Desde el CONICET La Plata proponen la formulación de una vacuna en base a plantas para atacar la infección del COVID-19. Se trata de una variedad del tabaco, especie sobre la que existe un amplio conocimiento científico. El objetivo es producir en esta planta una proteína del virus (spike) ligada a otra denominada de «estrés térmico» (Hsp90) presente en la propia planta.
«Esta [la proteína Hsp90] funciona como un acarreador y estabilizador de la proteína que nos interesa, y según nuestras investigaciones aumenta la eficiencia del proceso de producción en el tejido vegetal. Además, presenta una ventaja adicional, ya que potencia la respuesta inmune del individuo que recibe la vacuna», explicó Marina Clemente, investigadora del CONICET en el Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH) y directora del laboratorio impulsor de la iniciativa.
La propuesta debe recibir la aprobación y es en el marco de la convocatoria de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) para el financiamiento de iniciativas que aborden la problemática del COVID-19.
El camino para producir la vacuna es una de las principales búsquedas de la comunidad científica internacional. Están inmersos en este trabajo expertos de la Universidad de Oxford (Inglaterra) y otras setenta iniciativas experimentales avaladas por la Organización Mundial de la Salud.
Clemente detalló que, entre los desarrollos en curso, la mayoría son a partir de «cultivos de células de mamíferos que permiten obtener proteínas complejas, pero esto trae como correlato una serie de complicaciones». Desde el equipo de científicos apuntan a desarrollar plataformas de expresión de moléculas candidatas para vacunas alternativas a las disponibles en la actualidad, más económicas, versátiles y de manejo sencillo.
Según Clemente, «las plantas pueden ser cultivadas en un invernadero o en un laboratorio de bioseguridad. Los costos de su mantenimiento son bajos en relación con otros sistemas de producción basados en cultivo de células y pueden generar proteínas complejas al igual que las líneas celulares, pero de forma más barata. Además, su uso elimina la contaminación potencial del fármaco con patógenos animales, aumentando así la seguridad».
Desde el CONICET indicaron que el INTECH cuenta con una amplia trayectoria en el uso de proteínas vegetales como base para la elaboración de vacunas. «Implementamos nuevas estrategias que minimizan la degradación de las proteínas foráneas y favorecen la estabilidad de los candidatos a vacunas. Este enfoque permite mejorar el valor de las plantas como biofábricas para los sistemas de vacunas, ya que favorece la estabilidad de la proteína candidata y potencia su función como vacuna en una plataforma de fabricación única, de bajo costo y de producción a gran escala», indicó Clemente.
En relación con la planta a utilizar, añadió que «es una especie denominada Nicotiana benthamiana, que no se usa en la elaboración de productos de tabaco tradicionales, y debido a eso es una de las más aplicadas en el desarrollo de biofábricas vegetales». «Además no tuvo necesidad de desarrollar resistencia a muchos patógenos de plantas; germina y crece rápidamente; y la mayor parte de la planta está compuesta de hojas, y es allí donde se producen las proteínas», concluyó.