Por Florencia Abelleira
Roberto Carlés no sólo es uno de los juristas más reconocidos de Latinoamérica; también es un fiel seguidor y amigo del Papa Francisco con quien comparte el amor por San Lorenzo pero disiente en uno de los debates más actuales del país: está a favor de la despenalización del aborto. Tiene 33 años, habla 5 idiomas, y terminó la secundaria con un promedio de 9,42.
La última tarea más importante que le encomendaron fue la de coordinar la Comisión para la Elaboración del Proyecto de Ley de Reforma, Actualización e Integración del Código Penal, por la cual tuvo que salir a responder los cuestionamientos sobre la “docilidad” de las nuevas penas para los delitos de siempre. “Robar una o cien veces sería lo mismo según el nuevo Código”, le incriminaron falsamente. «El endurecimiento no logra disminuir los índices de delito», rebatió.
Mario Juliano, presidente de la Asociación de Pensamiento Penal lo describió como una persona intachable, sencilla y muy humilde, en una conversación con Radio Nacional. “Lo conozco desde hace tiempo, y durante todo el 2014 recorrimos juntos buena parte del país, él mucho más que yo, discutiendo sobre el anteproyecto del Código Penal del cual fue coordinador, por eso puedo decir que desde lo humano reúne absolutamente las condiciones necesarias para ser juez”, declaró Juliano. Félix Crous, el titular de la Oficina de Enlace Legislativo de la Procuración General de la Nación, también estuvo de acuerdo con que la tarea que desempeñó en el proyecto del código penal demostró su idoneidad. «El proyecto es muy bueno y el modo en que lo defendió también. La confianza que semejantes juristas de todo el país depositaron en él me parece que habla de aptitud”, expresó a Infojus noticias.
Roberto Carlés está amparado por el Papa Francisco, a quien ya había tenido ocasión de conocer en 1992 cuando le concedió el sacramento de la confirmación mientras era obispo de Buenos Aires. En marzo del año pasado el Papa lo recibió en una audiencia privada para interiorizarse sobre la reforma del código, en una señal de rechazo a la aplicación de un sistema punitivista para aplacar el delito.
A Carlés también lo discriminaron por ser joven. La Constitución Nacional especifica en su artículo 111 que “ninguno podrá ser miembro de la Corte Suprema de Justicia, sin ser abogado de la Nación con ocho años de ejercicio, y tener las calidades requeridas para ser senador”, y para asumir este último cargo se precisa, según el artículo 55 “tener la edad de treinta años, haber sido seis años ciudadano de la Nación, disfrutar de una renta anual de dos mil pesos fuertes o de una entrada equivalente, y ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia inmediata en ella”. Aunque la Carta Magna lo deje bien claro, a la oposición le molestó que sea un treinteañero.
María Laura Garrigós de Rébori, titular de la Cámara de Casación Penal, se preguntó, en entrevista con Contexto, por qué lo juzgan por la edad: “Si con 30 años se puede ser senador, ¿por qué no se puede ser miembro de la Corte? Es un problema que muchas veces todos hemos tenido, que por ser jóvenes nos juzguen, pero me parece que no corresponde porque la Constitución Nacional establece las edades mínimas para los diputados, para los senadores, para el Presidente de la Nación».
“A mí me parece que el aporte central que podría hacer Roberto es lo que justamente se critica desde algunos sectores. Es su juventud, es poder aportar una mirada desde una franja etaria de la población argentina, que seguramente tiene una mirada muy distinta de cuestiones sensibles de aquellos que tenemos la desgracia de haber pasado buena parte de nuestra vida», lo defendió Juliano y recordó cuando en los noventa, Carlos Menem puso ante la Comisión Nacional de Valores a Martín Redrado cuando tenía sólo 30 años. «En aquel momento, el establishment lo saludó como uno de los golden boy, uno de los jóvenes más brillantes y no escuché críticas por ese motivo. Sin embargo, estos mismos sectores son los que le critican ahora la juventud a Carlés”.
El candidato para ser juez de la Corte Suprema es oriundo de Morón, se recibió de abogado en la UBA con diploma de honor y tiene dos doctorados en Ciencias Penales: uno cursado en Italia y otro en Guatemala. Trabajó en la Procuración Penitenciaria y fue asesor del Senado en la Dirección de Obras y Servicios Públicos. Diversas organizaciones nacionales e internacionales académicas adhirieron al postulante que Cristina Fernández de Kirchner eligió como reemplazo de Eugenio Zaffaroni. La principal impugnación que recibió, provino del Colegio de Abogados de Capital Federal.
Pablo Salinas, abogado querellante en crímenes de lesa humanidad y militante de Derechos Humanos dijo a Infojus que está muy contento con la propuesta de la Presidenta. “Carlés es un colega joven que tiene una formación académica notable y un perfil que dará a la corte un impulso para que siga trabajando con los intereses de la sociedad”. Además celebró que vaya en la línea de democratizar la justicia. «Él ha trabajado con eso desde hace años, pertenece al colectivo de pensamiento penal que defiende la reforma profunda de la justicia ”, sostuvo. Respecto a su posicionamiento ideológico, Juliano aclaró que Roberto Carlés es independiente: “Muchos lo compran como si fuera un hombre del riñón del oficialismo y esto no es así bajo ningún punto de vista. Carlés es un hombre absolutamente independiente con un enorme compromiso político pero con posiciones que por momento coincide con el oficialismo y con cosas que él no está de acuerdo».