Por Manuel Protto Baglione
La última edición de Fantino por la tarde, que sale de 16 a 18 por América TV, dedicó la mitad del envío a difundir información falsa y preconceptos machistas en torno al modo en que los conflictos entre les adultes afectan a sus hijes. El programa fue repudiado en las redes sociales, donde se acusó a Alejandro Fantino, conductor del ciclo, de validar los típicos discursos mentirosos del patriarcado.
El tema es presentado como una noticia bomba que viene de España, y es que se dispararon los supuestos casos de Síndrome de Alienación Parental (SAP) como uno de los efectos colaterales de las medidas de aislamiento por la pandemia de COVID-19. Su precaria definición indica que es lo que sucede cuando «el padre o la madre» manipulan al menor para ponerlo en contra del otro o la otra. En la práctica, es una bandera de los sectores antiderechos y una figura que invocan los acusados de abuso sexual intrafamiliar: «La madre le llenó la cabeza».
Durante algo más de cuarenta minutos, el conductor en la TV repetirá y repetirá ese nombre falso, SAP, desestimado por las más relevantes instituciones y organismos científicos y de salud, y dialogará con un grupo de panelistas que por momentos reconocerán que tal síndrome no existe, por momentos lanzarán afirmaciones temerarias e incomprobables, como que se multiplicaron las denuncias falsas de abuso sexual, y en ocasiones intentarán matizar sus comentarios.
En Twitter, las reacciones fueron en su gran mayoría fuertemente críticas, pidiendo la rectificación de las exposiciones. La periodista especializada en género Mariana Carbajal escribió en esa red social que «el SAP es tomado como fundamento por jueces y juezas que rechazan las denuncias de niñes, descalifican a las madres que los acompañan y a las pericias que las validan, y ordenan revinculaciones con padres denunciados». Quien desarrolló la categoría de SAP fue un pedófilo llamado Richard Gardner, un médico psiquiatra estadounidense.
Suele ser realmente patético ver los esfuerzos de la gran mayoría de los ámbitos televisivos por ser políticamente correctos y adaptar sus posiciones conservadoras a expresiones más aceptables, aggiornadas, en términos de discusiones vinculadas al género. En ese sentido, Fantino y sus panelistas e invitados harán hincapié en que el SAP puede ser direccionado por la madre contra el padre pero también al revés.
Lo insólito es que, luego de que algunes de les especialistas del programa explicitaran que el SAP no existe, los zócalos seguían usando la expresión, y aún es posible encontrarla en la web del canal. ¿Tan malos periodistas son? Bueno, sí: usan información tomada de portales web sin ninguna clase de respaldo institucional y la presentan diciendo: «Escuchen esto que me llegó de España» (donde, por otro lado, también existen movimientos sociales que no reconocen la existencia del SAP).
Pero no, no es esa la cuestión. Acá se tensiona la discusión entre noticias falsas y patriarcado, entre error, mentira e ideología. Como siempre, por otro lado.
Sabemos lo falible que pueden ser las categorías médicas (ahí está la OMS confirmándonos en 1993 que la homosexualidad no es una patología). Sin embargo, o, mejor dicho, por eso, es clave advertir la gravedad del daño que supone dar legitimidad desde los medios de comunicación al uso de términos técnicos, como «síndrome», que pretende dotar de una autoridad científica los conceptos patriarcales que buscan naturalizar, justificar y perpetuar el sometimiento sexual.