“Un día estábamos desgrabando unos reportajes a Rocambole y Fenton, y justo los dos lo mencionaron en el mismo instante. Nos miramos y decidimos llamarlo ahí mismo”. Con esta epifanía explicó el Comando Luddista el momento que definió su película El alucinante viaje de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota. El nombre mencionado como una revelación fue el de Guillermo Beilinson, El Boss, hermano de Skay y realizador cinematográfico en complicidad con el guionista y actor ocasional Carlos Solari, que es el personaje sustancial de esta historia.
En la génesis de Patricio Rey, Guillermo Beilinson es el tercer hombre: el que llevó a su hermano menor hasta la Europa del Swinging London y el Mayo Francés, el que encabezó la aventura psicodélica de Diplodocum Red & Brown y el que hizo estrechar por primera vez las manos al que sería el dueto compositivo mayor del rock argentino: Solari-Beilinson. El testimonio de este hombre es valioso en sí mismo: sin él, El alucinante… podría haber sido una buena película, pero nunca el aporte documental revelador que logró ser.
Porque además de su relato, que Beilinson teje “en honor a la verdad” de los hechos pre Gulp! (1985), el hermano de Skay aporta material fílmico nunca antes visto por el público, cintas que –además de hermosas– definen el tono estético del documental. Guillermo Beilinson devela aquí las imágenes de sus ensayos cinematográficos (Ciclo de cielo sobre viento, ciencia ficción musicalizada por la primera formación de Los Redondos, y Celos, mediometraje surrealista con Solari como protagonista) y registros del viaje del grupo a Salta, en 1978, entre otras piezas inéditas. “Fue como encontrar un tesoro pirata. Teníamos idea de que existían pero jamás pensamos tener en nuestras manos esas latas de Super 8”, le contaron los realizadores al periodista Facundo Arroyo.
El viaje a la ciudad de Salta es considerado un punto de inflexión: esta verdadera travesía –realizada por estudiantes de arte y malentretenidos en un ómnibus alquilado en la Argentina de la dictadura militar– se cifra como el fin de le etapa dionisíaca de happenings informes y el inicio de la conformación del grupo nuclear del primer estallido ricotero en el circuito under, con un espectáculo algo más ordenado. Además de la importancia histórica del momento, esas imágenes contienen el mayor poder emocional de la película, una mezcla de viaje de egresados desharrapados con liberación hippie tardía, donde se encuentran el hambre de aventuras en clave kerouacquiana y el destino trágico de una generación a manos del terrorismo de Estado. Es el cénit del largometraje y quizás una pista para entender de dónde proviene ese ferviente gusto de las tribus ricoteras por las rutas.
La película aún guarda más tesoros, como el primer ensayo del grupo en los sótanos del Pasaje Rodrigo, la primera versión Ladrón de mi cerebro, fotografías inéditas y la presentación en vivo del primer disco de la banda, del que se cumplen tres décadas este año.
Fuera de estas delicias para ricoteros, el documental se sostiene en una investigación periodística sólida y bien narrada, que tomó ocho años de las vidas de sus realizadores, y que se proveyó de más de 120 horas de entrevistas. El alucinante… asoma con luz propia entre la frondosa producción cultural dedicada al legado de Patricio Rey, que marca el arribo definitivo de Los Redondos al altar de los clásicos.
*El alucinante viaje de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota se proyectará en La Plata el domingo 26 de abril en el Pasaje Dardo Rocha (50 e/ 6 y 7). 18 y 20 hs.