El lanzamiento de Bondi, el nuevo libro de la escritora y docente universitaria Marina Arias, suma otro tramo al viaje iniciado con Neoprene (2005) y continuado en Mochila (2014), precuelas que –sin haber sido planeadas como tales– construyeron los veintidós años transcurridos en la errante relación amorosa entre los personajes Mariana y Christian. En esta tercera parte, Arias reafirma el tono ascético y directo que caracterizan sus relatos, donde las calmas y las tensiones no quedan explícitas en lo dicho, sino implícitas en los silencios que se cuela entre párrafos breves y diálogos incisivos.
«Creo que el planteo que aparece entre ellos es caer en la cuenta de la finitud de la vida. Hay algo que suele suceder, y de hecho aparece en el libro, que cuando se pasan los cuarenta de verdad uno se da cuenta de que la vida se termina», dijo a Contexto la escritora que hoy presentará en La Plata su nuevo trabajo, publicado por la editorial emergente Club Hem, ya inserta en el circuito local como semillero de decenas de escritores, tanto iniciados como establecidos.
Tras el inicio, en Neoprene, de aventuras marcadas por el nihilismo juvenil inyectado por la grasa menemista, en Bondi, Mariana ha terminado de estudiar casi a los cuarenta años, luego de cursar su carrera durante la década ganada. Christian, por su lado, entra en conflicto respecto de la decisión de volver a buscar a su viejo amor poniendo en riesgo un presente de comodidad y monotonía.
La tensión por un ocaso no inmediato –aunque advertible– de la vida transita esta nueva etapa de la historia entre Christian y Mariana, encontrados jóvenes en los noventa, luego reencontrados durante última década en Mochila, hoy, en conflicto con las urgencias de asumir las rutinas de la vida adulta mientras aquella juventud queda cada día más atrás. El pulso del amor contra el paso del tiempo están en permanente conflicto en una historia que, en manos de Arias, logra fugarse de manera permanente de los lugares predecibles y convencionales. «Hay un escape permanente de lo establecido; un escape hacia adelante del deseo».
En un formato más cercano al guión de cine que a la novela clásica, el despojo de climas sobreactuados o páginas cargadas de interminables reflexiones pone a la narrativa de Bondi en algún lugar entre la frialdad atrapante de Raymond Carver o la guerra silenciosa que se percibe en cualquier episodio de Mad Men.
«La escritura es vertiginosa, no tengo tiempo para pensarla o planificarla: me sale así. No hay grandes descripciones de personajes o escenarios pero, paradójicamente, me han dicho que es muy visual», sostuvo la autora, en cuya obra el viaje es un elemento en permanente tracción para las historias, ya sea en viejas estaciones de tren del interior o entre los innumerables colectivos del conurbano y la Capital Federal.
«La mirada no es melancólica o trágica. Esta idea de la finitud de la vida puede llevar a los personajes a tomar decisiones delirantes. Luego, la temperatura sube o baja, y a veces se pueden cometer muchas locuras», dijo Arias, y agregó: «No sé si es una conclusión final de la trama entre Mariana y Christian. Bondi surgió disparada sin querer por un relato que me encontraba escribiendo que ni siquiera tenía que ver con estos dos personajes. Quizás con el tiempo surja la idea de volver a escribir una aventura entre ellos dos».
Arias lanza hoy esta nueva escala en la ruta de los personajes a quienes dio vida hace más de diez años y anticipa, sin decirlo, no tanto el final de este viaje, sino la posibilidad de empezar uno nuevo.
La presentación será en La Plata hoy a partir de las 20:30 hs en El Espacio (Diagonal 78, esquina 6).