negociaciones han sentado a opinar a miembros de la ilegítima asamblea de las islas. El vicecanciller Villagra ha tratado de engañar a la opinión pública cuando el 28 de diciembre dijo que, en las conversaciones que se realizaron en Londres, no se había tocado ningún tema más que los vuelos. Pero nos enteramos a través de los propios británicos de lo que no quiere admitir el Gobierno argentino. Cuando la primera ministra británica, Theresa May, saluda para Navidad a los habitantes de las islas y les augura los beneficios económicos que van a venir de los nuevos acuerdos con Argentina, no está hablando de los vuelos, está hablando de los beneficios económicos del petróleo y de la pesca.
«Los que no conocen el tema o no lo estudian, como la doctora Carrió, dicen que los vuelos no tienen nada de malo, pero tienen mucho de malo porque también plasman la pretensión británica de tener mayores beneficios.»
El vicecanciller admitió que los isleños habían sacado el tema, pero todos los que tenemos experiencia diplomática sabemos que, cuando se reúnen las cancillerías, las agendas se tratan con límites y se pactan de antemano los temas a tratar. No se puede hablar de lo que se quiera ni se pueden sacar otros temas que no estén en la agenda porque sí. Así que obviamente los temas económicos ya estaban incluidos.
– ¿Pero no tendría que conocerse el contenido de estas negociaciones?
– Han vuelto a la diplomacia secreta, no se conocen públicamente cuáles son las negociaciones, no las reportan. Se trata de a una diplomacia de secretismo, una diplomacia a espaldas del pueblo, una diplomacia que pretende incluso esconderle al Congreso un acuerdo.
Nos enteramos por el saludo de Navidad de la ministra británica Theresa May que han estado tratando el tema de hidrocarburos y pesca y nos enteramos por el saludo de Año Nuevo del Gobierno argentino que las Malvinas ya no son consideradas parte integral de nuestro territorio. Son dos hechos gravísimos y los argentinos tenemos que darle mucha importancia, porque Malvinas es una metáfora de la política de entrega del Gobierno de Macri.