El debate por el uso general del barbijo en la población comenzó a tomar relevancia en las últimas semanas. Ya son varios los municipios bonaerenses y gobiernos provinciales que dispusieron la obligatoriedad de la mascarilla en los habitantes, mientras que otros sectores todavía mantienen posiciones encontradas sobre la implementación de esa medida.
Un reciente informe elaborado por el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INBIOMA) del CONICET-Universidad Nacional del Comahue repasa los principales aspectos de este tema a nivel nacional e internacional, y abre la posibilidad de tomar el uso de barbijos como una medida complementaria de prevención y hasta la posible elaboración casera de los mismos.
«La OMS, y por lo tanto muchos países del mundo, desestiman el uso de máscaras para la población en general durante esta pandemia, argumentando principalmente que no hay suficientes para poder abastecer al personal médico, que se requiere educación para que se haga un correcto uso de los mismos, que pueden conducir a efectos negativos si se utilizan durante un tiempo prolongado», señala el documento al que tuvo acceso Contexto.
«podría ser un complemento a las otras medidas tomadas por el gobierno para retrasar la propagación del virus, como el distanciamiento y el lavado de manos»
No obstante, también destaca que «podría ser un complemento a las otras medidas tomadas por el gobierno para retrasar la propagación del virus, como el distanciamiento y el lavado de manos».
Entre las ventajas de la mascarilla, se afirma que puede «disminuir en alguna medida de la propagación del virus por individuos infectados»; también sostiene que podría «disminuir nuevas infecciones por individuos no infectados», ya que la máscara «evitaría en alguna medida que las partículas de virus en el aire sean inhaladas desde el exterior» y protegen al usuario. Por último, destaca que el uso del barbijo también podría «limitar el contacto mano a cara», una de las principales rutas de contagio.
En tanto, varios especialistas ya han comenzado a acercar sus propias apreciaciones sobre los usos del barbijo. «Con una correcta política pública de información sobre el uso, creo que es un recurso más que puede aplicarse. Con criterio práctico, es algo que podría funcionar, al menos como recomendación», dijo a Contexto la infectóloga de la Universidad Nacional de La Plata Silvia González Ayala.
En cuanto al debate sobre las advertencias de un posible desabastecimiento del personal sanitario debido a la demanda generalizada que podría conllevar el uso de barbijos en la sociedad civil, González Ayala se refirió a la necesidad de una política sobre «la elaboración casera de mascarillas».
«Las máscaras deben ser de producción casera y, tal vez, producción industrial, pero solo en la medida en que las cadenas de suministro no interfieran con las de las máscaras médicas de importancia crítica»
En esto coincide el informe del IMBIOMA, al señalar que cualquier recomendación para un uso más amplio de la máscara «debe ir acompañada de políticas diseñadas para mejorar su disponibilidad para los trabajadores de la salud. Las máscaras deben ser de producción casera y, tal vez, producción industrial, pero solo en la medida en que las cadenas de suministro no interfieran con las de las máscaras médicas de importancia crítica».
A su vez, el informe científico advierte que «es preocupante que los medios de comunicación y otros informes hayan enfatizado los beneficios privados del uso de máscaras (es decir, protección contra infecciones para el usuario) sin discutir la eficacia de las máscaras faciales de tela no médicas para reducir la transmisión».
Según destacan, esto podría exacerbar el problema de suministro existente de los barbijos quirúrgicos. «Es necesario que el público cuente con información fehaciente de parte de los organismos gubernamentales para que entiendan la diferencia entre los distintos tipos de máscaras, enfatizando la eficacia relativa de las máscaras de tela para prevenir la transmisión y la necesidad de aumentar la producción en el hogar», concluyen.
El informe explica:
«Las máscaras de tela deben ser LAVADAS y SECADAS después de cada uso. Deben tratarse como material contaminado cada vez que llegamos a nuestras casas. Después de cada ciclo de lavado y secado, el barbijo de tela pierde eficiencia de filtrado. Luego del 5to ciclo de lavado-secado se disminuye en un 15% su eficiencia. Se sugiere lavarlos en agua caliente con mucho jabón (que reduce su eficiencia con el tiempo en un 20% aproximadamente».