Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Con Argentina en el Plan Cóndor se cerraba «el círculo de la muerte»

«El gran plan eran las dictaduras de la seguridad nacional y la operación Cóndor es la táctica. La diferencia no es sólo semántica», sostuvo la periodista Stella Calloni al indicar que el objetivo de ese plan represivo que se fundó en Chile era eliminar a figuras políticas y a futuros dirigentes. Durante su declaración ante el Tribunal Federal Nº 1 de La Plata en el marco del juicio oral y público que se lleva a cabo de forma virtual por los delitos de lesa humanidad perpetrados en las Brigadas de Investigaciones de Banfield, Quilmes y Lanús, la investigadora se refirió pormenorizadamente al entramado represivo que se desplegó en varios países de América Latina bajo el nombre de Plan Cóndor.

«La investigación sobre Banfield y Quilmes es uno de los testimonios más fuertes sobre lo que fue la Operación Cóndor en el Cono Sur […] Se necesita justicia. Ya la justicia tiene que actuar en este caso porque ha pasado demasiado tiempo», instó Calloni, quien declaró como testigo de contexto por haber investigado sobre el origen y funcionamiento del Plan Cóndor, un entramado de coordinación represiva que involucró a las dictaduras de la región en los años 70 y 80: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, y al que luego se sumaron Ecuador y Perú.

«Cóndor fue una operación contrainsurgente típica que sirvió para deshacerse de personalidades políticas y futuros dirigentes políticos de la izquierda o del peronismo en la Argentina», explicó Calloni, que con 75 años y una reconocida trayectoria como periodista y escritora sigue investigando esta red donde intervinieron fuerzas militares, de inteligencia y sectores «parapoliciales» que pasaban de un país a otro como si no hubiera fronteras. Funcionaban como una «mafia».

La experta comenzó su exposición indicando que la «base concreta» de la Operación Cóndor fue en Chile a partir de la dictadura de Augusto Pinochet tras el derrocamiento de Salvador Allende en septiembre de 1973.

El Plan Cóndor y la Operación Cóndor fueron armadas por los servicios de inteligencia estadounidenses. La Operación Cóndor contemplaba tres fases diseñadas por el FBI (Buró Federal de Investigaciones estadounidense) y con bajada de la CIA (Central de Inteligencia de Estados Unidos). Estaban destinadas a «terminar con todos los exiliados de importancia que había en el exterior de cada uno de los países del Cono Sur», explicó.

En ese entramado estaba incluida la preparación de militares latinoamericanos en el Comando Sur de Estados Unidos y las reuniones de los Ejércitos americanos. Eso «aseguraba la dependencia de nuestra región», afirmó.

Al referirse a la fundación del Plan Cóndor dijo que tuvo lugar el 25 de noviembre de 1975 en Chile por invitación del general Manuel Contreras, jefe de la policía política chilena DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) con la participación de Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile y Argentina.

«Argentina concurrió también aunque todavía no estaba instalada la dictadura. Al incorporarse Argentina se cerraba el círculo de la muerte», sentenció la periodista, antes de indicar que de esa forma «se institucionalizó la Operación Cóndor pues allí se pusieron de acuerdo todas las dictaduras del Cono Sur en esta operación que tenía como destino destruir o eliminar a figuras importantes, porque era una operación elitista». «El objetivo de Cóndor eran las dirigencias», subrayó.

Respecto de las fases de su funcionamiento dijo que eran tres: ubicación de los blancos (dirigentes), seguimiento y asesinato. Los agentes de la Operación Cóndor «tenían la capacidad de ubicar a estos dirigentes y en una fase dos realizaban operaciones prácticamente terroristas en cualquiera de estos países. Creaban comandos en cada país que se encargaban de una especie de ‘omertá’, es decir de apoyarse conjuntamente para asesinar a los que decidían que tenían que sacar del medio», precisó.

Calloni aseguró que según un documento del FBI «en cada embajada había una persona encargada de descifrar los cables enviados a través de la llamada ‘red Cóndor», donde se transmitían listas de personas que enviaban «las cancillerías de todos estos países […] que en general eran personalidades de cada país para que fueran ubicados, vigilados y entregados sin pasar por los jueces».

