El domingo 21 de noviembre se realizarán la elección presidencial en Chile para ver quién conducirá los destinos del país durante el período 2022-2026. La disputa será entre siete candidatos de muy variado recorrido político, aunque las últimas encuestas anuncian una segunda vuelta, que se realizaría el 19 de diciembre, entre el candidato de izquierda, Gabriel Boric, y el ultraderechista, José Antonio Kast (abierto defensor del pinochetismo). Pero nada está dicho aún. El nivel de participación de la sociedad es el dato clave y a la vez la gran incógnita para saber si Chile dará una vuelta de página a su historia reciente y pondrá fin a una etapa.
Los candidatos que disputarán la elección son Marco Enríquez-Ominami (Partido Progresista), Gabriel Boric (Apruebo Dignidad), José Antonio Kast (Partido Republicano), Sebastián Sichel (Chile Vamos), Yasna Provoste (Partido Demócrata Cristiano), Eduardo Artés (Unión Patriótica) y Francisco Parisi (Partido de la Gente).
Para analizar qué puede deparar la elección en Chile, Contexto dialogó con Lido Iacomini, analista político y responsable de relaciones internacionales de Carta Abierta, y con Jorge Kreyness, analista político y secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de la Argentina.
Iacomini señaló que «la elección en Chile es decisiva. Como todos saben, en 2019 comenzó un proceso insurgente que dio vuelta una situación que parecía irreversible. La derecha neoliberal se había enquistado allí y había transformado a ese país en su principal bastión para propagandizarse como el modelo a seguir por todos los países de América Latina. El modelo de la extrema privatización: la privatización de la enseñanza, de la salud, de las jubilaciones, etc.».
«Esa situación era insostenible y fue el movimiento estudiantil, los jóvenes, los que dieron el primer paso para cambiarla», explicó Iacomini, y agregó: «Ese pueblo que parecía paralizado por la herencia del pinochetismo se levantó y generó un proceso constituyente que va a enterrar la Carta Magna de la dictadura».
El analista remarcó que «sin embargo, en todo ese proceso hubo contradicciones. Los partidos del sistema no dieron una respuesta a la altura de las demandas de la sociedad. Por eso en Chile hay una crisis del sistema de representación política y los alzamientos de 2019 no tienen un claro correlato en la vida política del país, y las elecciones presidenciales dependen de un sistema político. Hay un sector ausente de ese sistema, ese sector son las fuerzas nuevas que no lograron avanzar tanto como para transformarse en formaciones políticas organizadas para disputar el poder político. Por eso estamos a las puertas de una elección y una gran parte del electorado aún no ha decidido su voto».
«Si crece la participación, puede ganar el candidato de izquierda, Gabriel Boric, si no, el candidato de la extremaderecha, José Antonio Kast, puede quedarse con la elección», concluyó Iacomini.
Por su parte, Jorge Kreyness, sostuvo que «Chile vivirá una jornada muy especial que anuncia un cambio. Según las encuestas, al contrario de lo que ha ocurrido históricamente, la Democracia Cristiana no aparece entre las primeras opciones de los votantes, ni tampoco el Partido Socialista. Todo indica que, de no haber una sorpresa, la elección se definirá entre el candidato del partido progresista o de centroizquierda, Gabriel Boric, y el candidato de la ultraderecha, José Antonio Kast».
El analista alertó que «las encuestas también señalan que no habrá un ganador en primera vuelta y que la segunda vuelta electoral, a realizarse en diciembre, sería entre estos dos candidatos».
«Chile ha dado muchas sorpresas en los últimos años. Hubo grandes movilizaciones populares y en la actualidad, contra la voluntad del presidente Piñera y del sector que él representa, se lleva adelante una asamblea constituyente, presidida por una mujer de los pueblos originarios. Asamblea que va a cambiar la carta magna heredada de la dictadura de Pinochet. Veremos si tantos cambios en ese país se ven reflejados en la elección del domingo o si, por el contrario, prevalece el enfoque ultraderechista», concluyó Kreyness.
