Por Roberto Álvarez Mur
La dinámica de convivencia con los sectores corporativos y el aparato judicial que signó el rumbo de Cambiemos se perfila ahora en la conformación de su paradigma de derechos humanos. El resultado: la designación como titular de su Secretaría Nacional de Derechos Humanos a Claudio Avruj, público defensor del polémico ex jefe de la Policía Metropolitana Alfredo “Fino” Palacios e íntimo allegado de Rubén Beraja, procesado por encubrimiento en la causa del atentado a la AMIA.
“En la DAIA, Avruj fue ni más ni menos que la persona que le presentó al ‘Fino’ Palacios a Mauricio Macri. Previamente lo había premiado por ‘colaborar’ en la causa por el atentado a la AMIA. Curiosamente se lo premió cuando de hecho había sido uno de los responsables del ocultamiento de aquello que se llamó ‘la pista siria’. Avruj es cómplice, fue nombrado por Beraja, quien está siendo procesado por la causa”, dijo a Contexto el referente de la colectividad judía argentina Jorge Elbaum.
“En la DAIA, Avruj fue ni más ni menos que la persona que le presentó al ‘Fino’ Palacios a Mauricio Macri.»
Antes de formar parte del gabinete porteño como subsecretario de Derechos Humanos de Ciudad, Avruj se desempeñó, entre 1997 y 2007, como director ejecutivo de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), organismo que representa políticamente a la comunidad judía argentina en el país y en el ámbito internacional. El mismo organismo que tres años antes de que asumiera Avruj sufrió el atentado más sangriento de la historia de nuestro país, perpetrado en la AMIA/DAIA. Avruj llegó a ocupar ese cargo de la mano del ex presidente de la DAIA Rubén Beraja, quien está siendo enjuiciado por el encubrimiento del atentado.
“Creo que el nombramiento de Avruj es coherente con el grupo de CEO nombrados por el electo presidente. Él es uno más de ellos. Un gerente de una empresa privada que ha dedicado bastantes años de su vida a trabajar en diversas instituciones del Estado o civiles con esa perspectiva gerencial, empresarial y de negocios”, aseveró Elbaum, y agregó: “En ese sentido, creo que a nivel político también nos sugiere la intención de Macri de vaciar el contenido de las políticas de derechos humanos, que se dio también en el rol de Avruj como subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad, donde vació el área de asistencia a las víctimas de trata y violencia de género, y también en el desfinanciamiento creciente –hasta casi la extinción– de los trabajadores de los sitios de la Memoria”.
Cuando Avruj se desvinculó de la DAIA para ser funcionario de la ciudad, los directivos de la institución judaica descubrieron que cobraba un cheque del partido político de Macri a través de la fundación Creer y Crecer, hecho que la colectividad judía observó con reticencia.
“Desde Llamamiento Argentino Judío, la institución a la que pertenezco, estamos en las antípodas de la AMIA, la DAIA y Avruj.»
“Desde Llamamiento Argentino Judío, la institución a la que pertenezco, estamos en las antípodas de la AMIA, la DAIA y Avruj. Tratamos de reivindicar las luchas sociales y tradiciones culturales donde los judíos han tenido lugar. En ese sentido, repudiamos la designación de un personaje de estas características, a quien conozco muy de cerca, a las personas que trabajaban con él en DAIA y los comentarios que circulaban sobre su manejo espurio del dinero”.
La designación de Avruj y su vinculación con Beraja toma mayor relevancia ante la vigencia del procesamiento de Mauricio Macri por escuchas ilegales a familiares de sobrevivientes del atentado a la mutual judía. El actual presidente electo insiste con ser sobreseído a días de asumir su cargo el próximo 10 de diciembre. Sergio Burstein, querellante en la causa, emitió una fuerte crítica a la petición de Macri, acompañada por Elbaum.
– En recientes declaraciones, Burstein –quien forma parte de Llamamiento Judío Argentino– afirmó que “(Macri) Debería ir a juicio oral de una vez por todas, y no ser salvado por una medida judicial cargada de tinte partidario y político”. ¿Cuál es su visión al respecto?
– Yo conozco muy bien a Sergio Burstein y su manera de ver las cosas, y me parece coherente considerar esto como una ofensiva para ocultar un escándalo internacional. Esta sería la primera vez en la historia, no sólo de nuestro país sino de toda América, que veríamos el próximo 10 de diciembre la asunción de un presidente procesado por delitos federales, de una gravedad penal inusitada. Y por algo tan delicado como escuchas a un pariente ya fallecido. No sé si se tiene una conciencia real del nivel de gravedad que implica la asunción de este presidente, que probablemente actúe en esa función de la misma manera que actuó como empresario.