“Esos marginales rojos serán prohibidos en nuestra patria”, aseguró el candidato de ultraderecha Jair Bolsonaro en referencia a los miembros del Partido de los Trabajadores (PT) y del Movimiento Sin Tierra (MST). En el discurso más violento de la campaña electoral, Bolsonaro, que en más de una oportunidad ha reivindicado los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar, a la que denomina como “época maravillosa”, afirmó: “Ahora la limpieza será mucho más amplia”. Y agregó: “O salen fuera (del país) o van a la cárcel”.
El líder de ultraderecha señaló que los miembros del PT “Perdieron ayer –en clara referencia a la dictadura–, perdieron en 2016 –en alusión al golpe parlamentario contra Dilma Rousseff– y van a perder la semana que viene de nuevo –el balotaje–”. Luego afirmó que el expresidente Lula da Silva se va a “podrir en la cárcel”, y que después de las elecciones el candidato del PT Fernando Haddad también irá preso.
El violento discurso aumentó el rechazo a su candidatura y redujo la distancia entre los dos candidatos. La última encuesta de la consultora Ibope indica que cuenta con un 57% de intención de voto, mientras Haddad tiene un 43%. Otras encuestas difundidas este miércoles indican que Bolsonaro tendría 53% de intención de voto y Haddad 47%.
El violento discurso aumentó el rechazo a su candidatura y redujo la distancia entre los dos candidatos. La última encuesta de Ibope ubica a Bolsonaro con un 57% de intención de voto y a Haddad con un 43%.
También marca que el rechazo a Bolsonaro sigue en aumento mientras que el rechazo a Haddad disminuye, lo que los seguidores del PT esperan que sea una tendencia que se consolide de cara al balotaje del próximo domingo 28 de octubre.
La expectativa del sector que apoya a Haddad se centra en buscar el voto del 20% que no participó de las primarias y del porcentaje que votó en blanco. Guilherme Boulos, excandidato a presidente que ahora brindó su apoyo al referente del PT, aseguró que “neutralidad frente al horror no es neutralidad. Es complicidad”.
La segunda vuelta electoral se realizará en medio del peor momento que vive la democracia brasileña desde el fin de la dictadura. El marco electoral es el de un gobierno de facto –de Michel Temer–, surgido del golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, con la intervención militar de Rio de Janeiro, tras el asesinato de la concejala Marielle Franco y el arbitrario encarcelamiento y la ilegal proscripción del candidato con mayor intención de voto, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Tras violentas declaraciones y amenazas de Bolsonaro, el expresidente Lula da Silva publicó una carta abierta. El texto completo:
«Mis amigos y mis amigas,
Llegamos al final de las elecciones ante la amenaza de un enorme retroceso para el país, la democracia y nuestra gente tan sufrida. Es el momento de unir al pueblo, los demócratas, todos y todas en torno a la candidatura de Fernando Haddad, para retomar el proyecto de desarrollo con inclusión social y defender la opción de Brasil por la democracia.
Por más de 40 años he recorrido este país buscando encender la esperanza en el corazón de nuestro pueblo. Siempre enfrentamos el prejuicio, la mentira y hasta la violencia, y, aún así, logramos construir una profunda relación de confianza con los trabajadores, con las personas más humildes, con los sectores más responsables de la sociedad brasileña.
Esconder de la sociedad que la Lava Jato y todas las investigaciones sólo fueron posibles porque nuestros gobiernos fortalecieron la Contraloría General de la Unión, la Policía Federal, el Ministerio Público y el Judiciario. Por eso, y por las nuevas leyes que aprobamos en el Congreso, que la suciedad dejó de ser barrida debajo de la alfombra, como siempre sucedió en nuestro país.
A pesar de la persecución que hicieron al PT, el pueblo continuó confiando en nuestro proyecto, lo que fue comprobado por las encuestas electorales y por la extraordinaria recepción a nuestras caravanas por Brasil. Todos saben que fui condenado injustamente, en un proceso arbitrario y sin pruebas, porque sería elegido presidente de Brasil en la primera vuelta. Y resistimos, lanzando la candidatura del compañero Fernando Haddad, que llegó a la segunda vuelta por el voto del pueblo.
Lo que asistimos desde entonces ha sido la escandalosa caja 2 para impulsar una industria de mentiras y de odio contra el PT. De donde me encuentro preso injustamente hace más de seis meses, aguardando que los tribunales hagan finalmente la verdadera justicia, mi mayor preocupación es con el sufrimiento del pueblo, que sólo va a aumentar si el candidato de los poderosos y de los adinerados es elegido. Pero me quedo pensando, todos los días: ¿por qué tanto odio contra el PT?
