Por Héctor Bernardo
Esta semana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno colombiano, conducido por Juan Manuel Santos, firmaron el cese al fuego definitivo. Esta medida pone punto final a una guerra que duró más de cincuenta años y que desangró al pueblo colombiano. Un dato no menor es que el rol del Gobierno de Cuba como garante del proceso de paz fue clave.
Según señaló la cadena de noticias TeleSUR: “Desde 1958 hasta 2012, la guerra en Colombia ha arrojado más de 220 mil fallecidos y 79 mil desaparecidos de manera forzosa; mientras que en asesinatos selectivos se cuentan unos 173 mil colombianos, la mayoría de ellos a manos de grupos paramilitares de la extrema derecha”.
“Estas bandas también ocupan el primer lugar en cuanto a masacres perpetradas con 1.156 víctimas. Otro drama que refleja este organismo público es de los desplazamientos violentos, que desde 1985 hasta la fecha de publicación del informe superaban los 10 millones de colombianos”.
Puntos que todavía quedan por resolver para el futuro de esa nación son: cuál será el rol de Estados Unidos y sus bases militares, qué pasará con los miles de desplazados que provocó y cuál será el papel que jugarán los paramilitares de aquí en adelante.
Coordinador de la Comisión de Asuntos Internacionales de Carta Abierta y analista de política internacional, Lido Iacomini señaló a diario Contexto: “Es un hecho de mucha importancia para toda Latinoamérica. La necesidad de preservar una zona de paz y de no intromisión de otras naciones en los asuntos internos de la región es sumamente importante. En ese sentido, la paz en Colombia constituye un paso que va en esa dirección, ya que durante todos estos años que lleva el conflicto entre las FARC y el Gobierno la aparición de otros actores en escena ha sido una constante, particularmente la participación de Estados Unidos e Israel, que fueron actores clave para que las Fuerzas Armadas Colombianas se consolidaran como las más poderosas de la región”.
“Este hecho también sirve para el desarrollo de una relación más armónica entre Colombia y Venezuela, lo que es un factor de mucha importancia. No hay que olvidarse que Venezuela está amenazada por el golpismo pronorteamericano. Si estos sectores no logran resolver por otras vías su intención de terminar con el Gobierno de Maduro, los golpistas tienen toda la intención de buscar una intervención externa y, como es muy difícil que Estados Unidos intervengan directamente, nada mejor para ellos que tener una frontera tan caliente como la de Colombia”, agregó.
Iacomini también señaló: “Es para destacar el protagonismo que Cuba ha tenido en este proceso. Un hecho muy positivo que ha implicado el regreso de Cuba de una manera honrosa y geopolíticamente trascendente en el escenario latinoamericano”.
Por último, el analista aseguró: “Esto no quiere decir que se hayan resuelto todos los problemas de Colombia: los campesinos desplazados, los problemas sociales, el narcotráfico, el paramilitarismo, etcétera”.