Por Gabriela Calotti
Dos siglos después de la Declaración de la Independencia, el 9 de julio de 1816 en Tucumán, el presidente Mauricio Macri prefirió invitar para los festejos centrales del Bicentenario que tendrán lugar en San Miguel de Tucumán al rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón, en lugar de sumar a los actos centrales a los ex presidentes de nuestro país y a líderes de países de la región, excepto Chile y Paraguay.
Al 24 de marzo pasado, al cumplirse cuarenta años del golpe cívico-militar con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de visita en Argentina, a la Plaza de Mayo vacía el 25 del mes pasado y a un acto por el Día de la Bandera en el monumento rosarino vallado y cerrado a los ciudadanos, se suma esta vergonzosa forma de celebrar una fiesta patria que marca ni más ni menos que la independencia del opresor, del poderoso que exterminó a los pueblos originarios con la complicidad de la dirigencia cipaya local.
“Sí, el rey viene”, confirmaron a Contexto fuentes cercanas a la organización en Tucumán, provincia que está al frente de los preparativos junto con varios ministerios nacionales.
La invitación al rey emérito de España, que el 19 de junio de 2014 abdicó en favor de su único hijo varón, Felipe, es el segundo gesto, en todo caso público, de genuflexión del Gobierno conservador argentino ante España, y muestra una vez más hacia dónde se orienta la política exterior del macrismo y con ella los intereses económicos de este Gobierno de empresarios.
«Quiero pedir disculpas por los últimos años. Sé de los abusos que han sufrido los capitales españoles y les agradezco la paciencia», afirmaba el 30 de mayo pasado el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, al hablar en Madrid en el Foro de la Nueva Economía, que reúne a más de doscientas empresas españolas con grandes intereses y apetitos en América Latina, como vimos en la década neoliberal de los noventa.
«Quiero pedir disculpas por los últimos años. Sé de los abusos que han sufrido los capitales españoles y les agradezco la paciencia», afirmaba el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay al hablar en Madrid en el Foro de la Nueva Economía.
«Vengo con la promesa firme de que no va a volver a ocurrir este escándalo de los últimos años en que nos alejamos de todo el mundo, incluyendo a los amigos», enfatizó Prat-Gay al hablar a decenas de empresarios reunidos esa mañana para desayunar en el lujoso Hotel Ritz de la capital española.
Ante directivos de las principales empresas españolas que tuvieron una presencia descomunal en la Argentina menemista, como la petrolera Repsol, la aérea estatal Iberia, el primer operador de telefonía Telefónica y el segundo banco español por capitalización BBVA, el ministro argentino no dudó en ir más allá y pedir un aplauso “porque la Argentina está de vuelta” en el mundo, otro eslogan del oficialismo.
Allí también estaban directivos de las constructoras ACS, FCC, de AENA, ABERTIS, Alstom España, Endesa, Bankia y Sacyr Vallehermoso, entre otras.
«Queremos que sean el número uno. Hay un paraíso de oportunidades», dijo el ministro al ofrecer las riquezas de nuestro país a España, que es el segundo inversor en Argentina detrás de Estados Unidos.
Ese día, a Prat-Gay lo presentó Soraya de Santamaría, ambiciosa dirigente del Partido Popular (PP) y número dos de Mariano Rajoy, para la cual la llegada de Macri al poder marca “un antes y un después”.
Claro que tampoco hay que ser ingenuos, pues el Gobierno de Macri no sólo estrecha vínculos con la derecha española. Prat-Gay se reunió por esos días con Felipe González y con patrones de la poderosa Confederación Española del Organizaciones Empresariales (CEOE), casi los mismos que forman el Foro Nueva Economía, resultado de una acumulación histórica de riqueza que inevitablemente nos orienta hacia Las venas abiertas de América Latina, del difunto escritor uruguayo Eduardo Galeano.
“Unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta”, afirma al referirse a la colonización a mediados del siglo XV.
Otros invitados y grandes ausentes en Tucumán
Según las fuentes de Tucumán, a los actos centrales del 9 de julio asistirán los presidentes de Chile, Michele Bachelet, de Paraguay, Horacio Cartes, y el presidente de Italia, Sergio Mattarella, únicos invitados extranjeros a los festejos.
