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De los dos lados del mostrador

Por Héctor Bernardo

Los conceptos de ética que tienen los funcionarios de Cambiemos son, cuando menos, cuestionables. Al propio presidente Mauricio Macri se le descubrieron más de una docena de empresas offshore en Panamá y muchos de sus funcionarios están en situaciones similares. Recientemente se supo que el actual intendente de Lanús, Darío Grindetti, además de tener compañías offshore mientras fue secretario de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires y manejaba el dinero de los porteños, tenía pedido de captura de la Interpol por delitos económicos en Brasil. Laura Alonso, actual titular de la Oficina Anticorrupción, reclamó constantemente el pago a los buitre, mientras la ONG que ella fundó recibía dinero del principal titular de esos fondos, Paul Singer.

A toda esa lista de funcionarios, ahora se le suma el actual ministro de Energía, Juan José Aranguren, quién decidió sustituir el gas que se le compraba a Bolivia por el de Chile. Esta decisión tiene dos puntos centrales. El primero: el gas de Chile es 128% más caro que el de Bolivia. El segundo: el país trasandino no tiene gas propio, sino que se lo compra a varias empresas, entre las que está Shell, compañía de la cual Aranguren no sólo fue directivo durante doce años, sino que aún es accionista de la empresa.

En pocas palabras, Aranguren está de los dos lados del mostrador. Por intermedio de Chile, compra el gas más caro a la empresa que le hace ganar dinero.

El especialista Federico Bernal, miembro del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC), explicó que “dejarle de comprar gas a Bolivia implicaría que el precio del gas que consumimos los ciudadanos y la industria no pasaría a aumentar un 300% sino un 100.000%. Que todo el gas venga de Chile sería ridículo. Comprarle gas a un país que no tiene y lo importa es depender de una nación que a su vez depende de otras”.

“Lo más importante es entender que la política energética de la administración macrista se propone convertir la energía en una mercancía, en un commodity, y de esa manera convertir la energía en una herramienta más de ajuste, de atrofia del mercado interno, de atrofia del aparato productivo-industrial-nacional. Cuando tenemos energía con precios caros, como los que estamos teniendo en los combustibles, la generación eléctrica y el gas natural, se resiente todo el aparato productivo y toda la actividad económica. Eso no le importa al macrismo, porque al neoliberalismo, a la derecha, jamás le importó tener un mercado interno pujante ni una Argentina industrial. Los perjuicios que pueden ocasionar dentro del mercado interno no es un problema, es un objetivo”, explicó.

“Lo que sucede es que se encontraron con una Argentina de desarrollo, de crecimiento, de generación de empleo, de precios de la energía accesibles, baratos, subsidiados. Una cosa es llevarse puesto al pueblo argentino como se hizo durante la dictadura, con desapariciones y asesinatos. En la década del noventa teníamos doce o quince años de administraciones conservadoras una detrás de otra. Por eso al menemismo le resultó mucho más sencillo poner en práctica todas las políticas de ajuste, desmantelamiento de lo público y del bienestar social. Ahora la historia es otra. Venimos de doce años de contraste muy fuerte y no le va a resultar fácil hacerlo. Pero que no quepa la menor duda de que, de no haber resistencia, el desmantelamiento del mercado interno, la desindustrialización a través de tarifazos, de privatizaciones, de desnacionalizaciones, lo haría sin ningún tipo moderación ni de bemoles. No pueden porque se están dando cuenta del nivel de resistencia que hay, y de conciencia”, aseguró Bernal.

Son varios los medios que han denunciado que el acuerdo firmado para la compra del gas en Chile establece cláusulas como lo es el pago íntegramente por adelantado, la confidencialidad de las condiciones contractuales y la cesión de la soberanía judicial a Estados Unidos. Todos estos puntos perjudican al Estado Argentino, en beneficio de las empresas que proveerían el gas.

Otro dato no menor es que recientemente se realizó una licitación para transportar gasoil y siete de los ocho barcos que ganaron la licitación son de la empresa Shell.

“El ministro de Energía no debería haber asumido nunca –opinó Bernal–. Aranguren asumió siendo portador de 13 millones de pesos en acciones clase A de Shell Casa Matriz. Razón suficiente para haber rechazado su designación. Esto en otros países hubiera sido un escándalo. Pero acá tenemos un ministro que tiene acciones de una de las principales empresas del mercado de los combustibles, que además está en Vaca Muerta, y que es una de las principales proveedoras de gas natural vía Chile”.

“Desde el Observatorio venimos sosteniendo que el ministro Aranguren debería renunciar, porque viola la Ley de Ética de la Función Pública 25.188. Es inviable su permanencia y es una afrenta al interés de la ciudadanía”, concluyó Bernal.

En la misma línea, el diputado del Frente para la Victoria Martín Doñate presentó una denuncia contra el ministro de Energía ante la Oficina Anticorrupción, por “delitos de acción pública de extrema gravedad”.