Por Ramiro García Morete
La banda de Berisso lanza “Sin destino”, primer adelanto en clave western de lo que será el disco homónimo
“El brillo aquel que fue hasta ayer quien diera luz a mis sentidos” (“A los caminos”). En la puerta había un Chevrolet de los ´40 color amarillo. Su madre había ganado unas entradas en la radio para ver un recital. Pero junto a su padre decidieron no asistir y en cambio llevarlo en el Renault 12. Con algún billete mínimo para una Coca Cola y doce años de edad, Jodan Corres quedaría fascinado por aquella banda de look impactante y el gato con jopo que giraba en el contrabajo: Los Primitivos . Casi con los mismos ojos que cuando tenía seis y a escondidas sacaba la criolla de su hermana del ropero para solo mirarla sobre la cama. En la casa de San Miguel de Monte solían sonar vinilos de Serrat o Los Ángeles Negros en el mismo Ken Brown que hoy guarda en el galpón-sala de ensayo-templo de su hogar en Berisso.
También guarda la guitarra flamenca recibida a los 18, pero lo cierto es que por alguna razón su relación con las seis cuerdas siempre tendría un obstáculo o paso previo. Pues su primer instrumento propio sería un bajo Kramer (obtenido gracias a las mulitples compra-ventas de skates), que debería esperar más de un año para sonar en un equipo. Después de haber descubierto Cadillacs o Virus, los años de secundaria que le darían título de técnico mecánico acompañarían la conformación de la primera banda:Límite Nacional, punk de protesta en clave La Polla Records. Pero Diego Sconza, compañero de banda con más años y experiencias, le abriría un mundo a través de su melomanía. “¿Qué querés escuchar?”, preguntaba cada ver que iba a la casa. Stray Cats sería la respuesta habitual.
“¿Qué podemos tocar?”, habrá sido la pregunta durante muchas sobremesas de asados familiares junto a Leonardo. A su hermana María Emilia la había conocido unos años después de llegar a La Plata, cuando a los veinte vino convocado por Diego para un empleo reparando máquinas de coser. Después de haber estudiado unos años de guitarra clásica, Jordan descubriría parte de la movida local hasta armar otra banda donde también tocaría el bajo, ya marcado por el punk de los Clash o Sex Pistols: Walkirias. Lo cierto que en los asados, entre canciones de rock nacional, se filtraban clásicos de Johnny Cash o Cark Perkins. La experiencia de Jordan junto a una banda que duró dos o tres ensayos no había sido muy fructífera. Por entonces tenía tres canciones (“Te encontraré” ,“Mi hot rod” y “El funeral”) en las que confiaba plenamente.
Y con esa misma confianza Leonardo le incitaría no solo a dejar el bajo y tocar la guitarra, sino que él mismo tomaría las cuatro cuerdas. Y poco después, cuando en la batería se sumara Giselle Muñoz ( a quien Jordan conoció estudiando en la Escuela de Artes de Berisso) iría más lejos: cambiaría el bajo por un contrabajo. Tres años -confesará Jordan- que les tomaría encontrar realmente el sonido que buscaban. Rockabilly, sí, pero abrevando elementos no solo de country o rock& roll sino también de pop y new wave. Ya con Leonardo Dettano en la batería stand up y posteriormente Julián Torresi en los teclados, la banda lograría un repertorio de hermosas canciones sobre autos y salidas, pero también con referencias al cine de terror clase y la literatura fantástica. “Sin destino” se llama el primer adelanto de aires western y violín incluido, igual que se llamará el próximo disco o EP. Sin embargo el destino parece marcado y solvente como la línea recta del camino, como uno de esos autos que se estacionan con la elegancia que da el tiempo y la eterna juventud de quien seguirá andando.
“Sin Destino que es nuestro último material que saldrá a principios o mediados de 2021-introduce Jordan Corres-. Lo comenzamos a grabar a fines de 2019 y luego nos agarró la pandemia, así que quedó en stand by y lo retomamos ahora. El disco contiene seis canciones: cinco propias y un cover que va a ser la sorpresa. No tiene nada que ver con el rockabilly”. Respecto a la búsqueda sonora, no hay lugar a dudas: “Por lo general cuando vas a un recital vas a escuchar lo mismo que escuchas en el disco”.
El tema que da nombre al álbum deja en claro que el rockabilly no es un corsé sino una superficie de partida para incluir otros elementos. Como los sintetizadores: “Sale un poco de la estructura y va a estar presente en la mayoría de los temas. Para diferenciarnos un poco del sonido tradicional”. Por eso se siente identificado con los que en los ´80 se llamó Neo Rockabilly. “Hay bandas tan influenciadas de este género. Nosotros mismos cuando arrancamos con una formación totalmente tradicional nos identificaron con tal banda. Los Stray Cats de Argentina, nos decían. La estética sonora, la vestimenta. Medio que no nos gustó que nos encasillaran, por lo cual empezamos a buscarle la vuelta para no ser una banda más del género”.
Respecto a las letras, Corres expresa que son “más que nada vivencia propias. También hay un determinado estilo que es bastante propio de este género: un lenguaje neutral, vocabulario apropiado y ciertas temáticas. Tratamos de tener ese romanticismo, que cuando la escuches te puedas transportar a otro tiempo”. Pero influenciado por Stephen King o por el cine “tenemos canciones más referenciales al vampirismo y a los muertos vivos. Ese cine de terror clase b y lo más reminiscente a los años 50, como salir una noche a bailar con una chica, de llevarla a la casa y cosas típicas de un momento que ya nos e viven”. ¿Melancolía o fantasía? “Tratamos de no perder esos valores, esas tradiciones. Aquellos pasmos los 40 de edad no vivimos la internet de chicos. Yo no conocía una chica por Facebook. Era esperar el sábado para ir a un boliche y poder encontrarla. Pasaba en los 50´y lo víví en los ´90. Hasta ese momento el mundo no había cambiado tanto”.
Sin embargo la banda está abierta a otros géneros y en lo eventos-generalmente autogestionados- “nos gusta que participen bandas de otros estilos. Bandas punk, metaleras, obvio que con bandas de blues y de rock roll muchísimo. Nos gusta que gente de otros género conozca que también hay una movida y que todavía se hace esa música. Gente que se entera que se hace en castellano. O que cree que en el país los últimos que lo hicieron fueron Sandro o Johnny Tedesco”.