Por Miguel Croceri (*)
Una porción considerable de la sociedad argentina vivió una sensación de alivio hacia las últimas horas del pasado miércoles (19/03): el gobierno de Javier Milei y su ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, se había abstenido de asesinar a personas que ese día fueron parte de la masiva movilización popular en la zona del Congreso Nacional, y también se había abstenido de provocarle heridas a las/los participantes.
(Aclaración: aunque el periodismo y los discursos públicos en general no hayan incorporado la novedad, el nombre del ministerio de Seguridad fue modificado mediante un decreto presidencial emitido al comenzar febrero. Desde entonces, la denominación formal institucional es “ministerio de Seguridad Nacional”. Información oficial del gobierno argentino, posteo del 04/02/25).
El miércoles anterior (12/03), con ocasión de una manifestación similar -de apoyo a las/los jubiladas/os y en el mismo lugar, y aquel día con especial protagonismo de hinchadas de fútbol- el fotoperiodista Pablo Grillo resultó gravemente herido al recibir en su cabeza el disparo de una granada de gas, además la jubilada de 87 años Beatriz Blanco fue brutalmente tirada al piso por la Policía, al mismo tiempo centenares de víctimas sufrieron golpes en distintas partes del cuerpo o los efectos de sustancias químicas dañinas que le arrojaron efectivos armados, y 114 personas fueron arrestadas por manifestarse o por estar en la zona de la protesta. (La imagen que ilustra esta nota muestra a hinchas de fútbol que marchaban alegre y padíficamente el 12/03. Foto: Pepe Mateos).
Con semejantes antecedentes, el miércoles reciente se presentaba como una jornada de zozobra política y miedo a participar en la marcha. Pero ese día miles y miles de argentinas y argentinos vencieron los legítimos temores y fueron a poner el cuerpo a una nueva marcha. A su vez, el gobierno controló su sadismo represivo y evitó consumar una masacre. (El término “sadismo represivo” fue tomado, para esta columna, de un texto del periodista y analista político Diego Genoud publicado en el portal El Destape. Nota del 19/03/25).
Lo sucedido a mitad de la semana recién transcurrida estableció un momento de alivio -se podría decir “una tregua”- en las condiciones políticas del país, donde se sufre la estrategia de violencia contra el pueblo que el mileísmo puso en marcha desde que asumió, y que se aplicó particularmente en ocasión de las protestas contra la “ley Bases”. (Considerado en ese momento como una “nueva fase represiva”, el tema fue analizado a mediados del año pasado por VCF en un informe titulado “Palos, cárcel y acusación de ‘terroristas’ por protestar”. Nota del 07/07/2024).
El “caso” argentino
Milei encabeza en Argentina un régimen político y corporativo de utraderecha, que es la versión extrema de una ofensiva desplegada desde hace dos décadas por las derechas de América Latina sostenidas por Estados Unidos, como respuesta a los procesos populares y soberanistas que surgieron en el sur continental en los primeros tres lustros de este siglo, y que fueron liderados y representados por figuras como Hugo Chávez, Lula Da Silva, Néstor Kirchner y Cristina, Evo Morales y Rafael Correa.
El régimen no es solo el gobierno, sino la articulación entre las instituciones del Estado en manos de gobernantes “ultras” por un lado, y por otro los poderes de facto del país y del exterior que dominan a las sociedades: estos son fundamentalmente las corporaciones económicas propietarias de gigantescos volúmenes de capital, y junto con ellas las corporaciones judiciales, mediáticas, policial-militares, de servicios secretos de espionaje y acciones clandestinas, etcétera, todas respaldadas a su vez desde el extranjero.
(Sin ir más lejos, Estados Unidos acaba de convalidar el accionar antidemocrático de las corporaciones judiciales y mediáticas argentinas, y del conjunto de las derechas y ultraderechas locales, en su persecución contra Cristina Kirchner. El viernes 21/03 se informó oficialmente que la ex presidenta de la Nación tiene prohibido el ingreso a territorio estadounidense debido a las condenas “por corrupción” que pesan sobre ella. Información del diario cooperativo Tiempo Argentino, nota del 21/03/25).
Hasta comienzos de este 2025 el “caso” argentino funcionó como un experimento a nivel mundial, en la aplicación de un modelo de capitalismo salvaje extremo y violento con apoyo electoral y con niveles significativos de aceptación en las bases de la sociedad.
Los poderes del Occidente global observaban con máxima expectativa y ponían/ponen todo de su parte para que dicho experimento resulte exitoso, de modo tal que si así fuera, lo que ocurra en nuestra Patria sea un ejemplo para el resto de los países.
Funcionó de esa manera hasta el fatídico perjuicio que se auto-infligió el propio Milei en la mitad exacta del segundo mes del año, debido a su extremismo ideológico desquiciado y, en consecuencia, a su servilismo fanático y alevoso en favor de los intereses del capitalismo trasnacional, la hegemonía planetaria de Estados Unidos y las ultraderechas mundiales.
