Por Ramiro García Morete
“Griten fuerte/ no voy a dejar de hablar/ Voy a encontrarte”. Eduardo Mauro tiene un tono amable y una sonrisa franca. No habla mucho ni poco: lo necesario. Es como si concentrara todo el discurso en la obra. Y mucho más cuando el trío que comanda en voz y guitarra junto a Guillermo Mauro (batería) y Fernándo Chávez Gonzalez (bajo) devino en quinteto para dar forma a un disco que extrae cualquier sentido negativo del término ambicioso. Porque en La razón de las almas Ave Tierra amplía la búsqueda que infería hard rock y aires folklóricos para adentrarse en la experimentación progresiva, las variantes de la canción dentro de la canción y el viaje sonoro.
Es un disco que ambiciona ir más allá de lo que está sonando, pero no desde una reacción consciente, sino desde una necesidad genuina. Se hace tentador pensar en la imagen que el nombre encierra: una banda que vuela alto pero que no pierde raigambre. La razón de las almas expide imaginación pero como todo en esta banda, mucho trabajo y estudio… sin importar qué indican las tendencias de hace un ratito.
«creo que lo más importante es que nos quedemos conformes con el producto y con lo que estamos haciendo. Que es algo que realmente nos dejó felices»
“Siempre por el costado», asiente el músico con una sonrisa. «No es buscado. Creo que lo más importante es que nos quedemos conformes con el producto y con lo que estamos haciendo. Que es algo que realmente nos dejó felices. El disco anterior nos encantó, pero nos quedamos con la sensación de que fue un poco a los cachetazos. Fue improvisado en algunas cuestiones”. El álbum comenzó a reproducirse desde 2016, ya con la concepción de agregar teclados (Pablo Amarillo), trompetas (Alejandro) y violines (Fedrico Terranova).
Eso implicó para Mauro liberar espacios y economizar virtuosismo, a la par de enfocar distinto los temas sin perder de vista la canción. “Por ahí llegamos tarde a la canción (risas). Me encanta el indie, me gusta la música pesada. Por ahí el stoner tuvo su momento de explosión. Pero con los temas nuestros siempre voy por otro lado… No es algo que se busca. Sale. Le debe pasar a todas las bandas”.
Con Beatles y Beach Boys presentes en la cabeza, Mauro y la banda pensaban algo grande, pero a la vez sutil. Con un delicado trabajo de mezcla a cargo de Joaquín Castillo, el disco se luce por el ensamble de matices: “Había una necesidad de que se notara. Inclusive la masterización (a cargo de Mario Breuer). Le tenés que dar un toque de volumen. Suena más bajo para que no pierda dinámica”.
Al cantante se le ilumina la cara cuando intenta explicar su interpretación del título: “El nombre en sí fue elegido al final. Lo hablé con el diseñador. Es un ave negra gigante que va bajando y hay unas aves blancas chiquitas, miles que van atacándola. Estoy hablando de alguna forma de todo lo que tenga que ver con el poder y con lo que yo considero es el mal de este mundo. Y todas esas a aves blancas serían de alguna forma las revoluciones. Estos personajes históricos que buscaban algo bueno y quedaron en el camino. ¿Qué pasó con esas almas?”.
El camino no es fácil para la música independiente, pero Ave Tierra lo sabe: “Entendimos que no estamos en un género ni una movida comercial. A menos que cambien las cosas. Es difícil con lo que hacemos nosotros. Pero la verdad no lo hacemos con el fin de pegarla ni nada de eso”.
“Es un ave negra gigante que va bajando y hay unas aves blancas chiquitas, miles que van atacándola. Estoy hablando de alguna forma de todo lo que tenga que ver con el poder»
Sin embargo, tras la presentación oficial este jueves 21 en el Teatro Bombin (59 e/12 y 13) con apertura de Cam Bezkin, la banda contará con una grilla variada hasta fin de año: Olavarría, Córdoba, San Luis y Capital, entre otras ciudades. “Queremos abrir un poco el panorama y tocar afuera, que está buenísimo. Porque acá llega un momento que termina siendo como un gran pueblo…”
Nacida en 2007, la banda cuenta con una larga y previa formación: “Todos estudiamos música. Nosotros en la Escuela de Música de Olavarría. Y después estudiamos otras carreras, pero siempre de forma particular seguimos aprendiendo nuestros instrumentos o canto”, cuenta Mauro, y reflexiona: ”Yo creo que te ayuda, pero tenés que atravesar un momento. El tipo que estudia en un conservatorio está diez horas tocando un instrumento. Se le va a complicar en un momento, porque está viendo un montón de cosas. Para mí tiene que atravesar un momento en el que vuelve a lo intuitivo, pero ya asimilado todo”. Así suena La razón de las almas: como una gran canción hecha de pequeñas porciones de sabiduría.