Por José Manuel Welschinger Lascano
“La cuestión de las reservas es un tema político –comenzó la economista Fernanda Vallejos–, que excede lo económico, ya que se la utilizó como caballito de batalla mediático para fustigar contra el gobierno”. La idea, según explicó, consistía en marcar desde la prensa el contraste con una etapa de alta acumulación de reservas, respecto de una segunda etapa donde ese nivel cesó de ser tan alto.
“Pero la cuestión de fondo sigue siendo política –sostuvo–, ya que el eje de la discusión está en cuáles son las prioridades que debe tener un gobierno, y en qué medidas deben implementarse para alcanzar los objetivos identificados como prioritarios; cuál es el lugar del Banco Central y cuál es el rol de la política fiscal o incluso de la política monetaria dentro del esquema social”.
Para la economista heterodoxa, no es legítimo hablar de un estado crítico de la economía, e incluso es falso acusar al gobierno de no tener reservas. “Lo cierto es que el nivel de reservas actual –explicó–, si bien no es tan alto como fue durante los primeros años del kirchnerismo, es un nivel que permitió el funcionamiento normal de la economía”.
“Hoy por hoy, los niveles están relativamente como estaban a fines del año pasado; aunque, como todos los diciembres, algunos salieron a decir que va a explotar el mundo, y se hayan generado tensiones con el sector agroexportador”, agregó.
La asesora del Ministerio de Economía de Axel Kicillof insistió en que la raíz de la discusión se encuentra en la perspectiva que cada sector tiene de lo que significa la economía. “Desde mi punto de vista –consideró–, la variable fundamental para medir la salud de una economía es el empleo; porque, cuando tenés una tasa de desempleo que es la más baja de los últimos años, no es posible fundamentar que estamos ante una situación crítica de la economía, ni mucho menos”.
Las divisas
Para llegar al tema de las tan mencionadas reservas, Vallejos profundizó en las causas reales del descenso del crecimiento económico. “Hay algunas cuestiones objetivas compartidas por todos respecto del panorama económico actual; pero la diferencia está en cómo entiende cada sector que se produjo esa situación, y qué políticas puntuales se prescriben para sobrellevar los desafíos”.
Hablando puntualmente de divisas, que es lo que se identifica como factor negativo para el desarrollo, Vallejos explicó que «es planteado por la oposición como un problema derivado de malas políticas económicas del gobierno, cuando en realidad fue el crecimiento acelerado de la economía lo que produjo el aumento en la demanda de importaciones para la producción».
“De la mano de una política de desarrollo industrial –prosiguió–, el crecimiento del sector implicó la necesidad interna de adquirir bienes de capital que no se producen en el país: máquinaria, tecnología, etcétera”.
Por otra parte, según la especialista, el contexto internacional condicionó un estancamiento general de la economía, con la caída de los precios de las materias primas, “que son la base de las exportaciones de los países en desarrollo como el nuestro”.
“Se cortó el crecimiento acelerado del comercio mundial –continuó–, mermando la demanda a escala global y condicionando la capacidad de adquisición de los países que compran nuestros productos”. Sumado a eso, la crisis perjudicó también la balanza del bloque regional. “Nuestro principal socio comercial es el MERCOSUR –apuntó–, especialmente en cuanto a los bienes de manufactura local; y con Brasil en medio de una crisis económica y política las exportaciones industriales argentinas resultaron perjudicadas”.
Al subir la necesidad de importaciones, bajar la tasa de comercio mundial y perder ventas con Brasil, el saldo comercial descendió, algo que se condice en una baja en la capacidad de acumular reservas. En adición, como recordó la economista, la Argentina enfrentó este año un punto clave en su proceso de desendeudamiento que, pese a los pronósticos nefastos de la prensa opositora, pudo superarse con tranquilidad. “Hay que mencionar que los vencimientos futuros del país son muy bajos, lo que le da aire a la economía doméstica”.
Todos estos factores, que pejudicaron transversalmente a todos los países e incluso los impulsaron a la devaluación, en Argentina se tradujeron en escasés de divisas. Sin embargo, para la agenda de la prensa opositora, el problema estaba en la política del gobierno.
Una mirada ortodoxa
“Naturalmente –comentó Vallejos–, desde la mirada neoliberal, neoclásica y ortodoxa de la oposición, se focaliza la atención en el mal llamado cepo cambiario; y no en el crecimiento de la industria ni en los elevados niveles de empleo”. La economista explicó que la restricción del cambio, implementada justamente para evitar que se agudizara la escasés de divisas, buscó el cuidado del mercado interno y evitar la caída de los salarios y la devaluación.
“Detrás de los pedidos de desregulación de la economía, desprotección de la industria y demás, lo que hay son compromisos políticos puntuales, sostenidos con otros sectores que no son los que se beneficiarion de las políticas del kirchnerismo: los grandes jugadores de la economía argentina, quienes aspiran a dolarizar sus excedentes y colocarlos por fuera del circuito productivo interno”.