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Don Osvaldo: la revancha de todos aquellos que no pudieron reír ni llorar

Verte y festejar también,
que aún me queda pureza
sin tristezas en mi corazón.
Don Osvaldo,“Suerte”.

Por Mariano Camún

El exlíder de Callejeros y actual voz de Don Osvaldo, Patricio Santos Fontanet, fue el último músico en quedar en libertad por la tragedia de Cromañón, luego de sufrir casi cuatro años, en dos etapas (primero, un año y ocho meses, entre el 20 de diciembre de 2012 y el 6 de agosto de 2014; luego, dos años y algunos días, entre el 6 de abril de 2015 y el 2 de mayo de 2018) en prisión.

Fontanet había tenido una pena mayor que el resto porque la Sala IV de Casación consideró que “en su posición de líder, miembro fundador y cara visible del grupo, le daba un mayor predicamento en el conjunto y especialmente sobre sus fans. La capacidad de evitación del hecho era mayúscula”, en palabras del juez Eduardo Riggi.

En todo ese periplo de encierro, varias situaciones fueron deambulando por su vida, desde tomar la decisión de cambiarle el nombre de su banda, de Casi Justicia Social a Don Osvaldo, a recibir a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y a otras personalidades, como Víctor Hugo Morales, el actual DT de la selección argentina, Jorge Sampaoli, y varios músicos. Y para un cierre de paz ante tanto calvario, el papa Francisco le hizo llegar un rosario.

Entre todo lo ocurrido, también la vida le daba una señal de fuerza con el nacimiento de su hijo Homero, a quién pudo ir viendo entre visitas al penal de Ezeiza y en cada salida transitoria que le otorgaban.

Al pasar aquella primera etapa de encierro, Pato continúo navegando en el barco que más le gusta, la composición musical, y en sus primeros días de libertad salió Casi Justicia Social, el primero y hasta ahora único disco de Don Osvaldo.

El disco pudo presentarse en varias provincias, pero el disfrute no era eterno ni mucho menos, ya que las rejas del penal de Ezeiza seguían esperando su caída. La primavera vino con flores secas y el 21 de septiembre de 2015 se ratificó la pena, por lo que tuvo que entregarse nuevamente al infierno del encierro.

La espera de libertad deambuló por más de dos años. Al transcurrir ese tiempo infinito, frío y vestido de paredes húmedas, el cantante fue beneficiado luego de que hiciera una serie de cursos dentro de prisión, lo que hizo que el Tribunal de Ejecución Penal que está a cargo de su sentencia redujera la pena, por lo que quedó en libertad condicional.

“La única realeza, la realidad”, dice la canción “Acordate”, y es así que, a menos de veinticuatro horas de su salida de prisión, Don Osvaldo volvió a utilizar sus redes sociales para anunciar próximas fechas con la siguiente cita: “Debimos crecer en un mar de oscuras adversidades que traga realidades. Nadamos con valentía contra corrientes perversas que intentaron e intentan sin descanso adoctrinar razones. Seguiremos adelante con la convicción de liberar a la verdad de los tentáculos siniestros del poder”.

Los meses de junio (las primeras tres fechas ya están agotadas) y julio serán los que protejan el reencuentro de los fieles “callejeros” en la Plaza de la Música de Córdoba. Sí, con diez fechas al hilo y en plena contradicción a las palabras de José Palazzo (manager y organizador de todos los shows previstos de Don Osvaldo) que le brindó a la radio de Córdoba Cadena 3: “Esto es una vuelta a los escenarios despacio. Hay que pensar que Pato hace más de tres años que no toca. Él está entusiasmado con esta propuesta que le hicimos de volver a tocar de a poco y con mucha frecuencia”.

En esta nueva vuelta de la vida y a los escenarios en estado de abundancia, varias preguntas rodean la atmósfera del excantante de Callejeros. Las largas filas para sacar entradas, la devoción por querer estar allí, las fechas que no paran de agregarse y que seguramente seguirán por todo el país. ¿Será genuina la idea de ver a Don Osvaldo a todo o nada por amor a sus canciones?, ¿o será el deseo del formar parte de la resurrección?

Otro tema que llevaría hojas de tinta sería el “hombre espectáculo” José Palazzo y su deseo de formar parte de la torta de los líderes populares, con su máquina de tragar monedas sin importar (¿o importa?) su costo y de esa forma crear la nueva tendencia del fanatismo virtual y la dicotomía de la “Patomanía”, con un pasado lleno de dolor frente a un presente sin respiro.

¿Cuántas medallas de gloria tortuosa valen la pena de vivir en la incertidumbre de ser parte de una nueva tragedia melodramática y decorada de frialdad monetaria? ¿Será parte de la estrategia que todo quede a merced de la mano del adiestrador Don Palazzo, y que el sueño de volver a los escenarios sea sólo un diagnóstico de deudas silenciosas y colosales?

“Pugliese, Pugliese, Pugliese”. Así le piden que les traiga suerte. Que los proteja. El gran Don Osvaldo Pugliese se transformó en una especie de patrono para los músicos. Él es el antimufa, el que salva. Patricio Santos Fontanet no sólo tomó el nombre del gran músico argentino para su banda, por la pasión arrabalera y tanguera que tiene en sus gustos musicales, sino también para que lo proteja y lo acompañe en su camino.

“Suena Don Osvaldo, lo llevo tatuado atrás del corazón, me cuida la espalda del que quiera gobernarme la razón”. Destella la frase de una hermosa canción que luego arremete con la frase más genuina del disco: “Habrá sido nuestro premio por no salir corriendo o el castigo por no saber escapar”, desgarra la voz de Pato, que lleva el nombre que le deseamos en esta vuelta a los shows: ”Suerte”.


 

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