Por R.G.M.
Esa efímera luz que fue Elliott Smith aseguraba que debía haber algo de tristeza en su música «para que la felicidad en ella realmente importe». Cuando Gaby Caniza nos presenta Canciones felices debemos desechar cualquier expectativa de fervor, esparcimiento y edulcorados estribillos. De felicidad hedonista, si hablamos en términos filosóficos. Contraria y más acertadamente, podríamos aplicar una mirada aristotélica donde la felicidad habita en el ejercicio de la virtud. Y la virtud de este compositor de voz profunda e inclasificable reside en contar su pena con belleza e integridad.
Entre arpegios de guitarra, vibráfonos y sutiles experimentaciones sonoras, Caniza nos sume en una atmósfera íntima y melancólica, casi atemporal. «Déjame prender fuego todo / quemarme adentro aquí», introduce con el tema que da nombre al álbum y a un universo de contrastes, entre una suerte de cajita musical y una coda explosiva. Esa dinámica de claroscuros, melodías dulces y versos agrios, sobrevuela todo el trabajo. «No merezco yo estar tirado sin tu amor», entona lindante a la canción melodramática de los 60 para el track «Arboles crueles».
Sin embargo, el dramatismo no debe confundirse con histrionismo. Caniza consigue expresividad sin sobresaltos ni patetismos. Más bien parece cantar como quien toma la guitarra en su cuarto, con los párpados pesados y la mirada perdida en algún punto de la ventana, sabiendo que «mientras tanto sale el sol». «¿Cuándo será el día que estemos juntos?», pregunta luego una pieza de guitarra y piano reverberante de aura fantasmagórica.
El final nos reserva, ahora sí, el tema más alegre y pegadizo: «Hello, let’s go fuck», donde el compositor exhibe su capacidad de crooner alternando inglés y castellano así como las décadas del 50 y 60. No llega a ser un happy ending perfecto, pero en cierto modo sabe a redención.
Pues ni la vida ni los amores ni los discos son o deben ser perfectos. La felicidad, quizá, se trate de entender eso tan simple y tan difícil a la vez.
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«Canciones felices es un disco que hice hace cuatro años y entre idas y venidas un día decidí terminarlo. Es muy diferente a toda mi otra discografía, pero yo vivo haciendo música y hay cosas que nunca saqué que son más diferentes aun. Soy bastante prolífero componiendo y siempre me gustó hacer de todo porque me lo tomo bastante como un juego a esto. Por eso mismo mezclé todo en casa y mastericé todo yo (también por mi creencia de que ningún ingeniero de mezcla puede entrar dentro de mi cabeza para realmente llegar a los resultados que solo yo me imagino). Un poco de esa crudeza en el audio siempre me gustó. Soy partidario de escuchar música bien grabada y bien tocada, pero en este caso quise darle esa forma al disco. Porque no es una historia agradable como para que suene todo HD. Por ahí está bueno que la crudeza del audio acompañe lo demás».
RECº
«Se grabó en su mayoría en La cueva, el estudio de un amigo acá en Comodoro Rivadavia. Después me lo llevé todo a mi casa y fui agregando sonidos y haciendo cagadas (risas). Participaron Juan Roldán en bajos en tema 6, Raybet en cascabeles y fx de guitarras en tema 1 y Luciano Simos en baterías 1, 4 y 6».
REW<<
«En el audio por ahí medio hecho pelota pero en lo demás casi nada. He recibido varios mensajes de gente que pensaba que se iba a encontrar con otra cosa o con lo mismo. Pero no tuvieron en cuenta que desde que comencé a hacer música iba a hacer y decir lo que se me cante».
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«Aun nada, estoy trabajando mucho en un disco con mi banda Juan y la Suya para el año que viene. Como solista no tengo nada planeado aun. Quiero que el disco repose y en todo caso encuentre algún oyente que se conmueva. No tengo tanta hambre de gloria en ese sentido».
PAUSE||
«En el colectivo, en un cerrito patagónico, en una playa desierta por la noche, cuando perdés a un ser querido».
LADO B
«El tema 7 es una canción hecha en joda cuando era chico y me pareció ameno ponerla de cierre. Pues, después de tanta tristeza, uno también vuelve a ser feliz. Todo en la vida tiene solución. Uno no puede con todo en la vida y está todo bien. Siempre va a haber alguien para escucharte, pero tenés que hablar lo que sentís antes de hundirte en la miseria. Gracias por invitarme a contar un poquito sobre mi disco».