“No estoy de acuerdo con lo que hizo estos últimos días Argentina, militarizar la frontera con Bolivia, en La Quiaca, al frente de Villazón”, señaló el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales.
El gobierno argentino de Mauricio Macri inició esta semana el traslado de militares al nuevo destacamento de La Quiaca (ciudad fronteriza con Bolivia), provincia de Jujuy. La decisión generó el repudio del presidente del Estado boliviano, que la calificó como un intento de amedrentamiento.
Según publicó el diario La Razón de Bolivia, Morales aseguró que “lo que hacen es amedrentar. Intentarán asustarnos. No nos vamos a asustar, somos un pueblo unido. Intentarán como sea amedrentaros. No van a poder. No nos vamos a asustar. Mientras estemos unidos nadie va a parar nuestro proceso de cambio”.
Desde que Macri asumió la conducción del gobierno argentino, la relación con Bolivia, que hasta ese momento era de una amplia cooperación, cambió rotundamente. Entre los varios roces generados por el gobierno de Cambiemos, el más evidente fue el abandono “temporal” de la participación argentina en la UNASUR cuando tomó la Presidencia Pro Tempore (PPT) el mandatario boliviano. A esta decisión y a muchas otras de carácter hostil hacia el gobierno boliviano, ahora se suma la militarización de la frontera.
En diálogo con Contexto, Ariel Basteiro, exembajador argentino en Bolivia, explicó que “es lógico el reclamo de Evo Morales ante la información que se conoció en estos días sobre la decisión del gobierno argentino de militarizar la frontera norte. La idea es remplazar a los gendarmes por militares. Gendarmería no deja de ser una fuerza policial y el hecho de enviar militares a la zona de frontera con el argumento del combate al narcotráfico genera una obvia reacción de Bolivia”.
“En estos últimos dos años se ha generado, por parte del gobierno argentino, una persecución a los inmigrantes bolivianos. Eso se ve tanto en la ciudad de Buenos Aires como en las zonas de fronteras. Se trata de complicar los trámites migratorios cada vez que un ómnibus procedente del interior de Bolivia intenta ingresar a Argentina”, remarcó.
Basteiro sostuvo que “este anuncio de la militarización de la frontera se suma a toda una serie de medidas que buscan poner un freno y tomar distancia de las políticas de integración regional que se habían consolidado en los últimos años”.
“Según anunció el gobierno argentino, en principio desplegará unos quinientos militares para que el próximo año terminen siendo unos 5 mil. Esto va a modificar sustancialmente las relaciones que existían hasta el momento”, afirmó.
El exembajador señaló que “ese despliegue militar es desproporcionado y carece de sentido, ya que todos sabemos que hoy el traspaso de drogas no se hace con las famosas ‘mulas’, sino mediante aviones que llevan la droga a lugares que están muy lejos de la zona fronteriza”. “Esta acción tiene como trasfondo la intención de poner distancia con el gobierno de Evo Morales y alejarse de cualquier medida de integración y trabajo conjunto”, remarcó.
Bastiero explicó que “Bolivia es un integrante del ALBA, además se solidariza con Venezuela y repudia la persecución desatada contra Lula y Dilma (en Brasil), contra Cristina Fernández de Kirchner (en Argentina) y contra Rafael Correa (en Ecuador). Evo Morales no es un presidente que responda a la doctrina impuesta en la región por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Eso a la derecha le molesta. Por eso, cuando recientemente Evo se solidarizó con Milagro Sala, que había sido internada, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, le contesto de una manera que en cualquier otro momento hubiera causado un problema diplomático entre los dos Estados. A la derecha no le gusta que el presidente de Bolivia no responda a sus mandatos”.
“La última medida que se ha anunciado y que seguramente va a traer una respuesta desde el gobierno de Bolivia es la que dio a conocer el jueves la Secretaría de Energía de la Nación Argentina cuando informó que se va a reanudar la venta de gas a Chile. Eso va a traer consecuencias, porque en el acuerdo firmado en 2005 para la compra de gas boliviano se puso como condición que Argentina dejara de ser proveedora de gas a Chile dado el conflicto diplomático que mantienen estos dos países. Ahora este anuncio rompe ese acuerdo. Eso va a generar una respuesta del gobierno boliviano”, señaló.
Basteiro concluyó que “el gobierno argentino está permanentemente generando fricciones dentro de la región contra países como Venezuela o Bolivia. Eso es porque Macri quiere que Argentina sea el gendarme de Estados Unidos en la región y que genere permanentes conflictos con los países sudamericanos que no se alinea con Washington”.