Tras haber conseguido llegar al Gobierno en Argentina por la vía electoral, y en Brasil por medio de un golpe de Estado parlamentario, la derecha busca impedir un triunfo de Alianza País en las elecciones de este domingo en Ecuador y, a la vez, profundiza su ataque contra el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Su principal arma: los medios hegemónicos de comunicación.
Los sectores neoliberales se sienten envalentonados por los últimos resultados. Al triunfo de Mauricio Macri en Argentina, en noviembre de 2015, le siguió la derrota del PSUV en las elecciones legislativas venezolanas, diciembre de ese mismo año, y la imposición del “NO” en el referendo, en febrero de 2016, por la reforma constitucional propuesta por Evo Morales en Bolivia. Todos estos elementos alentaron a los sectores más reaccionarios para, mediante un juicio político ilegítimo, dar un golpe de Estado parlamentario contra Dilma Rousseff e imponer en el Gobierno de Brasil a un personaje nefasto, Michel Temer.
Sin embargo, el fortalecimiento de la derecha en la región no fue suficiente para derrocar al legítimo Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y, todo hace parecer, tampoco será suficiente para derrotar al partido de Rafael Correa, Alianza País, y a su candidato Lenin Moreno. Dos batallas fundamentales para el futuro de América Latina.
Pero la derecha nunca baja los brazos. Dos hechos que pueden parecer particulares y aislados no sólo no lo son geográficamente, sino tampoco en su contendido. La campaña sucia de la CNN contra el Gobierno de Nicolás Maduro y el ataque mediático contra Rafael Correa y contra el candidato Lenin Moreno son parte de la estrategia que Washington ha dado en su avanzada recolonizadora.
Esta semana, el Gobierno bolivariano decidió quitar provisoriamente la señal de la CNN en español de todas las redes del país. La medida se tomó en respuesta a que la cadena norteamericana emitió un informe en el que se intentó vincular el Gobierno de Maduro con el terrorismo internacional. Dicho informe fue desmentido punto por punto por la canciller Delcy Rodríguez, pero eso poco le importó a CNN, porque poco le importa la verdad.
La lógica es la misma utilizada en Irak, cuando se inventó un informe que aseguraba que ese país poseía armas de destrucción masiva, luego se lo declaró un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos, se lo invadió, se masacró a su pueblo y se asesinó a su líder. Tiempo después se demostró que las armas de destrucción masiva de Irak nunca existieron, pero lo que quedó de su pueblo caminaba entre las ruinas.
Con base en el informe de la CNN en español, el senador republicano Marco Rubio aseguró que Venezuela era un peligro para la seguridad de Estados Unidos y que había que tomar medidas.
Como si esto fuera poco, paralelamente al informe de CNN en español, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, a través de la OFAC, incluyó al vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, en la lista de personas vinculadas al narcotráfico internacional.
CNN en español dice “terrorismo”, el Departamento del Tesoro dice “narcotráfico”, el ultraderechista Marco Rubio dice “peligro para la seguridad de Estados Unidos”. No hace falta mucho esfuerzo intelectual para saber a dónde apuntan y cuál es la intención detrás de todas estas acusaciones.
Al mismo tiempo, en Ecuador todas las energías de los medios hegemónicos locales y regionales se concentraron en tratar de que el candidato Lenin Moreno no triunfe en primera vuelta y forzar un ballotage con el empresario Guillermo Lasso, con la esperanza de repetir la experiencia de las elecciones argentinas de 2015.
En Ecuador no sólo se dieron cita los operadores locales, distintos alfiles de la derecha se acercaron para tratar de influir en las elecciones. Entre ellos estuvo el operador político argentino Jorge Lanata, quien en la década de ochenta fundó el diario Página/12 con fondos que le dio el grupo guerrillero de izquierda ERP, pero en el nuevo siglo prefirió ir a solicitar dinero a la Embajada norteamericana y trabajar para el Grupo Clarín.
Ecuador y Venezuela, dos batallas fundamentales para América Latina.