Entre 2004 y 2008, durante el gobierno del derechista Álvaro Uribe Vélez y con Juan Manuel Santos como ministro de Defensa, más de 6.400 jóvenes civiles fueron secuestrados y asesinados por el Ejército, para luego ser vestidos de guerrilleros y mostrados como «bajas en combate». A estos crímenes se los conoció como «falsos positivos».
Consciente de que la verdad, la memoria y la justicia son herramientas fundamentales para la construcción de un mejor futuro para todas y todos los colombianos, en un reciente acto, el presidente Gustavo Petro pidió perdón, en nombre del Estado, a las madres de los jóvenes ejecutados extrajudicialmente por el Ejército.
«Se fue confundiendo la defensa de la patria con la defensa de la codicia. El ocultamiento ha sido un proceso que ha evitado la aparición de la democracia y la libertad. Ocultar es el camino para matar en Colombia», aseguró el mandatario colombiano.
«Yo me permito pedirles perdón, madres. Ustedes son las madres de toda Colombia», remarcó Petro como jefe de Estado.
En épocas en que el negacionismo intenta avanzar en la región, Contexto reproduce la entrevista que, en 2019, les hizo a las Madres de Falsos Positivos de Soacha y Bogotá.
Las Madres de Soacha: «Lo que hizo Uribe con nuestros hijos lo tiene que saber el mundo entero»
Durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), y con Juan Manuel Santos como ministro de Defensa, el Ejército de Colombia secuestró y asesinó a miles de jóvenes a los que luego disfrazó de guerrilleros e intentó hacerlos pasar como muertos en combate. La intención de este macabro plan sistemático era mostrar que el gobierno de Colombia estaba «ganando la lucha contra la guerrilla». A esos crímenes de Estado se los conoció como «falsos positivos».
La complicidad de los medios de comunicación y de la estructura estatal fue fundamental para que este plan criminal creyera que podía avanzar en la impunidad. Pero, al igual que contra el terrorismo de Estado en Argentina, la mentira y el crimen encontraron su límite cuando salieron a las calles las madres de las víctimas.
Madres de Falsos Positivos de Soacha y Bogotá (MaFaPo) es una asociación que agrupa a madres de los desaparecidos durante estas prácticas de terrorismo de Estado. Contexto dialogó con tres de sus integrantes que remarcan que han transformado «el dolor en lucha».
Ana Páez: «Lo que hizo Uribe con nuestros hijos lo tiene que saber el mundo entero»
Ana Páez es la madre de Eduardo, quien desapareció el 4 de marzo de 2008 y fue asesinado el día siguiente. Pero Ana se enteró tras seis meses de una desesperada búsqueda.
¿Dónde encontraste a Eduardo?
A mi hijo yo lo encontré en Cimitarra, Santander, a los seis meses de muerto. Lo busqué seis meses como una loca por las calles, en los cementerios, en las morgues, en los hospitales, me fui a la selva para ver si estaba secuestrado ahí. Luego me enteré que a mi hijo lo habían asesinado. Lo habían vestido de guerrillero, le pusieron unas botas que estaban nuevas, ni siquiera tenían sucia la suela, y le pusieron armas que no servían, todo para hacerlo pasar como muerto en combate. A los responsables los condenaron, pero ya los soltaron.
Nuestros hijos fueron asesinados por el Ejército Nacional de Colombia. De los militares que cometieron esos crímenes hay muchos que fueron condenados, pero como se acogieron a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) los dejaron en libertad.
Estos crímenes no pueden quedar impunes. Tiene que haber justicia de verdad. Queremos que nos digan quién mandó a matar a nuestros hijos, quién dio la orden y por qué los mataron.
¿Cómo empezaron a organizarse para reclamar justicia?
