Escuchar a Don Lunfardo y el Señor Otario transmite una forma de ser y rompe mitos. Porque ratifica eso de que van a morir defendiendo sus convicciones y alejados de los imaginarios de éxito dominantes, como aclara de movida Luciano «Chino» Angeleri, la voz del grupo. En La Plata, ese manifiesto los convirtió en bandera de un movimiento juvenil masivo y en crecimiento desde 1999, construyendo una filosofía a partir de hacer lo que decían, resistir los embates de las productoras que explotan, y mantener una independencia en la producción y la reproducción de su arte, que les vale la admiración de los que aguantan y algunas críticas de sus pares.
Esos valores de la cultura de Don Lunfardo vuelven en combo en la producción de su tercer disco, que ya está en proceso de grabación. «No tenemos tiempos para terminarlo. Estamos entusiasmados y queremos que salga, pero siempre nos manejamos igual, cerramos las canciones cuando sentimos que realmente transmiten lo que estamos buscando», dice el guitarrista Federico Lozano. En este sistema cultural, «la incorporación del nuevo productor Martín Carrizo (baterista del Indio Solari), complementa desde el punto de vista musical y no condiciona desde un cronograma de grabación», cuenta Marcos «Boti» Tradatti, primera guitarra del grupo.
Ese rumbo musical que puede marcar Carrizo, más la consolidación de una nueva formación y una cierta nostalgia restaurativa con El Álbum Verde (el demo primogénito del 2000), los llevó de vuelta hacia una versión más cruda y rockera. El trío original compuesto por Luciano Angeleri, Federico Lozano y Marcos Tradatti, ahora se completa con Javier De la Mata en batería (ex Narvales), Néstor Negro Arévalo en bajo (ex Desbaratanbanda) y Andrés Maillard en teclados. «No es que decidimos hacer un giro consciente, sino que nuestras influencias actuales nos fueron llevando», dice el Chino, y Fede agrega: «Yo ahora estoy con Tom Petty, Johnny Cash y siempre Los Doors, y eso se nota».
«Cuando cantábamos para las Madres y las Abuelas y denunciábamos la desigualdad nos decían zurdos, y ahora que toda la industria se subió, es progresista», dice el Chino
Don Lunfardo viene de Paracaidistas en franco retroceso -editado en 2008-, un segundo disco paranoico y oscuro, que guarda elementos de Radiohead, Joy Division y Depeche Mode. «En Paracaidistas completábamos los temas con máquinas. Ahora hay que meterle guitarra pura», se entusiasma Tradatti, que se luce al máximo en «Yazco» y «Las Bestias que habitan en mí«, dos de los nuevos temas que ya suenan en vivo.
Pero ese retorno a las raíces también se siente en las letras. «Son simples», dice el Chino, que tiene un complejo concepto de simpleza, lo que supone no abandonar ni una consigna de la historia de sus letras. «Decir algo, bajar una línea, defender y cuestionar, utilizando un lenguaje rico y que llame a la reflexión. Cuando arrancamos y cantábamos para las Madres y las Abuelas, y denunciábamos la desigualdad nos decían zurdos, y ahora que toda la industria se subió, es progresista». Ellos siguen firmes en su rumbo y hablan de lo que los conmueve: por eso no sorprende que le canten a la trágica inundación del 2 de abril del 2013 en «Fuego en las montañas». «No lo hacemos de manera lineal, ni con un dedo acusador, pero sí marcando nuestra postura», explica Federico.
El nombre del disco no está definido y entra en una estrategia general de comunicación que ya está en funcionamiento y va dejando algunos indicios. Las gacetillas de los shows se titulan: «Rescatate». «Lo de la gira salió más como una manera de vincularnos con temas del disco, que por la gira en sí misma», explica el Chino. Por ejemplo, estuvieron el 16 de mayo en Rosario en el marco de «La Gira para huir». «Cuando salga el disco les va a cerrar», anticipa Fede.
En la cultura Don Lunfarda de producción y reproducción propia de su arte, otro valor agregado es el diseño y packaging de sus discos. En el primero, Fotógrafos del Abismo, cada CD tenía un espejo en la tapa que ellos habían roto uno por uno. El segundo, Paracaidistas en franco retroceso, venía adentro de una lata tipo dulce de batata que se tenía que abrir con abrelatas. Hasta Chizzo de La Renga, cuando lo tuvo en la mano, dijo: «Estos pibes están locos, una lata así no la había visto nunca». Con estos parámetros, otra vez el artista plástico que se encarga del desafío es Adán Cohen, hijo de Rocambole, con el que estuvieron discutiendo el perfil estético. Cohen les mostró algunos dibujos donde prevalece el uso de acuarelas y témperas poco saturadas y predomina la pincelada artesanal antes que el scanner digital. Del envase que todos esperan conocer, dicen que no tienen nada.
Así avanza Don Lunfardo hacia su tercer disco que los pronosticadores vaticinan antes de fin de año. Después de 16 años, las convicciones y las responsabilidades son las mismas: «Los que nos siguen esperan que digamos algo y tenemos que hacerlo, y la búsqueda sigue siendo la que nos motivó en el origen: hacer algo para cambiar el mundo», cierra el Chino.