En las últimas horas del viernes 14 de febrero el jerarca argentino quiso hacer -en esencia- lo mismo que su idolatrado Donald Trump: lanzar una criptomoneda que simbolizara su poderío y que lo colocara en la cúspide de la gloria y la fama universal, a la altura de las dimensiones patológicas de su vanidad.
Pero algo falló, por razones que al menos públicamente se desconocen. Lo cierto es que un sector de los poseedores de la criptomoneda llamada “$Libra” perpetraron una maniobra por la cual su valor quedó reducido casi a la nulidad absoluta en pocas horas. Entonces, en vez de convertirse en un activo digital exitoso y potente, el lanzamiento resultó una estafa de repercusión mundial y derivó en un escándalo directamente proporcional a las ambiciones pretendidas.
(Digresión: noticias de los últimos días advierten que la meme-coin denominada “$Trump”, lanzada a mediados de enero y que llegó a tener un valor de 75 dólares, se había derrumbado a 11 dólares. Información del diario español El País, nota del 18/03/25).
Jubilados/as e hinchadas de fútbol
La cripto-estafa desgastó la legitimidad de Milei dentro de la sociedad argentina y asimismo en la opinión pública del exterior, en una medida imposible de determinar con exactitud pero en cualquier caso de alcances importantes. Y por ello generó desconfianza de los sectores de poder locales e internacionales, incluidos los factores económicos a los que habitualmente se denomina “mercados”.
Dentro de ese contexto modificado, el mileísmo trató -obvia y lógicamente- de minimizar los daños, y a la vez prosiguió su arremetida contra el bienestar de la población, los bienes públicos y los recursos de la Nación, en función de su proyecto tendiente a un “capitalismo de libre empresa” y a un mayor sometimiento del país a la dominación estadounidense. Como parte de su estrategia, repitió semanalmente la respuesta violenta contra grupos de jubiladas/os que protestaban cada miércoles frente al Congreso.
Pero un día la creatividad popular para la lucha sorprendió con una innovación que no estaba en los planes de absolutamente nadie: hinchas de fútbol del club Chacarita, en solidaridad con uno de los suyos que es jubilado y en una manifestación había sido herido por el aparato represivo, decidieron acompañar el reclamo en el espacio público de adultas/os mayores ya retiradas/os de la actividad laboral y que cobran una jubilación miserable. Se agregaron también simpatizantes de algún otro club y todos/as marcharon por primera vez el miércoles 5 de marzo, cuando la respuesta oficial fue una vez más la represión.
La semilla de una nueva etapa de la resistencia al régimen ya había sido plantada y germinó de forma rápida. A la semana siguiente se multiplicó la cantidad y volumen de hinchadas de fútbol participantes, además se sumaron organizaciones populares de todo tipo y otras/os ciudadanas/os que concurrieron por su cuenta, hasta llegar a la multitudinaria movilización del miércoles 12 que el gobierno reprimió con una violencia todavía mayor a la habitual.
Los sucesos de ese día fueron un aviso para los poderes locales y mundiales de que el experimento criminal puesto en marcha cuando asumió el actual gobierno, se enfrenta al rechazo de sectores de la población cada vez más activos y organizados.
Esa reacción desde las bases de la sociedad fue captada de inmediato por los conglomerados empresariales que manejan la economía, los cuales conocen mejor que nadie la fragilidad del esquema basado en un dólar barato artificial que funciona como ancla inflacionaria. (“Se terminó la paciencia del mercado”, fue el título de un artículo que publicó el viernes 14 el portal La Política Online, donde informaba sobre las costosísimas maniobras del gobierno y el Banco Central para tratar de controlar las variables financieras. Nota del 14/03/25).
La baja inflación es prácticamente el único factor determinante de cierto apoyo al mileísmo en segmentos sociales que están por fuera de sus votantes ideologizados y fanáticos, pero ese respaldo entró en una zona de incertidumbre y es paralelo a las turbulencias económicas.
Una última demostración, hasta ahora, de la renovada oposición social al gobierno, tuvo lugar el miércoles 19 y fue protagonizada por esas miles y miles de personas decididas y valientes que se animaron a protestar en la zona del Congreso a pesar de todos los riesgos.
En este lunes 24 de marzo, a 49 años del golpe de Estado que dio comienzo a la dictadura genocida 1976-1983, las multitudes movilizadas no solo en Buenos Aires sino en ciudades grandes, medianas y chicas de todo el territorio nacional volvieron a expresar una notable capacidad de intervención de la sociedad civil en los asuntos públicos, a pesar de la deserción de las dirigencias populares y de la complicidad con el régimen por parte de mayorías parlamentarias.
Este año, como siempre pero también como nunca, el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia es otro aviso de que una parte muy significativa de la ciudadanía argentina se opone y se seguirá oponiendo al experimento cruel y violento encabezado por Milei, al cual los poderes locales y extranjeros quieren exhibir ante el mundo como ejemplo de obediencia y disciplinamiento de los pueblos bajo el dominio de la dictadura del capital.
(*) Nota publicada en www.vaconfirma.com.ar