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Borrar al kirchnerismo para volver a la “normalidad” liberal

Por Leandro Gianello

El firme empeño macrista en cancelar el legado cultural asociado al kirchnerismo es uno de los grandes cambios que conforman el eje de la nueva gestión que, aunque no sea admitido en forma oficial, avanza furioso arrebatando espacios que suponían una reivindicación histórica y social por fuera de los lineamientos políticos.

La transformación de los símbolos es una manera de suprimir las huellas ideológicas para reemplazarlas por otras, una resignificación que implica, en el caso de Cambiemos, suplantar o destruir la herencia anterior como forma de humillación y poder.

Por supuesto que la promesa de “mantener lo que está bien”, esgrimida con énfasis durante la campaña, no se correspondía de ninguna manera con las reivindicaciones históricas de los líderes latinoamericanos o los procesos sociales de inclusión y desarrollo que fomentaron y que ganaron un espacio dentro de la “pesada herencia”, como solía decir, con ironía, Cristina Kirchner.

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Eduardo Jozami.

Eduardo Jozami, periodista, escritor y miembro de Carta Abierta, aseguró a Contexto que “son drásticos” los cambios culturales que pretende hacer el macrismo, por ejemplo, al retirar los cuadros de Néstor Kirchner y Hugo Chávez de las paredes de la Casa Rosada. “No sólo es un cuestionamiento a sus figuras; buscan demostrar que no corresponde que el ex presidente de Venezuela tenga un lugar tan central en la iconografía nacional”, reflexionó el también biógrafo de Rodolfo Walsh.

Jozami: «buscan demostrar que no corresponde que el ex presidente de Venezuela tenga un lugar tan central en la iconografía nacional”.

“Podrían buscar formas menos agresivas respecto a la mitad de la población que votó al kirchnerismo. Intentan borrar una experiencia de doce años, no es solamente marcar diferencias o rectificar el rumbo en algunas cuestiones”, expresó Jozami. “Se quiere borrar al kirchnerismo de la historia argentina, algo que es imposible, pero que define muy bien el propósito de este Gobierno”, agregó.

Suplantar a los próceres de la oficina presidencial por obras modernas o fotografías va en el mismo sentido que el de los nuevos billetes, “una idea de deshistorizar la política argentina y, a su vez, un modo de despolitizar la sociedad y terminar con todo lo que ha sido central en el pensamiento de estos años”, apuntó Jozami.

El gobierno kirchnerista siempre buscó recuperar la historia social y popular, “reflexionar sobre ella en un ida y vuelta con el presente”. Hay que pensar, alertó, que la política tiene mucho en común con la historia, pero todo esto cambia, o pretenden que cambie, con las acciones llevadas a cabo.

Los nuevos y los viejos cuadros
Los nuevos y los viejos cuadros.

“Este proyecto macrista es una combinación rara de frivolidad y liviandad, por un lado, y agresividad y brutalidad por el otro, todo dentro del mismo envase”, y el macrismo, según Jozami, “quiere instalar otra manera de ver la política en la sociedad, quiere un país en donde no se discuta. Por eso se le da tanta importancia a esta idea de que hay que terminar con la grieta”.

“Si algo tuvo de interesante la experiencia kirchnerista, entre tantas otras cosas, es esa capacidad para recuperar la tradición popular del peronismo y también lo mejor de las distintas tradiciones ideológicas” nacionales, pero ahora estamos frente a una “banalización de la política”, advierte Jozami.

Mariano Fraschini
Mariano Fraschini.

Por otra parte, Mariano Fraschini, politólogo de la Universidad de Buenos Aires, indicó a este medio que el proceso iniciado por el macrismo “es una cuestión puramente simbólica en la que se trata de borrar de plano a figuras trascendentales del siglo XXI para la región”.

Fraschini: “están planteando una idea de ahistoricidad, pretendiendo anular la existencia del kirchnerismo y el chavismo”.

Las transformaciones políticas, sociales y económicas de este período son ahora rechazadas “planteando una idea de ahistoricidad, pretendiendo anular la existencia del kirchnerismo y el chavismo” en la realidad de los pueblos como si fueran sucesos extraordinarios dentro de la “normalidad neoliberal”, aseguró Fraschini.

“Macri no está desubicado, está ubicado en un lugar que tiene esa linealidad histórica del neoliberalismo económico y político, y Néstor Kirchner y Hugo Chávez rompen con esa idea”, completó el politólogo.

Estas medidas “apuntan al olvido, a la no existencia, es un proceso de invisibilización” que busca encuadrar a estos gobiernos populares dentro de una anormalidad en el pasado, en donde los líderes que desviaron el curso liberal son anulados, y con ellos todos sus símbolos, apuntó Fraschini.


 

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