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Cooperativas textiles reactivan cuatrocientos puestos de trabajo en tiempos de pandemia

Por Lucía Carreras

La actual situación de pandemia y crisis económica puso nuevamente en evidencia el lugar trascendental que las cooperativas de trabajo, caracterizadas por la participación colectiva de todes sus integrantes, tienen en la creación y protección del empleo. El cooperativismo, basado en una lógica colectiva que desplaza el individualismo, reaparece impulsado por políticas de Estado concretas enmarcadas en un plan integral de reactivación económica pospandemia.

En este marco, el gobierno provincial de Axel Kicillof convocó a la Red Textil Cooperativa (RTC) para elaborar elementos de protección para el personal hospitalario y abastecer al sistema sanitario público. Se trata de la producción de 230.000 kits para les trabajadores de la salud, que consisten en camisolines, cofias y botas de tela de primera calidad, aprobadas por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). El convenio permitió reactivar más de cuatrocientos puestos de trabajo distribuidos entre veinte cooperativas de localidades del conurbano bonaerense y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En diálogo con Contexto, el presidente de la RTC y secretario de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), Joaquín Fernández Sancha, explicó que «muchas veces a las cooperativas de trabajo, sea el rubro que sea, se nos tira a menos, o no están bien vistas en comparación con una empresa privada. Nosotros creemos que la competencia y la disputa es política, entendemos qué es una cooperativa, qué es una sociedad anónima, a dónde van y cómo se redistribuyen los ingresos. Pero también sabemos que la disputa es económica, que tiene que ver con el precio, la calidad, la competencia».

Para Fernández Sancha, «ser competitivos tiene que ver con eso, con que nosotros, además de que generamos trabajo para muchas familias, mostramos que el producto es de calidad. Tenemos un producto, en el caso de los camisolines, avalados por la ANMAT, trabajamos con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), con organismos que certifican nuestros productos».

Tras padecer cuatro años de desconfianza hacia el sector textil, las cooperativas se ponen ahora al frente de un desafío que les enorgullece. Saben acerca de la complejidad a la que se enfrentan, como estar a la altura de las entregas y la calidad de los productos que ofrecen, y reconocen que la decisión política del gobierno bonaerense de trabajar con cooperativas de trabajo productivo, pymes y talleres de movimientos sociales es un gesto de confianza hacia el sector.

«Para nosotros fueron años muy difíciles. Habíamos llegado al 2015 donde las cooperativas, en general, trabajaban. En el sector textil veníamos creciendo, trabajando con el Estado, había mercado interno, era otra realidad. El macrismo terminó con el aparato productivo, o por lo menos, lo puso en pausa. Por suerte hoy de a poco se va reactivando. Empezó a haber una apertura productiva y esperanzas con la asunción del nuevo gobierno, pero bueno, vino la pandemia, que al principio tuvimos miedo, pero nunca bajamos los brazos», explicó.

El panorama actual de pandemia y reactivación del sector textil brinda el desafío a la RTC de proveer al sistema sanitario de insumos hospitalarios donde no se corran riesgos, y por eso son importantes las certificaciones. Fernández Sancha explicó que fueron convocados por el Ministerio de Salud porque ya habían trabajado en estas cuestiones antes de que estallase el «boom de los barbijos».

El sector está a la espera de decisiones políticas a escala nacional que le permitan proyectar y visualizar otras acciones. «El Ministerio de trabajo todavía no nos pone al mismo nivel que las pymes, o no nos pone dentro de su radar para discutir la política productiva o los subsidios que tienen que ver con el sector. Estamos todo el tiempo intentando que se nos respete, que se nos reconozca, y una de las formas es el trabajo», concluyó Fernández Sancha.


 

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