Por Leandro Gianello
Agripina Urdinninea y Karina Fredes denuncian haber sido despedidas y recibir un descuento en su sueldo de 3.500 pesos por ausentismo, según figura en los recibos emitidos por el municipio por las tareas realizadas en la delegación de Ringuelet. Las cooperativas de barrido y limpieza bajo control municipal trabajan por turnos durante toda la jornada, los siete días de la semana, sin feriados ni descansos, constituyen un foco de precarización laboral y son fuente de mano de obra barata para la gestión de Garro.
Las empleadas de la cooperativa que trabaja para el Gobierno de Julio Garro en esa zona de La Plata padecieron una quita de casi un tercio en sus haberes (alrededor de 1.200 pesos) y luego fueron despedidas sin un justificativo.
“Me da bronca porque aquí, en la delegación, nos echaron sin motivo, y la poca gente que queda es explotada” por los encargados de gestionar el lugar, explicó a Contexto Agripina, madre de Karina. “Es una verguenza. Hasta hace unos días trabajábamos barriendo avenida 7 con mi hija, que tiene una nena, y ahora nos quedamos sin empleo”, agregó.
“Es una verguenza. Hasta hace unos días trabajábamos barriendo avenida 7 con mi hija, que tiene una nena, y ahora nos quedamos sin empleo.”
“Presenté un certificado médico por un problema de salud que contraje limpiando en un domicilio particular, pero aun así me descontaron los días, agregaron las faltas, me suspendieron y me despidieron”, al igual que a su hija, denunció Agripina.
En el recibo de sueldo de las dos trabajadoras figura un pago básico en “negro” de 3.500 pesos, al que le fueron descontados 1.210 pesos por once días de ausentismo (110 pesos por cada jornada no cumplida o injustificada), dejando un total de 2.290 pesos netos.
“La delegación (a cargo de Nahuel Schmidt) es un desastre, hay basura y caños rotos por toda la zona. Queremos que el intendente Garro venga al barrio y hable con nosotros. Cuando fuimos a buscar respuestas al lugar, los encargados se nos reían en la cara”, expresó la cooperativista despedida, que vive en las calles 514 y 10.
“Hay gente explotada que sigue trabajando, pero no hablan por miedo a perder el empleo u otra cosa. Yo lo hago porque no quiero callarme.»
“Hay gente explotada que sigue trabajando, pero no hablan por miedo a perder el empleo u otra cosa. Yo lo hago porque no quiero callarme, y quizás fue por eso que ahora mi hija y yo estamos sin los 3.500 pesos que cobrábamos”, aseguró Agripina.
Una relación desigual
El drama de las trabajadoras de Ringuelet no es un caso aislado, ya que en julio pasado empleados de las cooperativas de San Carlos y Lisandro Olmos que dependen de la Municipalidad de La Plata denunciaron despidos por decisión de los delegados de esas localidades.
En agosto, la crisis que atraviesan las cooperativas de trabajo desde la llegada del macrismo a la ciudad se intensificó cuando trescientos desocupados se manifestaron frente a las puertas de la intendencia local y de los ministerios provinciales de Planificación y de Desarrollo Social.
El sistema de cooperativas de La Plata está integrado por al menos noventa organizaciones que reciben el pago directo desde las arcas municipales, lo que ha generado un uso discrecional de los fondos en algunos sectores que ahora se encuentran bajo investigación judicial.