Nosotros no teníamos experiencia, no sabíamos cómo luchar y lo hemos hecho como podíamos. Luego nos hemos empezado a capacitar para poder dar de mejor forma esta pelea. Hemos aprendido mucho. En nuestra visita a Argentina pudimos estar con las Madres de Plaza de Mayo y eso nos ha fortalecido. El ejemplo de esas mujeres luchadoras nos ayudó a sentirnos más empoderadas.
¿Comenzaron una campaña de denuncia internacional de estos crímenes?
Lo que hizo Uribe con nuestros hijos lo tiene que saber el mundo entero. Por eso visitamos Argentina, gracias a los chicos y las chicas de Colombia Humana que nos ayudaron a hacer ese viaje. Porque necesitamos que todos sepan lo que hicieron con nuestros hijos.
Nuestro país es muy hermoso y no podemos permitir que lo arruine un mal gobierno. Porque el gobierno de Uribe es malo, y digo el gobierno de Uribe porque [Iván] Duque es un títere que no gobierna.
¿Qué imagen les queda del expresidente Juan Manuel Santos?
No sé por qué le dieron el premio Nobel de la Paz a Santos. Dejó el país hecho pedazos y nunca nos llamó a las víctimas del Estado para que nos sumemos con nuestros reclamos a ese proceso de paz. Nunca llamó para ayudarnos en nuestra búsqueda de la verdad. Además, Santos también está metido en esto porque él era el ministro de Defensa de Uribe cuando el Ejército asesinó a nuestros hijos.
¿Estar unidas les ayudó a fortalecer la lucha?
Cuando vamos a algún lugar a hablar no llevamos un papel para saber lo que tenemos que decir porque la memoria del nuestros hijos está dentro de nosotros. Todas queremos justicia para todos nuestros hijos. Somos un colectivo y queremos saber qué pasó con todos nuestros hijos y que se haga justicia con todos.
Hay muchas mujeres que no denuncian estos casos por miedo, pero hay que decirles que hagan la denuncia, que el silencio no es bueno.
¿Los medios de comunicación los han acompañado?
No. Los medios de comunicación no nos han acompañado. Nosotros hemos reclamado, hemos gritado a los cuatro vientos que Uribe es el máximo responsable de lo que le pasó a nuestros hijos, pero los medios en Colombia no muestran nada de eso.
Carmenza: «A nosotras nos empoderó el dolor»
Carmenza Gómez es madre de Víctor, quien desapareció el 23 de agosto de 2008 y fue hallado muerto dos días después en Ocaña, en el norte de Santander. En febrero de 2009, otro de sus hijos, John Nilson, también fue asesinado por buscar la verdad sobre lo que había pasado con Víctor.
¿Cómo fue el caso de Víctor?
Mi hijo desapareció el 23 de agosto de 2008 y prácticamente de un día para otro él estaba muerto. Lo había asesinado el Ejército, la Brigada 15 del Batallón Santander de Ocaña.
Para mí fue doblemente doloroso enterarme que el Ejército lo había matado. Yo creía en el Ejército. Tres de mis hijos habían hecho el servicio militar.
En las fuerzas militares hay personas que no merecen estar allí, que son asesinos a sueldo. Tenemos que entender que las mayores responsabilidades son de los militares de alto rango: comandantes, tenientes y sargentos que mandaron a buscar jóvenes a Soacha y Bogotá, y muchas otras regiones del país, para luego ordenar sus ejecuciones. A los muchachos los compraban como quien va a comprar un animal a una plaza.
Ustedes marcan claramente que estos son crímenes de Estado.
Nosotras sabemos que Álvaro Uribe era el presidente en ese tiempo y Juan Manuel Santos el ministro de Defensa, pero también detrás de ellos hay otros personajes y queremos que todos sean juzgados, no solamente los militares que dispararon. Queremos verdad, justicia y garantía de no repetición.
¿Qué pasó con los militares que participaron del asesinato Víctor?