«La característica era la ilegalidad absoluta de la operación, sin fronteras y sin jueces», enfatizó. Aunque ya desde 1973 el Plan Cóndor contemplaba la entrega de prisioneros a Uruguay y Paraguay, al año siguiente empezó a adquirir una dimensión con repercusión internacional. Calloni mencionó entonces el asesinato del general chileno Carlos Prats en septiembre de 1974 en la Argentina. «Fue asesinado por personal de inteligencia de Argentina. Por integrantes de la Triple A (ndlr: Alianza Anticomunista Argentina) y por un grupo de chilenos que le pusieron una bomba debajo de su automóvil que estalló en el barrio de Palermo».

En diciembre de ese mismo año fue asesinado en París el coronel Ramón Trabal, agregado militar en la embajada uruguaya en Francia al que acusaban de haber tenido vínculos con militares progresistas de Portugal y con el Frente Amplio y la organización Tupamaros, recordó Calloni.

En septiembre de 1975 se intentó asesinar al político chileno Bernardo Leyton y a su esposa en plena Roma, cerca del Vaticano, dijo.

El 21 de septiembre de 1976 en Washington se produjo el asesinato del ex canciller de Chile Orlando Letelier que «estaba denunciando en el exterior a las dictaduras de Latinoamérica», indicó. El caso Letelier, ex ministro de Allende, tuvo una repercusión inesperada. «Pinochet envió un equipo a Estados Unidos integrado por un hombre de la CIA, le pusieron una bomba», recordó.

Calloni precisó que en ese atentado «participaron grupos terroristas cubano-americanos de Miami, como comprobó en el juicio en 1979 el fiscal Eugene Proper de Estados Unidos, (quien) ubicó a todos los responsables y figuraban los documentos del tipo del FBI Robert Sherrer (ndlr: agente que trabajaba en América Latina)».

Según nuevos documentos que se incorporaron a las investigación sobre el Plan Cóndor, «Pinochet tuvo la ayuda de los ejércitos secretos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y de los grupos terroristas cubanos que asesoraron a Pinochet en esta operación», precisó Calloni.

El 20 de mayo de 1976 se produjo, esta vez en Buenos Aires, otro caso de enorme repercusión: se trató del asesinato de los senadores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, que estaban exiliados en la Argentina y a quienes conoció.

«Ese es un caso del Plan Cóndor. Zelmar Michelini y Gutiérrez Ruiz son simbólicos por la forma en que fueron secuestrados en el marco de esta operación», afirmó Calloni interrogada por la abogada querellante Guadalupe Godoy al respecto. Calloni hizo hincapié en que justamente fue la importancia política y social de las víctimas de la Operación Cóndor lo que permitió destapar este entramado represivo.

A través de su exposición insistió en que la Operación Cóndor «era muy cerrada porque iban a eliminar a gente importante», y por lo tanto sólo estaban al corriente los altos mandos. En ese marco también citó el asesinato del ex presidente boliviano Juan José Torres, perpetrado en la Argentina en junio de 1976 y aclaró que «hasta hoy» se investigan otros asesinatos de dirigentes de la región como el ex presidente brasileño Joao Goulart, dirigentes del MIR chileno y otros dirigentes de Argentina, Uruguay y Bolivia.

«La Operación Cóndor se realizó en medio de este plan de las dictaduras de la Seguridad Nacional que abarcó a los países del Cono Sur enmarcado en la Guerra Fría, donde las poblaciones de América del Sur pasaron a ser un enemigo interno», resumió Calloni.

El Plan Cóndor y los CCD

Durante la pasada dictadura argentina (1976-83) «funcionaron Centros Clandestinos de Detención específicos o también para el Plan Cóndor, como Automotores Orletti», indicó antes de asegurar que se han certificado al menos «800 nombres» de personas secuestradas allí. «La mayoría de los secuestrados fueron llevados en avión a Uruguay, otros desaparecieron», dijo y aseguró que «fueron trasladados por pedidos específicos dentro de la Operación Cóndor. No cualquier uruguayo era detenido en el Plan Cóndor», sostuvo. «Está certificado que eran pedidos directos de un país a otro».

«Uno de los antecedentes del Plan Cóndor está referido a la participación de la Triple A y otros bandos nacionalistas como Patria y Libertad, diríamos el ‘paramilitarismo’ que también participó de estas operaciones. Lo mismo ocurrió en Uruguay. Había grupos de militares que estaban vinculados directamente al Plan Cóndor, como Nino Gavasso. Algunos actuaron en la Argentina. Se sabe de su presencia en Orletti, se hospedaban en la Brigada de San Justo y actuaron en el Pozo de Banfield», respondió Calloni interrogada por Pía Garralda, una de las abogadas querellantes del colectivo Justicia Ya. La letrada indicó que, según testimonios, represores chilenos fueron vistos en el Pozo de Banfield.