¿Nos odian porque sacamos a 36 millones de personas de la miseria y llevamos más de 40 millones a la clase media? ¿Porque sacamos a Brasil del Mapa del Hambre? ¿Porque creamos 20 millones de empleos con cartera firmada en 12 años y elevamos el valor del salario mínimo en un 74%? ¿Nos odian porque fortalecemos el SUS, creamos las UPAS y el SAMU que salvan miles de vidas todos los días?
¿O es que nos odian porque abrimos las puertas de la Universidad a casi 4 millones de alumnos de escuelas públicas, de negros e indígenas? ¿Porque llevamos la universidad a 126 ciudades del interior y creamos más de 400 escuelas técnicas para dar oportunidad a los jóvenes en las ciudades donde viven con sus familias?
Fue por el camino del diálogo y el despertar de la conciencia ciudadana que llegamos a la Presidencia de la República en 2002 para transformar el país. El pueblo sabe y la historia va a registrar lo que hicimos juntos para vencer el hambre, superar la miseria, generar empleos, valorar los salarios, crear oportunidades, abrir escuelas y universidades para los jóvenes, defender la soberanía nacional y hacer de Brasil un país respetado en todo el mundo.
Tengo conciencia de que hemos hecho lo mejor para Brasil y para nuestro pueblo, pero sé que eso ha contrarrestado intereses poderosos dentro y fuera del país. Por eso intentan destruir nuestra imagen, reescribir la historia, borrar la memoria del pueblo. Pero no van a conseguirlo.
Para derrocar al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, en 2016, juntaron a todas las fuerzas de la prensa, con la Rede Globo al frente, y de sectores parciales del Poder Judicial, para asociar al PT a la corrupción. En el diario Nacional y en todos los noticieros de la Globo intentó decir que la corrupción en la Petrobrás y en el país habría sido inventada por nosotros.
Tal vez nos odien porque promovemos el mayor ciclo de desarrollo económico con inclusión social, porque multiplicamos el PIB por 5, porque multiplicamos el comercio exterior por 4. Tal vez nos odien porque invertimos en la explotación del pre-sal y transformamos a Petrobrás en una de las mayores petroleras del país, mundo, impulsando nuestra industria naval y la cadena productiva del aceite y gas.
Tal vez odien al PT porque hicimos una revolución silenciosa en el Nordeste, llevando agua a quienes sufrían con la sequía, llevando luz para quien vivía en las tinieblas, llevando oportunidades, astilleros, refinerías e industrias para la región. O tal vez porque realizamos el sueño de la casa propia para 3 millones de familias en todo el país, cumpliendo una obligación que los gobiernos anteriores nunca asumieron.
¿Odio el PT porque abrimos las puertas del Palacio del Planalto a los pobres, a los negros, a las mujeres, al pueblo LGBTI, a los sin techo, a los sin tierra, a los hansenianos, a los quilombolas, a todos y todas que fueron discriminados y, olvidado a lo largo de siglos? ¿Nos odian porque promovemos el diálogo y la participación social en la definición e implantación de políticas públicas por primera vez en este país? ¿Odio el PT porque jamás interferimos en la libertad de prensa y de expresión?
Tal vez odien al PT porque nunca antes Brasil fue tan respetado en el mundo, con una política exterior que no hablaba grueso con Bolivia ni hablaba fino con Estados Unidos. Un país que ha sido reconocido internacionalmente por haber promovido una vida mejor para su pueblo en absoluta democracia.
¿Odio el PT porque creamos los más fuertes instrumentos de combate a la corrupción y, de esa forma, dejamos expuestos todos que compaginaron con desvíos de dinero público?
Tengo mucho orgullo del legado que dejamos para el país, especialmente del compromiso con la democracia. Nuestro partido nació en la resistencia a la dictadura y en la lucha por la redemocratización del país, que tanto sacrificio, tanta sangre y tantas vidas nos costó.
En este momento en que una amenaza fascista pase a Brasil, quiero llamar a todos y todas que defienden la democracia a unirse a nuestro pueblo más sufrido, a los trabajadores de la ciudad y del campo, a la sociedad civil organizada, para defender el estado democrático de derecho.
Si hay divergencias entre nosotros, vamos a enfrentarlas a través del debate, del argumento, del voto. No tenemos el derecho de abandonar el pacto social de la Constitución de 1988. No podemos dejar que la desesperación lleve a Brasil hacia una aventura fascista, como ya hemos visto en otros países a lo largo de la historia.
En este momento, por encima de todo está el futuro del país, de la democracia y de nuestro pueblo. Es hora de votar en Fernando Haddad, que representa la supervivencia del pacto democrático, sin miedo y sin vacilaciones.
Luiz Inácio Lula da Silva»