El martes 26 de junio, el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil se iba a expedir sobre la condena al expresidente Luis Inacio “Lula” Da Silva, quien permanece como preso político desde el 7 abril de este año. La posibilidad de que se ordenara la liberación del exmandatario estaba firme. Sin embargo, a último momento el juez Edson Fachin canceló la audiencia y, por pedido del Tribunal Federal Regional N° 4 (que condenó a Lula en segunda instancia), archivó el recurso presentado por la defensa del líder del Partido de los Trabajadores (PT) y principal candidato para las elecciones presidenciales de octubre.
En diálogo con Contexto, Oscar Laborde, diputado del Parlasur y coordinador del Comité Argentino de Solidaridad Lula Presidente, aseguró que “es evidente que todas estas medidas son decisiones políticas que toma una parte del Poder Judicial que está empecinado en que Lula siga preso. Eso quedó marcado con la decisión en primera instancia del juez federal Sergio Moro, como así también con el fallo en segunda instancia del Tribunal Regional Federal de Porto Alegre y, ahora, con esta medida”.
“Recientemente, el Superior Tribunal Federal absolvió a la presidenta del PT, Glessie Hoffmann, porque durante el proceso se cometieron todo tipo de irregularidades, al igual que en el caso de Lula. En ese mismo fallo el Tribunal dice que fue totalmente desproporcionado llevar detenido a Lula en 2016, con un operativo que implicó a quinientos efectivos, y retirarlo de su casa esposado. El fallo remarca que Lula siempre se había mantenido a derecho, es decir, que siempre que se lo había citado se había presentado sin oponer resistencia”, remarcó.
Laborde señaló que “ese fallo sobre Hoffmann sentaba un precedente para que el martes este Supremo Tribunal revisase la sentencia y dejara libre a Lula, pero sorpresivamente el Tribunal Regional impidió que sea tratado”.
El diputado del Parlasur sostuvo que “en Brasil la derecha tiene un problema, porque está empantanada. Tenía un plan de cuatro pasos, pero no saben cómo avanzar. El primero de los pasos era destituir a la presidenta Dilma Rousseff, el segundo era perseguir y encarcelar a Lula Da Silva, el tercero era imponer un brutal ajuste y el cuarto paso, que hasta ahora no pueden concretar, era imponer un candidato del establishment para las elecciones de octubre y así lograr sostener el modelo”.
“Intentaron posicionar como candidato al gobernador del estado de São Paulo, Geraldo Alckmin, y también al prefecto de la ciudad de São Paulo, João Doria, pero no pudieron instalar a ninguno de los dos. Lula sigue al frente de todas las encuestas, con cerca del 35% de intención de voto, y el que va segundo, con 18%, es Jair Bolsonaro, que es realmente impresentable. Bolsonaro es un hombre que reivindica la dictadura, que dice que si gana va a suprimir el Ministerio de Cultura y que hace campaña con un muñequito con la figura de Lula al que le apuntó con su dedo simulando que es una pistola que dispara. En todo este contexto, Lula parece imbatible”, explicó.
Por último, Laborde señaló que “el 26 y 27 de junio, en el marco de las actividades del Comité Argentino de Solidaridad Lula Presidente, visitará Argentina el excanciller brasileño Celso Amorim. Haremos un acto en la UMET y seguramente se reunirá con Cristina Fernández de Kirchner para poder denunciar la injusticia que significa este encarcelamiento. Una injusticia que hay que enmarcar dentro de una estrategia regional contra todos los grandes líderes populares”.