Calloni dijo al Tribunal que la Operación Cóndor incluyó el secuestro de niños y niñas como el caso de Sara Méndez, a quien le robaron su bebe y comentó el caso de niños uruguayos llevados a Chile. «Como no los querían los dejaron en una plaza pública el día de Navidad», relató.

«Otros casos deben reconstruirse porque pensamos que algunos niños fueron llevados a Europa», sentenció la periodista y escritora que ya ha declarado en juicios anteriores, en particular sobre el Plan Cóndor.

Calloni mencionó operaciones previas a Cóndor como la Operación Colombo y el Operativo Independencia y la Operación Murciélago, por la cual se está llevando a cabo un juicio en Italia. «Esta Operación Murciélago fue clave para secuestrar y asesinar a una serie de militantes de Montoneros luego de la Contraofensiva (1979-80). También buscaban el dinero de los Montoneros».

No dudó en afirmar que «muchos agentes operativos del Cóndor siguen vivos». Al cabo de sus investigaciones pudo determinar que «había unidad entre paramilitarismo. Los informes entre un país y otro aparecieron no sólo durante las dictaduras. Había comunicación desde hace muchos años. Al menos aquí desde 1955», subrayó.

«De todo esto hay documentos y certezas. Ya no es solamente una denuncia y un testimonio. Este juicio tendría que ir mucho más lejos. Una parte del Cóndor se ha descubierto. Otra parte todavía esta dormida», apeló Calloni, para quien «el Plan Cóndor cumplió plenamente sus objetivos».

El Plan Cóndor y América Latina

«Todos nuestros pueblos se convirtieron en una masa de enemigos internos dentro del esquema que necesitaba aplicar Estados Unidos dentro de la Guerra Fría. Yo estudiaría cada una de las conferencias de los Ejércitos Americanos en esa época», propuso Calloni.

Al explicar qué cuerpos u organismos argentinos participaban en el Plan Cóndor, interrogada por el juez Esteban Rodríguez Eggers, Calloni mencionó a la SIDE y al Batallón 601 de Inteligencia Militar, que inclusive «fue ubicado participando en la guerra contra Nicaragua. Hubo militares del Batallón 601 en Guatemala y también involucrados con militares salvadoreños», precisó la experta en política internacional.

Calloni, que está trabajando sobre el papel de la OTAN en el Plan Cóndor, mencionó también la Operación Gladio, sobre la cual escribió el investigador suizo Daniele Ganser y que se refiere a los «ejércitos secretos» de la Alianza militar. «Esos grupos actuaron en Italia, en Alemania y en otros países… esos mismos grupos fueron enviados a Pinochet. Es decir que los servicios secretos de Europa sabían cuándo iban a operar en nuestros países», precisó Calloni.

«Los terroristas cubano-norteamericanos también trabajaban con la CIA y con los ejército secretos de Europa», puntualizó Calloni e indicó que ahora los agentes operativos son los «mercenarios» que intervienen en las invasiones armadas encabezadas por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, como en Irak o Afganistán.

«El Cóndor sigue siendo una muñeca rusa donde siguen apareciendo muchos datos», sentenció. «La Operación Cóndor fue muy importante para que la CIA obtuviera el acuerdo de las dictaduras del Cono Sur».

En este juicio se debaten delitos de lesa humanidad perpetrados en unas 500 víctimas que pasaron por esos tres CCD. De los dieciocho imputados sólo dos están en la cárcel, Etchecolatz y Di Pasquale, y sólo dos se conectaron a la audiencia virtual presidida por el juez Ricardo Basílico, quien agradeció a Calloni por su testimonio pese a algunas dificultades de salud. Al cabo de un breve receso, con sencillez le agradeció al juez y le dijo «ahora con mi mate entrerriano, estoy a salvo».

La próxima audiencia será el 23 de febrero a las 9:30 hs. Puede seguirse en vivo por el canal de YouTube de La Retaguardia y el Facebook de la Comisión Provincial por la Memoria. Las reseñas del juicio y los videos de las audiencias también pueden encontrarse en el siguiente link: www.juiciobanfieldquilmeslanus.wordpress.com.


SECCIONES