Por Aradia García Mujica
Las calles de Buenos Aires sintieron la verdadera reivindicación de los derechos. La gente congregada en más de cuatro calles de columnas vivieron en primera persona lo que es la resistencia trans, travesti, trava.
Luego del gran hito en la historia del movimiento trans y travesti argentino y de Latinoamérica con el fallo judicial a favor de Diana Sacayán declarando a David Marino como asesino intelectual, bajo el marco legal travesticidio social, contamos por primera vez en Argentina con un fallo histórico a favor de nuestro colectivo por homicidio a una persona travesti que considera el agravante de la violencia y el odio a la identidad o expresión de género.
A lo largo de la jornada, varixs activistas y militante de diferentes espacios políticos y sociales se concentraron en Plaza de Mayo, donde se llevaron a cabo intervenciones artísticas que fuero la antesala a la marcha. En ella se materializó la construcción de un espacio de unidad, conducido y liderado por personas trans y travestis. En Argentina la identidad travesti y trans fue considerada un delito. Miles de personas fueron encarceladas, maltratadas, violentadas y discriminadas por las fuerzas de seguridad por el mero hecho expresar su género no normativa.
Por ello, esta III Marcha Nacional tuvo un tinte político muy grade. Encarnando las denuncias populares, exigiéndole al gobierno de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal que genere políticas públicas y la implementación del cupo laboral trans.
Claudia Vásquez Haro expuso: “Hoy es un día histórico. No tenemos que ponernos a discutir entre abolicionismo y regulacionismo, sino defender a las personas trans y travestis en todos los ámbitos. Aún más las que no pueden salir de la prostitución y quieren. Hubo un retroceso exponencial en relación con nuestros derechos humanos de fines de 2015 a 2017. De 36 compañeras trans privadas de liberad, se incrementó a 87, más de un 100%. Sólo en 2017 murieron cuatro personas trans privadas de su libertad en el penal de Florencio Varela. El que nos persigue y mata es el Estado”.
En la actualidad, solo en la Unidad penitenciaria N° 32 de Florencio Varela están privadas de su libertad 46 compañeras. Hasta diciembre de 2015 eran 33. Esto se produjo debido a las razias policiales que se dan de forma violenta y recurrente, los armados de causa por la Ley 23.737 (Ley de drogas). La gran diferencia con el actual gobierno es que durante el kirchnerismo no habían matado a ninguna compañera en situación de encierro, y tampoco había faltante de medicamentos para el VIH y otras enfermedades crónicas.
Para hablar de violencia, primero hay que dejar los privilegios de lado. Violencia es no tener trabajo, no tener qué comer, estar parada en una esquina prostituyéndose en este frío de invierno. Violencia es el incremento de los travesticidios y transfemicidios, torturas y muertes de compañeras trans y travestis. Violencia es que organizaciones hegemónicas de la diversidad sexual transen con el macrismo, tapen y silencien lo que les pasa a nuestras compañeras.