“En general, a las celebraciones patrias se invita a los cuerpos diplomáticos, pero no recuerdo una invitación al rey de España” para festejos de esa índole, explicó a Contexto una fuente cercana a la Cancillería argentina.
Sí es de uso y costumbre que el soberano español, que cumple el papel de jefe de Estado, asista junto a otros mandatarios a los actos de investidura del Presidente. El rey emérito Juan Carlos asistió a la asunción de Macri el 10 de diciembre de 2015, al igual que varios dirigentes latinoamericanos.
La misma fuente recordó que cuando se celebró el Bicentenario del 25 de mayo (ndlr: en medio de los aires progresistas que soplaban en América Latina en 2010), la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con Néstor en vida, invitó a varios mandatarios latinoamericanos, entre estos Hugo Chávez, Rafael Correa, Luiz Inacio Lula da Silva, Evo Morales, José Pepe Mujica y Fernando Lugo. También estaba presente el chileno Sebastián Piñera. El único que declinó la invitación fue el entonces presidente colombiano derechista Álvaro Uribe.
Cuando se celebró el Bicentenario del 25 de mayo, Cristina Kirchner, con Néstor en vida, invitó a varios mandatarios latinoamericanos como Hugo Chávez, Rafael Correa, Luiz Inacio Lula da Silva, Evo Morales, José Pepe Mujica y Fernando Lugo.
Muchos de ellos ya no están en este mundo y otros ya no son presidentes. Pero muchos ex presidentes argentinos tampoco han sido invitados por la Presidencia de la Nación a “la casita de Tucumán”, ni Eduardo Duhalde, ni Fernando de la Rúa, ni Carlos Menem, ni Adolfo Rodríguez Saa, y mucho menos Cristina Fernández de Kirchner.
Felipe VI, el actual rey de España, estará por estos días sumido en las negociaciones para la conformación del nuevo Gobierno español tras las elecciones generales del domingo pasado. Y aunque no es el hijo mayor de los ex soberanos españoles, en esa monarquía europea rige la Ley Sálica, que regula la sucesión en beneficio de los hijos varones por sobre las mujeres.
El soberano español tiene dos hermanas, la mayor, la infanta Elena, y la infanta Cristina, quien desde hace meses tiene algunas complicaciones con la Justicia de su país en el llamado “Caso Noos”, fraude al Estado y malversación de varios millones de euros, en el que uno de los primeros involucrados es su marido, el ex duque consorte y ex jugador de baloncesto, Iñaki Urdangarín.
La España de hoy se parece en algunos aspectos a la España de ayer. A principios del siglo XIX, España estaba “seriamente debilitada y no podía ni abastecer correctamente ni defender a sus colonias”, dice Felipe Pigna, antes de reivindicar las luchas por la independencia lideradas entre 1810 y 1820 en estas tierras por Manuel Belgrano, José de San Martín y Martín Miguel de Güemes para expulsar a las tropas realistas.
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Desde Galeano a las redes sociales
“Es, América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder”, afirmaba Galeano en su célebre ensayo que no pierde vigencia, menos ahora cuando están volviendo calcadas las recetas de ajuste de los años noventa a las que siguieron los remates por dos pesos de las principales empresas nacionales.
Tras conocerse la inusual invitación de Macri al rey de España, las redes sociales estallaron, en algunos casos con el humor popular que aplaca la bronca y la indignación.
“Yo que Macri me tiraría el lance para ver si el rey de España quiere quedarse unos meses para celebrar el 12 de octubre”, fecha patria española, a la cual ya no denominan “Día de la Raza” sino “Día de la Hispanidad”, políticamente correcto pero históricamente aberrante, y que celebran con un desfile militar por el Paseo de la Castellana, quizá para recordar el poderío y las glorias de la metrópoli.
“Obama el 24 de marzo, el rey de España para la Independencia. OK. Si tenés huevos invitá a la Reina de Inglaterra para Malvinas”, lanzaba otro tuit publicado en El Destapeweb.com.
No demos ideas.
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