El próximo martes 3 de noviembre se realizarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos. El republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden disputarán voto a voto la posibilidad de conducir los destinos de esa nación por los próximos cuatro años.
A principios de 2020, las encuestadoras señalaban que Biden llevaba 14 puntos de ventaja sobre Donald Trump. Cerca de mitad de año la diferencia se había reducido a 10 puntos. A una semana de las elecciones, la distancia, según los diversos estudios, era solo de 6.
¿Por qué puede ganar el que tiene menos votos?
En Estados Unidos el presidente es elegido por el sistema de voto indirecto a través de un Colegio Electoral. Es por este motivo que se suele escuchar a los analistas hablar del “voto popular” y del “voto del Colegio Electoral”.
El “voto popular” es el de cada uno de los ciudadanos estadounidenses. Este puede ser masivamente mayoritario para un candidato, pero eso no significa que ese candidato vaya a ganar las elecciones. En 2016, la demócrata Hillary Clinton obtuvo casi 3 millones de votos más que su adversario, Trump, sin embargo, fue este último el que resultó electo.
¿Por qué puede suceder esto?
Porque para conformar el Colegio Electoral no se tiene en cuenta la totalidad de los votos del país; cada estado aporta una cantidad de electores para esa conformación. La cantidad de electores varía de estado a estado. Esto hace que quien gane la elección en un estado –no importa si por un voto o por 100.000– se lleve la totalidad de los electores que se encuentran en disputa (esto es así en todos los estados, con excepción de Maine y Nebraska). Mediante esta lógica, alguien puede haber perdido en votos totales del país, pero aun así haber ganado más electores y transformarse en presidente.
¿Cómo se compone el Colegio Electoral?
El Colegio Electoral está compuesto por 538 electores. La cantidad que aporta cada estado está en relación con el número de habitantes que posee. Por ejemplo, California aporta 55; Texas, 38; Florida, 29; Nueva York, 29, y otros estados, como Wisconsin y Montana, solo aportan 3 electores cada uno. Para ser elegido presidente, un candidato debe contar con, al menos, 270 electores.
¿Qué son los “estados péndulos”?
Existe una cantidad de estados que tienen una tendencia de voto definida por uno de los dos partidos mayoritarios. Los demócratas son más fuertes en los estados de la costa oeste, como California, Oregón y Washington, mientras que los republicanos suelen ganar los estados del sur y el centro del país.
Pero hay una serie de estados que han variado su voto a lo largo de la historia; a esos se los conoce como «estados péndulos” o “pendulares”. Entre ellos están Arizona, Wisconsin, Michigan, Pensilvania y Florida.
Tanto Biden como Trump han puesto el mayor esfuerzo de su campaña y sus recursos económicos en conquistar el voto de estos estados, que son los que pueden definir la mayoría en el Colegio Electoral y, por ende, definir quién será el futuro presidente de ese país.
¿Cuál es el nivel de participación de las elecciones?
Estados Unidos tiene 328 millones de habitantes. Solo están habilitados para votar 245 millones y la participación suele estar entre el 50 y el 60 %, por lo cual se espera que acudan a las urnas alrededor de 140 millones de personas.
A esto se suma que la elección se realiza el primer martes de noviembre, un día laborable, lo cual dificulta la participación (aunque en estas elecciones se espera que sea mayor).
¿Qué es el voto anticipado?
El sistema electoral norteamericano permite que los votantes puedan ejercer su derecho unos días antes de la votación, lo que puede hacerse de manera presencial o por correo; a esto se lo denomina voto anticipado.
Para estas elecciones el voto anticipado ha superado el record histórico, ya que se calcula que cerca de 60 millones de estadounidenses ya han emitido su voto.
Algunos estados comenzaron con el voto anticipado en septiembre, y otros lo hicieron en octubre. Tanto el candidato republicano como el demócrata ya emitieron su voto, y lo hicieron de manera presencial.
¿Puede haber fraude?
Mientras que Biden promocionó el voto anticipado y por correo como método para evitar el contagio de covid-19, el actual presidente y candidato a la reelección, Donald Trump, aseguró que a través del voto por correo se puede producir un escandaloso fraude electoral.
En las elecciones presidenciales de 2000, en las que fue consagrado presidente George W. Bush, se denunció un escandaloso fraude en Florida (donde Jeb Bush, hermano del candidato republicano, era gobernador). Ese estado fue clave para que el republicano consiguiera los electores necesarios para la victoria. A pesar de las denuncias y la gran cantidad de pruebas presentadas, el sistema político norteamericano avaló esa elección y Bush asumió la presidencia.
¿Cómo puede influir el resultado en América Latina?
La política de Estados Unidos hacia América Latina no ha variado demasiado entre las Administraciones republicanas y demócratas, y tampoco se esperan grandes cambios en esta ocasión.
Si bien Donald Trump suele ser mucho más agresivo desde lo discursivo, las diferencias parecen ser más de forma que de fondo. Trump ha endurecido los bloqueos contra Cuba, Nicaragua y Venezuela y es indudable la participación de la CIA y el Departamento de Estado en el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia (2019). Pero durante la Administración del demócrata Barack Obama (2009-2016) la CIA y el Departamento de Estado estuvieron vinculados a los golpes de Estado contra Manuel Zelaya, en Honduras (2009); Fernando Lugo, en Paraguay (2012); Dilma Rousseff, en Brasil (2016); y los fallidos intentos de golpe contra Evo Morales (2008) y contra Rafael Correa (2010).
Es cierto que el exmandatario demócrata restableció las relaciones diplomáticas con Cuba y tuvo una política de acercamiento hacia la isla en los últimos meses de su gobierno, sin embargo, también es cierto que al mismo tiempo declaró, mediante un decreto, que Venezuela era una amenaza inusual y extraordinaria contra la seguridad nacional de Estados Unidos.
Trump ya ha demostrado cuál es el camino que piensa recorrer en política internacional si es reelecto –un camino que está sumamente relacionado con los sectores radicalizados y las mafias radicadas en Miami–. Biden es aún una incógnita, aunque es difícil creer que se aleje mucho de ese sendero.