En el caso de mi primer hijo, de Víctor, hubo condena en 2017 a los diecisiete militares que estaban implicados en su asesinato. Al año me llamaron de la JEP para informarme que esos militares habían quedado libres. Para mí fue sorprendente, solo habían estado detenidos un año y ni siquiera en una cárcel: en una guarnición militar donde se manejaban con total libertad.
¿A John lo mataron por buscar la verdad sobre lo que había pasado con Víctor?
La muerte de mis dos hijos prácticamente está en la impunidad. Hasta desaparecieron los papeles del hospital donde llevaron a John, también las pruebas de balística, y la fiscalía no avanzó en nada.
¿Hay muchos casos que no han salido a luz?
Hay muchas mamitas que no han encontrado a sus seres queridos, no saben dónde están. En el campo hay mucha gente a la que le han matado familiares y por miedo callan, no denuncian.
Con la lucha es la única manera con la que vamos a encontrar la verdad. Necesitamos que estas ejecuciones no queden en la impunidad, porque no son falsos positivos, son ejecuciones extrajudiciales. El mundo tiene que saber que nuestros jóvenes no eran guerrilleros, nuestros jóvenes no murieron en combate, a ellos los ejecutaron.
¿Cómo ha logrado mantener esta lucha?
A nosotras nos empoderó el dolor. Ver la forma en que se habían llevado a los jóvenes y cómo los asesinaron. Somos un grupo de mujeres que luchan por sus hijos y luchan por la verdad. También hay otros grupos de madres que luchan por sus hijos desaparecidos, no es solamente nuestro grupo de las Madres de Soacha. En Medellín también hay un colectivo y también están las Madres de la Plaza de la Candelaria. Este reclamo lo vamos a llevar a todo el mundo.
Doris: «Juntas transformamos el dolor en lucha»
María Doris Tejada es la madre de Óscar Alexander, desaparecido el 31 de diciembre de 2007 y asesinado el 16 de enero de 2008. El cuerpo de Óscar aún se encuentra en una fosa común, por lo que no ha sido restituido a su familia.
¿Cómo fue la desaparición de Óscar?
Él viajó a Cúcuta a visitar al hermano y de ahí se lo llevaron. Óscar está en Copey en una fosa común, y no he podido recuperar el cuerpo. Con mi hijo se llevaron dos jóvenes más: Germán Leal Pérez y Octavio David Bilbao. Ahí, en esa fosa común en el Copey, debe haber más de cien cuerpos de jóvenes que fueron asesinados.
¿Cuándo te uniste a las Madres de Soacha?
El 23 de julio de 2011, y empecé este caminar con mucho dolor, pero juntas transformamos el dolor en lucha. Empecé a tejer, a bordar y plasmar en telas una historia y mostrar el dolor que sentía. Nos hicimos unos tatuajes con las caras de nuestros hijos. Hemos hecho diplomados de derechos humanos, visitamos universidades para contar nuestra historia. Queremos saber la verdad, queremos que haya justicia y que estos hechos jamás se vuelvan a repetir.
Lamentablemente en toda Colombia siguen desapareciendo jóvenes. En Antioquia, en Medellín, en Ocaña, en el Copey, en todas partes de Colombia los jóvenes siguen desapareciendo de a montones.
¿Cómo ha actuado el Poder Judicial con el caso de Óscar?
No conozco nada del caso que lleva adelante el fiscal 67 de Bucaramanga. No he podido ni siquiera conocer al fiscal. Los responsables se acogen a la JEP y dicen todos lo mismo, como si les hubieran dado un papel, un libreto para que lean y se genera un manto de impunidad.
Piden perdón, pero no dicen dónde están los muchachos desaparecidos. Hay hartas fosas en todo Colombia y estos señores militares no quieren hablar. No quieren decir quiénes dieron las órdenes. Pero nosotras sabemos que detrás de estos crímenes estaban Uribe y Santos.
Tienen que saber que no tenemos miedo y vamos a seguir para adelante porque nada nos va a parar.