El proyecto de reforma previsional impulsado por el mandatario golpista Michel Temer en Brasil será discutido por el Congreso brasileño esta semana. Los sindicatos anunciaron un paro general para el martes 5 de diciembre en repudio a la medida. La división generada en el bloque gobernante haría que el oficialismo no cuente con los votos necesarios para la aprobación.
Desde que tomó la presidencia, Temer dio un giro de 180 grados a las políticas del gobierno. El modelo neoliberal impuesto por el mandatario de facto y sus socios generó, en el corto plazo, un marcado aumento de la desocupación. Más de 2,3 millones de trabajadores brasileños pasaron a engrosar el universo de desocupados, que trepó hasta los catorce millones.
A ello se sumó el recorte de planes sociales, como el del programa “Bolsa Familia”. El gobierno dio de baja a más de un millón de hogares que recibían este beneficio.
En ese contexto, el golpista y sus socios impulsaron y aprobaron una reforma laboral que produjo un enorme retroceso de los derechos de los trabajadores y que el expresidente Luiz Inacio Lula Da Silva definió como “un regreso a la esclavitud”.
A pesar de las masivas protestas y de que el grito “Fora Temer!” se escucha cada día con más fuerza, las medidas contra la clase trabajadora no encontraron límite y el presidente de facto envió al Congreso un proyecto de reforma previsional que, entre otros aspectos, propone un aumento de la edad jubilatoria.
La reforma previsional será tratada esta semana en el Congreso. Temer tenía la intención de que se apruebe antes de fin de año. Las centrales sindicales de Brasil anunciaron un paro general para el día 5 de diciembre, con el objetivo de exigir que la medida no sea aprobada.
Al creciente repudio popular a la media se suma la división generada entre el partido de gobierno, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), y su principal socio, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). División que haría que el oficialismo no cuente con los votos necesarios para la aprobación del proyecto.
Todo indica que la ferviente intención de Temer de aprobar la medida antes de fin de año fracasará. Lo que sería el primer gran revés para el mandatario de facto, que se encuentra cada día más solo y más repudiado.